Yo te hubiera dado la vida si me lo hubieses pedido.
Tanto así.
Sí, tanto así. En ese momento, no lo hubiese dudado un minuto.
¿Y ahora?
Ahora es diferente.
Mmm…
Lo que pasa es que nuestras vidas tuvieron destinos diferentes, después de…
Sí entiendo…no es necesario que digas nada…lo que pasa es que no me lo hubiese imaginado. Me daba cuenta que me amabas, siempre me lo dijiste, pero nunca imaginé que fuera en ese grado.
¡Para que veas!, sabes cuando te vi en el pasillo, dudé en acercarme a ti, porque podías estar con él, de hecho te seguí por todo el supermercado… ¿cuando me iba a imaginar que te encontraría aquí, después de tanto tiempo? aunque debo confesarte que más de una vez lo desee. Te acuerdas que en más de una ocasión jugaba con eso, que yo aparecería de repente y nos daríamos un beso a escondidas detrás de un pilar, porque tu marido andaba contigo y los niños…
Sí, me acuerdo, tú siempre con esas cosas…ahora él ya no anda mucho conmigo, y los niños ya están más grandes. ¿Y tus hijos como están, grandes, supongo?
Bueno, imagínate si eran mayores que los tuyos.
Yo me acuerdo de tu hija, la del medio ¿Fernanda se llamaba?
Sí, la Fernanda está por recibirse de doctora, le queda éste año.
Imagínate, yo que la conocí de uniforme.
¿Y tu exmujer?
En Europa, anda con su último pololo. Al parecer esta vez, la cosa va en serio.
¿Y tú? ¿Encontraste esa mujer especial, que te entendiera?
La verdad, es que me cansé de buscarla…al parecer sólo vive en mi imaginación…
Bueno, pero ¿supongo que tendrás a alguien?
Mmm..., algo así, es una amiga, amiga con ventaja como le dicen ahora.
¿Otra como yo?
No, contigo fue diferente…
¿Qué era lo diferente?
Acuérdate que fuiste tú quien no quiso irse a vivir conmigo…
¡Valentín! Yo era una mujer casada, tenía que pensar en mis hijos…
¿Y valió la pena?
No lo sé, durante los primeros años, tú no salías de mi mente, sobretodo cuando debía cumplir mi rol de esposa, te juro que era la única forma de soportarlo sobre mí. Pero mi madre estaba contenta, conque tú hubieses salido de mi vida, me llevaba continuamente a misa y más de una vez insistió en que me confesara.
¿Y?
¿Y qué?
¿Te confesaste?
No, ni loca, se te ocurre que le iba a contar lo nuestro.
El curita, hubiese quedado loco, además si le hubieras dado detalles, como yo te besaba …
¡Ya cállate! No empieces con esas cosas… ¡tú no cambias!
Es que tú me pones así.
Loco, ya cambiemos de tema mejor, que me estoy poniendo colorada…
¿Te trae recuerdos?
Mmm...
Sabes, yo no me arrepiento de nada de lo que vivimos, y lo guardo cómo un tesoro.
Si, fue lindo, pero imposible. ¿Quizás en otra vida?
Eso me dijiste, cuando nos separamos.
¿Qué te dije?
Que quizás debíamos esperar para estar juntos otra vida.
¿Yo te dije eso?
Sí, lo recuerdo perfectamente.
Mira, te salí media filosófica después de todo – rió a carcajadas.
Él también soltó una carcajada.
 
Finalmente, ese hombre y esa mujer después de haber llorado por un pasado inconcluso, podían compartir un café y reírse de cosas del ayer, entendiendo que sus destinos iban por caminos diferentes. Él pago la cuenta, le ayudó con el abrigo y la vio subirse en su auto. Se subió la solapa de su abrigo en esa tarde fría de otoño, y se perdió entre la gente que circulaba por la calle, cada uno con su historia, al tiempo que el perfume de ella aún lo remecía y le traía a la memoria una época bella, que no podía retener, como tampoco pudo retener a su gran amor.  
     
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