En ocasiones no puedo describir cuanto te extraño, y es por eso que mi cabeza empieza a crear un mundo donde estamos tu y yo, pero es triste cuando abro los ojos y tu no estas a mi lado. Pero es más triste saber que tu  ya no volverás, que no podre abrazarte, entrelazar tus manos con las mías, tocar ese cabello negro que tanto me gustaba; poder sentir tus labios con los míos. Escuchar tu voz por la mañana, como sin ángel me diera la bienvenida al paraíso; sentir lo que me hacías sentir cada vez que yo estaba a tu lado. Mi corazón derramaba una excesiva felicidad, inspiración, y lo más importante... amor.
Pero cuando cae la noche, el sonido del silencio invade mi espacio. Cierro los ojos y te puedo ver, ahí estas esperándome sentado sobre aquel sillón que compartió momentos de amor con nosotros. Mis ojos se conectan con los tuyos; me dicen que me quieres, que estas alegre de que este a tu lado de nuevo. Tu boca emana una melodía para mis oídos. Camino lentamente con mi mirada fijada sobre la tuya. Me siento feliz.
Te intento abrazar, pero mis ojos se abren y regreso a la sombría noche que, ahora, es compañía.
¿Intentar olvidarte? Tal vez.. PERO AHORA NO.