(Trilogía: 3ª parte)
 
Pero mamá ¿cómo es eso que ya no quiere viajar? Sí hijo, lo pensé mejor y prefiero quedarme acá no más. Pero viejita, yo vine especialmente a buscarla y ya tengo los pasajes comprados…además no me echaba en cara que me fui tan lejos, que está tan sola en esta casa, después que papá partió…sí, mi hijito, pero eso era antes de que apareciera él, ¿Quién es él?, no me va a salir ahora que se enamoró a sus años, además que el papá lleva apenas un año muerto, ¡déjelo que se enfríe mamá! …mis hermanas me decían que usted estaba teniendo unas ideas raras últimamente, pero nunca me imaginé que a esta altura me iba a salir con esas cosas… no es lo que imaginas ¿te acuerdas de tu gato azul?...¡Claro que me acuerdo!, (no me lo haga recordar, miré que ya gasté una gran suma en Estocolmo por su causa) pero eso que tiene que ver…pues que tu gato azul volvió ¿qué? mamá, ese gato era ficticio, no existió nunca, lo inventé como un amigo imaginario…bueno sí, pero es que él volvió a la casa, yo le escucho cuando me viene a hacer compañía, incluso cuando se echa a los pies de mi cama, ¡ah no! mamá usted realmente esta desvariando, ¿está conciente de lo que me dice viejita? Ya ríete de mi, trátame como una vieja estúpida y loca quizás, pero yo me siento acompañada por él –reclamó con tono fuerte. ¡Le juro que usted me supera con sus cosas mamá! No, definitivamente no soporto más, voy a salir. La madre le quedó mirando, y exclamó en voz alta – ya se le pasará, tú lo conoces tanto como yo, acompáñame a la cama, estoy algo cansada- dijo refiriéndose a su gato azul imaginario.