Donde nadie sabe por qué está
y las lágrimas resbalan por la pared,
donde el cristal entra en las venas,
dicen que allí te puedo encontrar.
En tu laberinto sin fin de respuestas
al silencio,
en el lugar entrampado
donde reinan los agujeros negros,
dicen que quizás me esperes,
que aún no me olvidaste
y tienes muchos besos para darme.
Pero el tuyo es un rincón
donde yo no quiero estar,
tu ahogo demencial no voy a compartir.
Quienes dicen que un amor trufado de pasión
no desaparece jamás,
que me vengan a ver
y yo les contaré.