Cielito de mil estrellas,
nochecita de luna llena;
muéstrame el senderito
por donde se  fue mi madre buena,
aquella tarde tan fría de primavera.
 
Dicen que un  bello angelito
le vino a buscar a ella.
La vistió de pura seda,
le cosió una diadema
en su negra cabellera.
 
 ¡Con flores de la pradera!
 
...y le tejió dos alitas
 de algodones y fina tela.
Yo me quedé tan solito;
lloré de mucha tristeza.
Enséname ese caminitos
 tan forradito de estrellas,
que quiero esta noche fría
volver a encontrarme con ella.
 
Hoy, que no puedo dormir,
escucho su canción bella;
la que viene a canturrearme
en estas noches tan negras.
Para que me pueda dormir.
 
¡Yo quiero esta noche triste 
 soñar con mi madrecita buena!
 
Seé que está muy ocupadita
con otras madrecitas bellas
cantándole  a las huerfanitas
para que ellas se duerman
y a todos esos niñitos
que lloran en la miseria.
 
Cielito de mil estrellas, 
nochecita de luna llena,
muéstrame ese senderito
para dale un besito
a mi madre que esta  muerta.
 
Yo quiero unirme  a ese coro
de tantas personas buenas.
Quiero cantarles a los niños 
estas sencillas letras...
¡Qué no haya noches frías
y  se acabe la tristeza!