Cierta ocasión, entre tanta gente, escondida estaba yo.
Pequeña niña fuerte, jugando sola y hablando con el corazón. Me contaba historias maravillosas sobre besos de amor, finales felices y eterna pasión, pero yo no entendía… yo sentía nada.
Perfecta armonía entre la nada y mi corazón.
Estaba en paz… no deseaba, no anhelaba, no sentía, no lloraba. Y mi corazón sólo escuchaba y cantaba historias de amor. 
Cierta ocasión, entre tanta gente, escondida estaba yo.
Chica fuerte, caminando sola y callando al corazón.
Pues sin previo aviso o una maldita predicción, me encontraste en el camino y cautivaste al corazón.
Le mostraste historias maravillosas sobre besos de amor, finales felices y eterna pasión.
Y al fin entendía… ya no sentía nada.
Perfecta armonía entre tú y mi corazón.
Estaba en paz… deseaba, anhelaba, sentía, lloraba. Y mi corazón vivía historias de amor.
 
Cierta ocasión, entre tanta gente, escondida estaba yo.
Mujer fuerte, sentada sola y consolando al corazón.
Pues te fuiste sin previo aviso o una maldita predicción, a un lugar donde no puedo encontrarte mientras respire y palpite el corazón.
Ya no quiero entender… quiero sentir nada.
Mas aún mi corazón solloza aunque le cuente historias maravillosas sobre besos de amor, finales felices y eterna pasión… supongo que ya no le agradan.
Perfecta agonía entre la nada, mi corazón y tú.
De nuevo no deseo, no anhelo, no lloro… pero mi corazón se acongoja y camina en desespero.