Calles mojadas, grises balcones, estatuas melancólicas contrastando en viejos cementerios, lo vacío de la soledad.
Sentada en árboles, en pleno silencio se inunda, su pelo tapa su rostro y nadie puede ver que llora.
Por dentro se pregunta cuánto más pasará escuchando es susurro que trae el viento, aquel que le dice que ya no hay nada para ella y que siempre sola va a estar, sentada en aquel árbol con su pálida cara tapada por su pelo, llorando.
Los años le pesan, no encuentra respuesta a tantos interrogantes. ¿Por qué está sola? ¿Por qué llora?, si es hermosa y una luz brilla en ella, tiene tantos océanos de belleza su alma que cega a todos y no pueden ver lo que realmente es.
Entonces corre, corre hacia esos lugares para que la propia oscuridad la haga suya, para siempre, donde sólo su luz podrá salvar a aquellos desolados y olvidados en algún lugar, en algún rincón, donde sólo importe el brillo que ilumine aquel viejo camino, donde solo ilumine el cementerio.