Momentos de gloria-1 (Sólo para futboleros y futboleras) Diario
Publicado en Nov 26, 2010
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Una vez que ya había demostrado en España todo lo que de Arte tenía en mi interior aplicado al fútbol (no cito a otros deportes para no hacer muy extensiva las historias), me llegó la oportunidad de expresarlo en América. En el avión iba pensando. Sabía que no todo iba a ser positivo, pero las cosas negativas ni las cito porque las tengo archivada en la memoria de los olvidos. Así que sólo comentaré los momentos de gloria futbolística vivida en Ecuador y, más exactamente, en Quito.
Lo primero que demostré (y ya digo que no cito a otros deportes) fue que lo del "mal de altura" para mí, y respeto lo que digan otros conocidos del tema, es sólo un mito falso cuando eres un atleta completo. Jugué muchos partidos en Quito y jamás tuve ningún desmayo o contratiempo físico por culpa del llamado "mal de altura" (por cierto que a mi amigo español Emilio Torres también le pasó lo mismo y también demostró que "el mal de altura" es sólo un mito no verdadero si estás suficientmente preparado físicamente).
Yo razono que si el "mal de altura" que tanto ponen como pretexto los profesionales argentinos y brasileños cuando pierden en Bolivia y Ecuador, en vez de reconocer que no fueron capaces de ganar, fuese cierto... ¿por qué Bolivia que juega sus partidos en la mayor altura de América sólo se ha clasificado, y de milagro, para un sólo Mundial y por qué Ecuador tuvo que esperar casi un siglo para jugar dos Mundiales?. Digan los que digan ciertos especialistas en salud para el deporte, el "mal de altura" no existe y se puede jugar perfectamente en los campos de fútbol de mayor altura sobre el nivel del mar que existen en el mundo. Yo jamás eché culpa al "mal de altura" ni cuando perdí, ni cuando empaté ni cuando gané jugando al fútbol en Quito. Y la razón es que el primer encuentro que jugué, que recuerdo que fue en un potrero cercano a la UNiversidad Central, es que ganamos e incluso metí mi primer gol en América. Acababa de llegar por primera vez a este Continente y acababa de jugar un partido completo que no afectó para nada a mi manera de jugar. Un gol en el partido del debut es más que suficiente para demostrarlo pero, sobre todo, que en aquel partido jugué de la misma manera que lo había hecho en los días gloriosos en España.
En todo momento estuve realizando mi juego de "pequeño Distéfano" sin afectarme para nada ese mal llamado "mal de altura". Lo que les sucede a los profesionales argentinos y brasileños es que les cuesta aceptar que equipos como Bolivia y Ecuador les venzan de vez en cuando con todas las de la Ley. Pero dejemos a los profesionales con sus traumas y sus prejuicios y hablemos de los aficionados. No he visto jamás a un español de fútbol amateur quejarse del "mal de altura" y tampoco a los pocos jugadores profesionales españoles que han venido a América a jugar como lo fueron, por ejmplo, Pepillo, Llorente, Butragueño y Míchel después de haber jugado en el Real Madrid. Aquella primera tarde del potrero junto a la Unversidad Central del Ecuador, en Quito, fue la demostración de que si estás preparado físicamente no existen los problemas con la altura. Jugamos rápido, trasladando la pelota al estilo europeo, corriendo cuando había que correr, marcando el tiempo futbolístico cuando había que marcarlo, gastando el esfuerzo físico necesario para conseguir la victoria final. Y, para terminar de demostrar que podía hastar meter goles y metí bastantes en esta experiencia americana si tenemos en cuenta que la mayoría de los partidos me olbigaban a jugar de defensa... y hasta de portero... (puro egoísmo de algunos que prefiero no nombrar).
Mis mejores momentos fueron cuando yo reventaba tantas envidias y tantos egoísmos y me imponía la voluntad de jugar en el puesto de un  nùmero 8 corriendo por todo el campo.¡Y vaya si lo demostré a más de uno que sólo eran individualistas sin sentido de lo que es jugar al fútbol como deporte colectivo!. Hay cosas que callo porque dan vergüenza citarlas. Por lo menos las dejo para otros capítulos posteriores. Pero tanto Emilio Torres como yo, dimos ejemplo de valor individual aplicado al juego colectivo. De esos momentos de gloria pienso esguir escribiendo durante algunos capitulos. Y eso que resumo al máximo las historias. Pero quiero hacer constar que le "mal de altura" no existe cuando se es un atleta completo. Lo que digan quienes se quejan de ello no me interesa porque es falso.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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