He aquí un punto de llegada
adonde vine vestido de palabras.
Traía acentos en valijas
y algunas que otras rimas silenciosas.
Traía el brillo de unos astros
y algunos pedacitos de asteróides.
Traía mi molécula y mi átomo
y el dulzor del pomelo en mis pómulos.
Y entre mis dedos sin destrezas
tracé una cordillera de caminos
para llegar en la luz de unos versos
a dejar como ofrenda una corta carrera.
Y entre las cosas impuras y divinas
he cantado a aciertos y desaciertos.
Ahora llego a estos puertos de alba
y son mucho más fuertes los bríos que me empujan.
Y desde este punto de llegada
comienzo a transitar hacia otros arrecifes...
Y no creo que haya nada que lo impida
sino la muerte de ardores sudorosos.
Por demás sigo mis vías solitarias
y según mis fuerzas trabajo contra el tiempo