Tiene sólo seis meses de edad  y la mirada limpia y alegre. Es de pelo sedoso blanco, excepto dos manchas de color marrón claro (una en el lomo y otra al inicio de la cola); además son también marrones claras sus dos orejas. Es alegre, juguetona, con esa sencillez de las perritas queridas. Amorosa; siempre me busca y busca al peludo "Chopi" para jugar con él, y a la "Pelusa" que es de la misma raza que "Chopi". "Tiana" busca cualquier momento para jugar con mis zapatillas de tenis, siempre intentando desatarme los cordones. Yo no puedo regañarla más allá de un simple no, eso no se hace "Tiana"; porque sé que sólo tiene 6 meses de edad y está en la etapa en que todos los perros alegres juegan como principio general de sus existencias. La comparo con los perros vagabundos que se cruzan por mis caminos y pienso que tiene una enorme suerte "Tiana"... porque no tiene que buscar entre los deshechos y las basuras su sustento. Ella me hace meditar en las injusticias de los seres humanos sin sentimientos que abandonan a sus fieles compañeros, los perros, en mitad de la soledad. "Tiana" me mira y, ajena al mundo de los seres humanos que se llaman civilizados, sólo tiene deseos de jugar. Quizás en el mundo de las libertades "Tiana" sea un ejemplo de contraste. Sí. Ella con su pelo blanco y sedoso, al igual que "Chopi" y "Pelusa" siempre están dentro de la casa grande familiar... mientras hay perros vagabundos que no tienen, para vivir, más que un pequeño rincón en cualquier parte de la calle. Acariciar a "Tiana" es sentir la ternura; así como sentir ternura es contemplar las miradas tristes y melancólicas de los perros que vagabundean. "Tiana" me hace pensar si este mundo es justo e injusto. Por eso prefiero dejarla que me muerda las zapatillas de tenis y los bajos del pantalón. Lo otro, lo de los perros vagabundos, es un grito de soledad. Si todos los humanos tuviesen el alma limpia, todos los perros vagabundos tendrían la mirada alegre de "Tiana" que alrededor de su pequeño hocico negro tiene unas manchitas de color marrón claro como si las estrellas del cielo hubiesen reflejado en ella el amor familiar, el cariño de un hogar cálido y caliente y la libertad de poder vivir con alegría. Si todos los perros del mundo fuesen "Tiana" la justicia habría llegado al mundo.