Doa Ins y "La Paca" - Captulo 10 (Novela).
Publicado en Nov 10, 2010
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Don Ramón salió rápidamente del Polideportivo Municipal de Mijas-Pueblo, completamente enfadado por el desplante de "La Paca" y, sobre todo, por la ausencia de Doña Inés. Tenía a ésta siempre en su pensamiento así que estaba encolerizado y dispuesto a echar un sermón a la primera mujer que se le cruzó en su mente. Esa mujer era Eva: una preciosa joven que le había retado y él no estaba dispuesto a que nadie más le retase aquella tarde-noche. Una vez llegado a la Plaza de San Rafael, donde ya se encontraba Pepe Luis escribiendo en su cuaderno se acercó a él.
- Joven, ¿podría decirme cómo hago para llegar a la Avenida de Miguel Hernández?.
Pepe Luis levantó la vista y le vio excesivamente rojo de ira. 
- Lo primero que tiene usted que hacer es calmarse... porque de lo contrario, por ofuscarse demasiado, estará dando vueltas y más vueltas sin poder encontrarla y eso que, si se lo toma con calma, es muy fácil de localizar. 
Don Ramón entendió el mensaje de Pepe Luis y, por fin, serenó momentáneamente su estado de ánimo.
- Mire, esta calle que tiene usted en frente es la del Río Adra, tendrá que pasar la Calle Alaminos y la Calle Padrón, llegará usted entonces a la Calle del Río Guadalteba, la Calle del Río Andarax y la Calle del Río Guadarranque... todas ellas desembocan en la Avenida de Miguel Hernández... así que depende de a qué número de la calle desee ir usted.
- NO tengo ni idea. Busco a una jovencita llamada Eva.
- Yo no conozco a ninguna Eva aquí en Mijas... pero supongo que habrá varias... así que no le puedo ayudar. Búsquela usted cuando llegue a la Avenida de Miguel Hernández preguntando en el Locutorio Butterfly. Debe ser que no es porpietaria de su casa sino una arrendataria nada más. Pero seguro en ese locutorio sabrán quién es. Posiblemetne sea una extranjera inmigrante.
El cura Don Ramón volvió a ponerse nervioso.
- Muchas gracias... joven... ¿le gusta a usted escribir?.
- Sí. Pero son temas privados que a usted no le tienen por qué interesar. Siga su camino y no se pierda, señor cura, no sea que luego me eche la culpa a mí. 
Don Ramón estuvo a punto de soltar otra vez su mal genio pero la mirada de aquel joven le impidió hacer movimiento alguno y menos pronunciar frase alguna contra él; porque era tan fuerte físicamente que le podría atizar algún tortazo si se le ocurría volver a molestarle; así que se marchó sin decir ni tan siquiera adiós ni darle las gracias. Pero Pepe Luis estaba absorto en su escritura y no hizo ningún caso a aquel acto de mala educación.
Por fin el cura encontró el Locutorio Butterfly. La cajera era una uruguaya de muy buen aspecto fisico llamada Celeste. 
- Buenas tardes... ¿conoce usted dónde vive Eva?.
Celeste no vio buenas intenciones en el cura. 
- ¿Para qué quiere usted visitar a Eva?.
- Por su acento noto que es usted extranjera. 
-Sí. Soy uruguaya y me llamo Celeste. ¿Por qué?.
- Nada. Porque veo que el nombre le viene de maravilla ya que parece usted un pedazo de cielo. 
- Señor cura; estoy acostumbrada a los piropos pero provenientes de un cura no los admito. 
- ¿Es que tiene usted miedo a los curas?.
- No es eso. Es que no tengo intenciones de verme agobiada por culpa de la Iglesia. Yo no soy católica sino solamente cristiana... y me encuentro muy a gusto siendo así... y ahora ¿para qué quiere usted conocer a la venezolana?.
- ¿Es que Eva es venezolana?.
- Pues si es la misma que yo conozco sí. Y sepa que se vino a Mijas porque no aguanta el despotismo de Hugo Chávez. Ella no quiere saber nada ni de políticos, ni de militares, ni de banqueros ni de sacerdotes. Ella sólo quiere estar al lado de su enamorado nada más. Porque le ama de verdad y desea que se recupere de su enfermedad.
- ¿Y qué le sucede a su enamorado?.
- Mire, no deseo hablar más con usted, pero como le veo tan ansioso por hablar con ella... sólo tiene que cruzar la calle porque vive exactamente en el la casa de enfrente.
Volvió a molestarse Don Ramón y volvió a marcharse sin despedirse ni dar las gracias.
- Así está el mundo...
Pero Don Ramón ya no escuchaba lo que dijo Celeste y cruzó por la calle tan alocadamente que un camión que pasaba por la carretera a punto estuvo de llevárselo por delante. La casa consistía de cinco pisos y en el telefonillo del portal no existía ningún nombre de Eva; así que, todo corrido de vergüenza, timbró al primer telefonillo que encontró y que era el 4-D.
- ¿Quién es?.
- Oiga, caballero, ¿vive hay Eva?.
- ¡Está usted de cachondeo conmigo o me quiere tomar el pelo!.
- Ni una cosa ni otra. Busco a Eva. Soy un sacerdote católico.
- !Váyase al quinto pino y déjeme en paz que no tengo ganas de ser monaguillo!. ¡Llame usted a otro piso a ver si tiene más suerte!.
Al segundo timbre que llamó, el del 5-A tuvo más suerte porque le atendió una mujer ya ancianita.
- ¿Quién es?.
- Señora, soy un sacerdote católico y busco a una tal Eva. ¿Conoce usted dónde vive?.
- Pues sí. es en la puerta de al lado. Llame al 5-B.
- Muchas gracias.
- No tiene por qué darme las gracias porque no las necesito para nada. Al fin y al cabo he visto ya tantas cosas en este mundo que nada me asombra ya. Allá usted con sus líos y tejemanejes. 
- Oiga que yo...
- Levante más la voz que soy más sorda que Ludwig van Beethoven.
- ¡¡¡Que muchas gracias!!!.
- ¡¡¡Que no me grite tanto que no es para tanto!!!.
- ¡¡¡Pero no es usted sorda!!!.
- ¡¡¡Sorda y ciega para ciertos asuntos sí que lo soy y no me moleste más!!!. ¡¡¡O no conoce usted usted el dicho de "no meter la cabeza en agua ardiendo para no salir chamuscado"!!!.
- ¡¡¡Nunca lo he oido en mi vida!!!.
- ¡¡¡Porque me lo acabo de inventar yo, Petronila Pérez, pero espero que usted lo haya entendido!!!.
- ¡¡¡Que se callen ustedes ya que se les oye en toda Mijas, por favor, un poco de decencia y de civismo social!!!.
- Ya está Gerónimo, el del 4-D enfadado... así que se acabó la charla. Que tenga usted suerte señor cura.
- !Jesús, José y María, vaya sensibilidad más sensible... ¿ni que fiuera usted San Jerónimo!.
- !Oiga, sacerdote o lo que sea, que yo no soy Jerónimo sino Gerónimo, y no me las doy de santo para nada... así que como me haga usted bajar a la calle le convierto la sotana en un trapo de los trapenses!.
- ¡Ignorante, los trapenses no vestían con trapos!.
- ¡Pero usted va a vestir de lagarterana como me haga bajar a la calle!.
Don Ramón, antes de que aquel animal bajase y le sobase los morros se decidió por fin timbrar al 5-A. Le contestó una linda, suave y bonita voz latinoamericana.
- ¿Quién es y qué desea?.
- ¿Es usted la venezolana Eva?.
- Afirmativo. Soy Eva y soy venezolana.
- ¿Se acuerda de mí?.
- Absolutamente para nada. 
- ¡Pero si soy el cura Don Ramón que habló con usted en la peluquería del Ramiro!.
- Hable usted un poco más bajito y con mayor propiedad, señor cura, pues no se dice del Ramiro sino de Ramiro pues de un ser humano se trata. 
Don Ramón tuvo que hacer otro enorme esfuerzo para controlarse.
- Estoy de acuerdo. No le volveré a llamar así... pero ¿tendría la amabilidad de abrirme para hablar un momento con usted a solas?.
- Ya le señalé que tendría que ser con mi enamorado Adán presente durante toda la conversación.
- Vaya tarde-noche que llevo. Está bien. Acepto. Lo que tengo que decirle también le incumbe a él. 
- Por supuesto que sí. Todo lo que me incumbe a mí le incumbe a él y todo lo que le incumbe a él me incumbe a mí.
- De acuerdo... de acuerdo... no perdamos más tiempo en palabrería inútil.
- Le tengo que corregir de nuevo, puesto que Adán está pasando un mal momento pero no es, preciametne ningún inútil ya que trabaja y es un trabajador honrado y valioso para su empresa. Los inútiles son otros que viven a costa de los demás... y no se me ofenda por ello ni se me pique que quien se pica es que ajos ajenos ha comido.
- Bueno... ¿me puedes abrir ya la puerta, por favor?.
- Así, sí. Por favor como Dios manda, sí. 
- Por cierto... ¿tienen ascensor?.
- No. Lo siento; pero tendrá usted que subir los cinco pisos por las escaleras.
- !Vaya, por Dios!. !Con lo que sudo yo en cuanto doy dos pasos!.
- Bueno... ¿le interesa o no le interesa subir?... porque lo que es por Adán y por mí nos da lo mismo que suba o que baje usted. 
- ¡No!. De acuerdo. Haré un esfuerzo y subiré.
Eva abrió la puerta de la calle. Un olor a aire caliente penetró en la pituitaria de Don Ramón que, poco a poco, parándose en cada piso para retomar fuerzas, llegó por fin a la puerta 5-A. Ésta estaba ya abierta.
- ¿Se puede pasar?.
- Adelante. Estamos ya en el comedor. 
La casa era más muy pequeña. Un pequeño y estrecho pasillo, una salita pequeña que servía también de comedor y en donde estaban sentados los dos en un desvencijado sofá pero enlazadas sus manos, una cocina elemental y sencilla, una habitación bien amueblada y un servicio higiénico más la terraza a la cual se la podía visualizar a través de la ventana.
- Buenas tardes, soy el padre Don Ramón, cura y sacerdote de la Parroquia de Santa Teresa de Jesús... ¿puedo sentarme entre ustedes dos?.
- De eso nada, señor párroco, entre mi Eva y yo nadie se sienta... ¿entendido?.
- Perdónele padre, pero hoy está de un humor de perros porque no ha podido dormir bien, pero no es tan fiero como usted cree al menos que se le moleste, sobre todo cuando alguien se quiere acercar a mí más de la cuenta.
- Pero yo...
- Mire, mi Adán sufre de hipocondría. Se cree que está enfermo pero no lo está. Lo que le sucede es que se preocupa por ser el mejor empleado del Banco donde trabaja y en verdad que lo es. Pero tiene miedo a perderme. Ahora bien, poniendo a usted como testigo de Dios, yo le doy mi palabra de que nunca le voy a abandonar, de que siempre estaré a su lado hasta que se cure definitivamente de la hipocondría y de que nunca jamás le dejaré de amar. Siempre comparto mis relaciones amorosas con él. 
Don Ramón quedó aturdido. La mirada tan bella en un rostro tan lindo como el de Eva le tenía paralizado. En Adán apenas se fijó pero éste no le perdía de vista.
- Cuidado que es muy celoso...
Don Ramón entonces pensó que era mejor echarle agallas al asunto e ir directo al tema pasara lo que pasara. 
- Eva... ¡estás en pecado mortal y tienes que confesarte urgentemente conmigo!.
- Espere un momento, Don Ramón, ¿usted cree que estoy en pecado mortal porque comparto la mitad de mis manzanas con mi Adán?. Mire. Comeremos cuantas manzanas nos apetezcan los dos juntos... ¿ha entendido?.
- Sí. ¿Pero qué me dice de los cuerpos?.
Eva se levantó del crujiente sofá y mostró toda la esbeltez de su precioso cuerpo.
- ¿Qué le parece el mío?. Y si Adán se levantara vería usted lo completo que también está. 
- Por eso mismo estáis en pecado mortal. 
- ¿De verdad lo cree así, Don Ramón?. Voy a decirle algo sobre el matrimonio. ¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio?. La divina institución del matrimonio está registrada en Génesis. “Dijo entonces Adán. Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varóna, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:23-24). Dios creó al hombre y después hizo a la mujer del “hueso de sus huesos”. El proceso tal como se describe, nos dice que Dios tomó una de las “costillas” de Adán (Génesis 2:21-22). La palabra hebrea significa literalmente “el costado de una persona”. Por lo tanto, Eva fue tomada del “lado” de Adán, y es a su lado donde ella pertenece. “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” (Génesis 2:20). Las palabras “ayuda e idónea” son la misma palabra en hebreo. La palabra es “ezer” y viene de la raíz primitiva de la palabra que significa rodear, proteger, ayudar, auxiliar, socorrer. Por lo tanto, significa ayudar, asistir o auxiliar. Eva fue creada para estar al lado de Adán como su “otra mitad”, para ser su auxilio y ayuda. Un hombre y una mujer cuando se casan, se convierten en “una sola carne”. El Nuevo Testamento añade una advertencia a esta “unidad”. “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Hay muchas epístolas escritas por el apóstol Pablo, que hablan de los aspectos que determinan el punto de vista bíblico sobre el matrimonio y cómo los creyentes nacidos de nuevo deben conducirse dentro de sus relaciones matrimoniales. Encontramos uno de estos pasajes en 1 Corintios capítulo 7 y otro en Efesios 5:22-33. El estudiar juntos estos dos pasajes, provee al creyente de principios bíblicos que pueden ser usados para formar un marco de referencia para una relación matrimonial que sea agradable a Dios. El pasaje que se encuentra en Efesios es especialmente profundo en su área referente a un exitoso matrimonio bíblico. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador.” (Efesios 5:22-23) “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5:25). “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29). “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31) Cuando estos principios son elegidos por el esposo y la esposa en armonía con su relación como creyentes nacidos de nuevo, esto trae como consecuencia un matrimonio bíblico. Esta no es una rel.ación desequilibrada, sino una que está balanceada con el concepto de Cristo como la cabeza del hombre y la mujer juntamente. Por lo tanto, el concepto bíblico del matrimonio es la unidad entre dos individuos que es una ilustración de la relación de unidad que existe entre Cristo con Su iglesia. Lo siento... de verdad lo siento por aquellos hombres que, ya alcanzada la avanzada edad de los 50 años, no han encontrado todavía a una mujer que los convierta en unos completos animales porque, de verdad, ser un animal incompleto debe ser, en realidad, una tristeza agobiante y, sobre todo, una agobiante soledad.
- ¿Pero no os dais cuenta de que estáis cometiendo fornicación?.
Adán ya no pudo soportar más aquello y se levantó, furioso, del sofá que volvió a crujir ahora mucho más fuerte que cuando se levantó Eva.
- ¡Mire señor cura, sacerdote, padre, clérigo, párroco, pastor, anciano o como diantres quiera usted autodeterminarse... está usted prejuzgando porque demuestra tener prejuicios sin saber la verdad de las cosas. ¡Como siga usted molestando a mi Eva, le lanzo desde este quinto piso a la calle y lo convierto en El Murciélago Volador para que viva usted la emocionante aventura de ir esquivando obstáculos para, partiendo de este nivel del quinto piso, ir a parar a los fondos de la mismísima alcantarilla de la calle para conocer bien lo que son las ratas y comparta con ellas los deshechos y las porquerías subterráneas.
- ¡Perdónele, Don Ramón, pero ya le dije que hoy está de mal genio aunque siempre es bonachón y simpático pero es que me ha ofendido usted y eso no se lo permite a nadie, absolutamente a nadie... como que le cuento que ni se lo permitió a su mismísima madre cuando ésta le puso en el aprieto de elegirme a mí o elegirle a ella. Bien demostró lo hombre que es cuando le cantó las cuarenta, muy bien cantadas por cierto, a su propia madre. Pero ¿no se da usted cuenta, señor murciélago volador porque de verdad que vestido así lo parece, de que los dos somos vírgenes todavía?.
- ¡Pues yo veo sólo una cama a través de la puerta abierta de la habitación. 
- No todo lo que existe se puede ver a primera vista. ¿Se da cuenta usted de que tiene prejuicios y la mente bastante dañada?. Antes de hacer ciertas afirmaciones es necesario contar hasta diez para saber lo que se dice... ¿no se da cuenta de que, a parte de que es usted un indecente cotilla, debajo de la cama hay un colchón donde todas las noches duerme él mientras es tan caballeroso que me cede a mí la cama?. Mire... ested está tan acostumbrado a confesar a beatas y beatos que tanto le adoran como si fuese usted mismo el sabio Salomón en persona, que tiene ya el alma negra, y que me perdonen los subsaharianos pues no tengo nada contra ellos. Ve usted fantasmas donde no los hay. Por eso Adán y yo no tenemos nada que confesar a nadie. Es por nuestra propia voluntad y en el ejercicio de nuestra libertad por lo que hemos decidido ser vírgenes hasta que nos casemos. Y ahora, si no le importa, márchese de mi casa y déjenos comer a medias cuántos kilos de manzanas nos apetezcan. ¿Por cierto, no desea usted llevarse unas cuántas para compartirlas con alguna de sus admriradoras?. ¡Que no hemos nacido ayer, Don Ramón, que ni Adán ni yo hemos nacido ayer para no saber ciertas cuestiones!. Lo que no es normal es que un cura que, debe ser célibe según lo mandan los que dirigen el Vaticano, sepa tanto de sexualidad humana y usted ya sabe por qué lo digo!. Si ustedes tienen echo el voto de castidad o no lo están cumpliendo haciéndose el hipócrita o los sepulcros blanqueados como les llamó Jesucristo o si lo están cumpliendo y, en ese sentido entiendo que hay curas honestos, no tienen por qué dar clases de sexología avbsolutamente a nadie que para esos están los sexólogos y las sexólogas. ¿Sabe usted que el intrusismo laboral está castigado por las leyes?. Bien. Sea usted de los que cumplen o no cumplen el voto de castidad, haga el favor de dejarme a mí en paz. Confiese por ejemplo a "La Paca", a "La Chicha" o "Mayka" si tanto desea usted confesar a mujeres perdidas... ¿o busca algo más de mí?... porque si es lo que me estoy imaginando pues no... sólo le puedo regalar un cesto de manzanas para lo que ya le he dicho que, aunque soy venezolana de Barquisimeto mi Adán es español de Badajoz y como ambas ciudades comienzan con B de Bondad somos completamente compatibles aunque él es Capricornio y yo Cáncer. ¿No quería usted hablar conmigo?. Pues ya hemos hablado lo suficiente así que lárguese de mi casa y cierre la puerta con cuidado que hay vecinos a los que les molestan mucho los ruidos como ya ha podido usted comprobar. ¿Quiere que sigamos comprobando quién es más sincero de los dos, usted que tiene tanto pecado que confesar o pecado que perdonar o yo que no tengo ni pecado que confesar ni pecado que perdonar?. En cuanto a Adán, jamás deja de trabajar y darme todo lo que gana y no como ustedes los clérigos que sólo dan una pequeña parte de las muchas partes que les dan sus feligreses. Si por decir esto cree que me merezco el Infierno no me importa... pues sé que Dios me ha perdonado esta valentía de decirle las cosas claras y a la cara. En cuanto a mi Adán lo menos que puede hacer usted es haberse quitado el sombrero ante él; porque es tan hombre que ha reconocido que sin mí no sería Adán sino Nada, que lo ha comprendido leyendo un cuento titulado "Y en el principio era Nada", de un autor al que él aprecia mucho y que yo le recomiendo que lo lea para enterarse de cosas que todavía no conoce por mucha Teología que haya usted estudiado. Será un cuento solamente pero dice más sinceridades que las que usted habla mientra actúa de forma opuesta a como habla. Que no digo yo que todos los curas sean iguales a usted sino aquello tan famoso que he aprendido en España y que dice "en todas partes cuecen habas"; que se utiliza este dicho para dar a entender que hay problemas parecidos en todos los lugares. El elemento principal de esta sentencia, las habas, era fundamental de las dietas del campo en la antigüedad, por lo que era muy común que en los pucheros de cada casa se cociera diariamente esta legumbre. Este dicho es sólo la primera parte de uno mayor: En todas partes cuecen habas y en mi casa a calderadas, para indicar que siempre cuando uno vive un problema en primera persona se piensa que su problema es mayor. Así que cuídese usted de no pecar, señor cura, cuídese usted de no pecar antes de cuidarse de que no pequen sus parroquianos. Dios está en todas partes y como en todas partes cuecen habas, Dios sabe perfectamente dónde se cuecen con inocencia o donde se cuecen con maldad. ¿No quería oír mi linda y acariciante voz!... pues ahí va... váyase usted mi querido compadrito a buscar un lugar en el cielo que aquí en la Tierra yo ya lo tengo.
Don Ramón, avergonzado, se quitó el sombrero, bajó la cabeza y se quedó pensativo...
- No lo piense usted tanto, señor párroco, y corra urgentemente a vigilar a su ganado... que lo perdido se va por lo ganado en esta vida que Dios nos dio.
- ¡Perdón, Don Adán!. Me parece que aquí pinto yo ya menos que Pinturicchio.
- Eso es. Aqui pinta usted ya menos que Pinturicchio en las Islas Bahamas; las cuales por cierto no conoció jamás como usted no conocerá jamás lo que Eva y yo hagamos en privado. Lo privado es privado y lo público es público y sepa usted que, por referencias que me han llegado, es bastante público cierto asunto que no deseo nombrar pero que tiene que ve con dos mujeres...
Don Ramón ya no quiso escuchar más, se levantó enrojecido de rabia, se fue hacia la puerta de salida, la abrió y cerró son sumo cuidado para no molestar al vecino del 4-D y bajó los escalones de la escalera de dos en dos y hasta de tres en tres. En un par de ocasiones estuvo a punto de tropezar y caer al suelo de bruces pero logró llegar, sano y salvo, hasta el portal. Después salió como una centella de allí, y subió dentro de un taxi que pasaba en esos momentos por donde se encontraba él. 
- Rápido. Necesito ir al Bar "Dulcinea" antes de que comience a llegar la noche. 
Mientras tanto, en la Calle del Río Adra, Juanito "Mostacho" hablaba con su esposa la joven estudiante Julita. 
- Dime la verdad, por favor, ¿hubo alguien antes que yo en tu pensamiento?.
- Sabes que te he sido y te seguiré siendo siempre fiel.
- Sí. Eso lo sé aunque no me lo merezca... pero mi pregunta es si hubo o no hubo alguien más antes que yo...
- ¿No sabía yo que fueses tan celoso?. 
- No es por celos. Es, quizás, por un poco de envidia... sana...
- ¿Quieres la verdad o una aproximación a la verdad solamente?.
- ¿Es que existen las aproximaciones a las verdades?.
- En efecto. Existen. Por lo menos en este caso. 
- No te entiendo nada. 
- Mira, Juanito "Mostacho", es mejor dejarlo. 
- No. Quiero saber cuál fue esa aproximación a la verdad.
- Que pudo haber sido pero no fue. 
- ¿Me estás dando a entender que sí que hubo alguíen antes que yo en tu pensamiento?.
- Sí. Pero no el que todos decían. Era otro mucho más interesante. 
- Ya. Sobre el que todos decían ya sé que ni tenía estilo ni tenía clase suficiente... pero ¿quién era el otro?.
- Es mejor no decirlo Juanito... Es mejor decir que pudo haber sido pero no fue... porque me di cuenta que era a otra a la que amaba... aunque tuvo el valor de hacerme una llamada. 
- ¿Una llamada?.
- Si. Una llamada hacia lo imposible. Yo sabía que era imposible como sucedió con otras muchas... pero tuvo valor... sí... tuvo valor lo que hizo...
- O sea, que era un donjuan... ¿no es cierto?.
- Te vuelves a equivocar totalmente. No fue nunca un donjuan ni lo ha sido nunca. A mí los donjuanes los considero simplemente hombres de papel sin nada escrito... por eso digo que no era el que todos creían... porque él no era José Luis ya que el Luis Mejías le sobraba... vamos a ver... si yo era superior a él ¿cómo iba a estar enamorada de un ser inferior a mí?. Te lo voy a explicar mejor. Si yo era oficial primera cómo iba a enamorarme de un simple ordenanza de Cartera. No. No era José Luis porque le sobraba el Luis como le sobraba el Juan... que ni Mejías ni Tenorio se apellidaba sino que su apellido relucía como el oro cuando las demás le admirábamos.
- ¿Te refieres al "Pajarito"?.
- ¿"El Pajarito"?. De ese ni me acuerdo. Ese tampoco tenía suficiente clase para mí. Era otro simple ordenanza, al igual que el bobo del "Papanatas".
- Entonces sería Saturnino el mayor.
- No me gustan los hombres que piropean sin gracia alguna. No era ninguno de los tres. Era alguien del cual prefiero no decirte el nombre pero que incluso el Ramírez a pesar de su jefatura sabía que él era superior como lo demostró varias veces. 
- ¿Pero fue sólo una aproximación al amor nada más, verdad?.
- Sí. Ya te lo he repetido.
- Como si te hubieses enamorado de un imposible.
- Algo así... 
- O sea, como si te hubieses enamorado de "El Zorro".
- No. No era "El Zorro"... en todo caso era un zorro interesante y además simpático. 
- ¿Te llegó a molestar en alguna ocasión?.
- Jamás. Te lo repito por última vez. Lo que hizo fue de un valiente porque todas sabíamos que era imposible.
- ¿Superior entonces al "Zorro"?.
- superior Al "Zorro", Juanito "Mostacho", y más vale que no me sigas preguntando más por él no vaya a tener que decirte que sí le amé aunque fuese imposible hacerlo. 
- Sólo una última pregunta. ¿Le viste después de haberte casado conmigo?.
- Tú estás preguntándome cosas que son mejor que no me las hubieras preguntado. 
- Quiero saber si después de haberte casado conmigo todavía pensabas en él.
- Seguro que si te digo que sí... se te despiertan los celos y la envidia así que dejemos esa contestación en una sola interrogante. ¿Seguí pensando en él?. ¿No pensé nunca más en él?. ¡Qué mas da!. Hemos formado nuestra propia familia y él formó su propia familia. No importa si yo todavía le recuerdo o él todavía me recuerda. Ni yo te soy infiel por eso ni mucho menos él es infiel a su amada esposa por eso. Y por eso te digo que dejemos ya el asunto. Ni te diré quién es nunca. Porque lo imposible es imposible salvo milagros de Jesucristo. Pero él tuvo la nobleza de decírmelo de alguna manera y con el corazon por delante. Por eso sólo te puedo contestar con este pequeño trozo de "La Canción del Olvido": "Junto al puente de la peña por la noche la encontré, y su guante chiquitito le cayó a los pies. Por sí un reto me lanzaba, recogí su guante yo, y en su mano bella puse un beso de pasión, porque al verla no se puede resistir la tentación. Por las calles solitarias, embozado, la seguí, esquivando las malicias de la gente ruin, y acercándome galante, mis respetos le ofrecí. "Perdonad ... por favor ... atended.""¿Qué decis?" "Que os adoro.""¡Callad!. No decídmelo así." Y escuchando su voz, yo pensé: ¡ Qué infeliz!. "Mujer, primorosa clavellina que brindas el amor, yo soy caminante que al pasar arranca las hojas de la flor y sigue adelante sin recordar tu amor." A la dueña que la sirve con dinero soborné, y, admirada de mi rasgo, saludó y se fue. Y al decir la cortesana: "Caballero, que yo espero a mi galán", en mi fiel acero puse mano, sin dudar, que mi espada se enardece con la sombra de un rival. Convencida y conquistada, en mi brazo se apoyó y escuchaba mis embustes llena de ilusión. Al llevarla a su palacio, mis finezas repetí: "¡ Dulce bien!" "Me engañáis." "No acostumbro a mentir.". "¿Volveréis?" "¿Cómo no?" "Va veré si fingís." Y dejándola ya, de su amor me reí. "Mujer, Primorosa clavellina..." y no sigo porque me entran ganas de llorar por cosas que yo sé pero tú ignoras y que él, como un valiente, superaba con sonrisas. ¡Así mueren de amor los hombres y no bebiendo en las tabernas para olvidarnos!. No le importó ni cien ni mil di diez mil enemigos. Pero yo sabía que no era a mi a quien amaba de verdad. Así que si sigues sin creértelo te lo cantaré de otra manera más moderna: "Hoy recibí respuesta a las cartas que ayer, pudieron hacerme llorar. Y entre tontas historias que olvidar logré, no encuentro ya nada especial. El tiempo pasó. Ahora vuelve con él, no llames otra vez que ya no estaré, ya no estoy sólo y en mi rincón somos dos contra la pared, y una canción especial, para alguien que aún intento olvidar. El bus se aleja en contra de esta dirección, y aún no conozco este lugar. Estoy tan lejos y ahora que pienso en volver, no sé si te vaya a encontrar. Es que a lo mejor el tiempo amigo cruel, de avanzar se olvid, borracho se suele perder. Alguien ocupa mi rincón y estoy solo otra vez, y el bus vuelve a pasar llevándome a otro triste lugar. Estoy buscando alguna ruta a seguir, buscando mi propio caminar. Ya no hay más parques solitarios, ni cigarros que extinguir, sólo una canción especial para alguien que aún intento olvidar". Lo que no te voy a aclarar jamás, por muy fiel que te sea siempre, es si él me intenta olvidar o si la que le intento olvidar soy yo; porque siento profundamente que ahora es inmensamente feliz. ¡La encontró, Juanito "Mostacho"!. ¡La encontró y no era yo!. ¡La encontró y con ella encontró su amor verdadero, profundo, sincero y honesto que siempre llevaba oculto dentro de su corazón... y hasta yo creo que la llevaba dentro de su alma desde que sólo era un niño!... pero... !así mueren los valientes en esto de los desamores, sonriendo mientras escriben canciones y no bebiendo en las sucias tabernas para olvidarnos!. A ninguno de sus enemigos les hizo el menor caso porque él pasaba... solo pasaba por allí... pero su Princesa le acompañaba siempre... que ni la envidia de "El Nene" y otros muchos imbéciles del mismo carácter ugetistas, comisionistas y anarquistas, le echó nunca para atrás porque él demostró que era mucho más hombre que todos ellos juntos. Y ya está. Su Princesa era a la única que amaba de verdad... lo demás se lo llevó el viento... pero su recuerdo nos dejó a las que elegía como las mejores.
Cuando Don Ramón llegó al Bar "Dulcinea" éste estaba repleto de parroquianos, forasteros e incluso algún que otro extranjero hablando, todos ellos, de las incidencias del partido de fútbol-sala, excepto tres de aquellos forasteros que habían llegado desde Madrid y empinaban el codo bebiendo cubalibre tras cubalibre. 
- ¡Yo me apuesto ciento contra uno a que esta noche duermo con Doña Inés en su cama!.
- ¡Por supuesto que eres capaz, Emiliano!.
- No vuelvas a llamarme así, Bonifacio, que deseo hacerlo a escondidas. 
- De acuerdo Don Emilio... 
- Eso es. Hoy soy para vosotros dos, Bonifacio y Máximo, Don Emilio el Conquistador. Llamadme El Cid, porque yo seré esta noche el gran torero que le pondrá los cuernos a ese achacoso y viejo Don Antonio que tan preocupado está de beber para olvidar. No he venido yo desde Madrid para perder el tiempo.
El sagaz Ruano les estaba escuchando todo, absolutamente todo, en completo silencio; así que, una vez descubiertas sus intenciones, se acercó disimuladametne a Silvestre. 
- Mi teniente... mi teniente... tengo que hablar con usted a solas...
- Entonces sentémonos en aquellas sillas vacías que hay en lo más profundo del bar. Y espero que sea algo importante. 
- Algo tan importante que vale por tres. 
- No eres tan tonto como dicen, Ruano... pero espero que no sea ninguna tontería de las tuyas de las que quieres hablarme. 
- No. Mi teniente Silvestre, a cambio de tres de los grandes le puedo decir algo interesante. 
- Toma los 300 euros... y ahora ¿cuál es el asunto tan misterioso que te traes entre manos?.
- Se refiere a aquellos tres forasteros que han venido desde Madrid. 
- ¿Por qué sabes que son madrileños?.
- Porque el que lleva la voz cantante ha dicho que no ha venido desde Madrid a perder el tiempo. 
- ¿Cómo es eso de a perder el tiempo?. ¿A qué se refiere con eso?.
- A que está totalmente convencido que esta noche seduce a Doña Inés.
- ¿Así que tenemos a un Donjuan Tenorio esta noche por aquí?.
- No. No le dicen Juan Tenorio... se hace pasar por Don Emilio El Cid. 
- ¿El famoso conquistador de Valencia?.
- No, el famoso torero de actualidad. Cuestión de cuernos, mi teniente, cuestión de cuernos.
- ¿Pero si El Cid se llama Manuel Jesús y es sevillano?. ¿Qué pasa con ese tipo, Ruano?.
- Que o está mal de la cabeza o sufre de alucinaciones. 
- Eso lo descubro yo ahora mismo en menos que canta un gallo; que para gallo en Mijas, sobra con serlo yo y dos gallos no pueden estar en el mismo corral con las mismas gallinas. ¿Son aquellos tres que están acodados en la barra, junto a Benito?.
- Exacto, mi teniente Silvestre, exacto. 
- Buena información, Ruano, anda vete a casa a descansar...
Y mientras Ruano, el tonto del barrio, salía del "Dulcinea", Silvestre, muy disimuladamente se colocó, en medio de aquel gentío, junto a los tres fantoches y el no menos fantoche Benito. 
- ¡Y yo os digo que esta noche le adorno la frente a Don Antonio!. 
- Perdone... pero ¿no le parece que va usted demqasiado deprisa, forastero?.
Benito hizo ademán de alejarse. 
- No. Benito, ven para acá que se me ocurre hablar de toros con estos tres caballeros y sé que a ti también te gusta la miel...
- Verá, Silvestre, es que yo me iba...
- Te ibas no quiere decir lo mismo que te vas... así que vamos a hablar los cinco de tauromaquia puesto que a este caballero forastero le gusta mucho eso de la fiesta de los cornúpetas... o me equivoco, señor...
- Don Emilio. Llámeme si quiere Emilio a secas.
- Pero no parece que tenga usted muy seca la lengua esta noche.
- Es que me siento bastante eufórico. ¡Muy bonito el pueblo de Mijas señor...!.
- Silvestre. Llámeme sólo Silvestre. 
- Don Emilio, le informo que es el teniente de policía de la barriada. 
- ¿Alguien te ha dicho que hablases, Benito, que buen chivato eres?. Bien. Soy el teniente de policia de la barriada... ¿pero eso no será un impedimento para hablar de tauromaquia con ustedes, verdad caballeros?.
- En realidad no tiene importancia. Yo soy igual de valiente que El Cid. 
- ¿Y cuántas corridas ha realizado usted?. Y entiéndame que me estoy refiriendo a la fiesta nacional. 
- Bastantes, señor Silvestre, bastantes. 
- O sea que, en un escalafón taurino, usted estaría situado en ¿qué lugar?. ¿Entre El Fandi, El Juli y Castella?. ¿Entre El Juli, Castella y El Fandi?. ¿O entre El Juli, Manzanares y Castella?.
- Por ahí por ahí ando yo... por lo menos mejor que Morante de la Puebla.
- ¿Sabe que Morante de la Puebla ha cortado ya 15 orejas?.
- No lo sabía. Yo estoy más cerca de El Fandi.
- ¿Pero no dice que usted es El Cid?.
- Si, claro. Es una manera de hablar que tenemos los madrileños. 
- Así que es usted de Madrid y torero además. Bueno, pues entonces ¿cuántas orejas y rabos ha cortado usted hasta el día de hoy?. 
- ¿Cuánto lleva El Fandi?.
- Lo último que sé es que ha cortado ya 60 orejas y ¡hasta 6 rabos!... ¿por cierto cuántos rabos ha cortado usted y no se me corte por favor?.
- ¿Rabos de toros?.
- ¡A qué otra clase de rabos me iba yo a referir si estamos hablando de fiesta!.
- Bueno... de rabos de toros he perdido la cuenta...
- ¿Qué le sucede que le tiembla el pulso y le falla la memoria?.
- No. No sufro de alzheimer. 
- Pues lo parece, don Emilio... ¿puede decirme a cuánto se eleva su botín de chavalas guapas conquistadas?.
- Pero... ¿no estamos hablando de fiesta?.
- ¿Y no sabe usted que en toda fiesta taurina es importantísima la figura de las chavalas guapas?.
- Ah... sí... se me estaba olvidando ese detalle...
- ¿Y yo que juraría que su acento no es típicamente castizo madrileño?.
- ¿Cómo sabe usted que no?.
- Buen. Digamos que sí. ¡A cuántas chavalas guapas ha toreado usted, señor conquistador?.
- Verá, mi buen amigo Silvestre, las chavalas guapas o son toreadas o te toman el pelo...
- ¿No es es una teoría bastante machista?.
- Si... ¿qué importancia tiene eso?.
- Los toreros importantes sólo se precupan de torear a los toros pero no a las chavalas guapas. Yo tengo esta otra teoría: a las chavalas guapas se las ama sin rodeos. ¿No le parece más emocionante?.
- Bien. Puede que sí. 
- O sea que, entonces, eso de que va a amar esta noche a Doña Inés, ¿va en serio o lo está usted alucinando?.
- Por supuesto que va en serio. Cuando un madrileño habla de conquistar a una mujer guapa es que habla de conquistar a una mujer guapa. 
- Ya... pero yo sigo notando que no tiene usted un acento madrileño...
- Pues ya ve. Soy muy famoso por el barrio de Las Ventas. 
- Por algunos pecadillos de juventud me imagino...
- Si. Alguns pecadillos de juventud sin importancia. Ahora me dedico a las piezas grandes. 
- Pero a ver si le entiendo bien... ¿está usted hablando de toros o de cacería de hembras hermosas?.
- La verdad es que lo de torero es solo una fantasmada para disimular. Lo mío, por supuesto, es la cacería...
- De hembras hermosas...
- Así es. 
- Entonces usted va aconseguir esta noche lo que nadie de Mijas ha conseguido hasta ahora ¿no es cierto?.
- Si. A los de Mijas he venido a enseñarles; porque los considero tan paletos como a los de Molinos de Papel.  
- ¿El rabo?. ¿A enseñarles el rabo que va a cortar o a enseñarles el rabo que le van a cortar a usted?.
- No. Que torero no soy... que le repito que soy conquistador de hembras guapas. 
- ¿De verdad que se llama usted Emilio?.
- Si. Y a muchas altas torres he subido yo para conseguir mis hazañas. Por cierto le presento a mis amigos Bonifacio, Máximo y Benito. 
- ¡Así que ha sido entonces Benito el que le ha informado que aquñí en Mijas reside la más guapa y atractiva mujer de toda Andalucía?.
- Yo... prefiero irme... de verdad que prefiero irme... porque las cervezas me han hecho daño..
- Si, Benito, anda... vete adormir la mona que bastante amonado estás ya de tanto beber cerveza tras cerveza... que tienes menos sesera que un primate...  y recuerdos a la mona...
- ¿Cómo le ha faltado usted al rspeto a mi amigo Benito?.
- ¿Faltarle al respeto por decir sólo la verdad?. ¿Es que no sabe usted que a Benito le gustan las monas y hacer el mono y por eso está casado con una de ellas?. ¿Y no le ha contado a usted que está deseando también dormir con Doña Inñés?.
- Será traidor este picaflor de Benito...
- ¿Traidor?. ¿Es que Doña Inés es cosa suya?.
- A partir de esta noche sí.
- Tres cosas le voy a preguntar... ¿está usted ya borracho, es usted un loco que anda suelto o toma alucinógenos de vez en cuando?. 
Emiliano se quedó lívido, soltó un par de hipos, y guardó silencio. 
- ¿Me puede mostrar su Documento Nacional de Identidad, por favor, si es usted tan amable?.
- Es que... ese Documento es privado.
- Pero yo soy el teniente de la policía de esta barriada y para mí no existe tal privacidad cuando se trata de comprobar si se está diciendo la verdad o se miente. Porque resulta que el asunto de seducir y dormir con Doña Inés es asunto público. Así que enséñeme el Documento a ver si es usted madrileño o no.  
- Le estoy diciendo mi verdad...¿no le es suficiente?.
- En este caso no. Escuche. Cuando alguien me dice su verdad y veo que no se contradice es más que suficiente para mí... pero cuando veo a un forastero contar historias alucinantes como esa de dormir esta noche en la cama con Doña Inés no tengo más remedio que pedirle su Documento Nacional de Identidad para adorarle... si es que es verdad por supuesto... como si fuese el dios Ra de los egipcios. 
- ¿El dios Ra de los egipcios?.
- Claro está. Es fácilmente deducible que si usted logra tal hazaña se convierte dierectametne en el Sol de Andalucía. Porque hay que tener muchísima energía solar, y se lo digo de verdad, para después de todo los que ha bebido usted con seguir tal hazaña. 
- Pues eso le juro que está hecho...
- Le repito que va usted demasiado deprisa... y en esto del amor el ir demasiado deprisa termina con un estrangulamiento seguro. ¿No sabe usted, con todo lo conquistador que se ve a sí mismo, que esto del amor se goza más yendo lentamente que no con tantas premuras que en cinco minutos sucede todo y ya está?.
- Pues es la primera vez que me lo dicen...
- Porque quizás sea la primera vez que usted intenta conquistar a una chavala verdaderamente guapa... ¿o me equivoco y estoy ante uno de esos conquistadores que no saben diferenciar entre guapas y feas... quiero decir mejor dicho entre mujeres angelicales y mujeres brujas?.¡Venga, enséñeme el Documento Nacional de Identidad o le suelto un mojicón!.
- Mejor... ¿por qué no olvidamos esta conversación y nos tomamos los cuatro unos buenos mojicones?.
- Escuche Don Emilio. Se está haciendo usted un lío de muy padre y señor mío. Don Emi Lío ... los mojicones de los que usted habla están muy bien para, en la hora del desayuno, acompañar a un café con leche... pero ya está empezando la noche y los mojicones nocturnos son otra cosa... porque resulta que la Real Academia de la Lengua dice que un mojicón es una especie de bizcocho, hecho regularmente de mazapán y azúcar, cortado en trozos y bañado, que no resulta interesante ahora porque lo dejamos para las Navidade; una especie de bollo fino que se toma con chocolate, que está muy bien para tomarlo como desayuno tal como dije antes, o golpe que se da en la cara con la mano, que es al que me estoy refiriendo yo y que es propio de las noches metidas en celos. Y por aquí hay muchos celosos estos últimos días por culpa de dos mujeres y se puede armar aquí, o digo amar aquí sino armar aquí,de repente, una ensalada de mojicones que va a parecer esto la guerra de los espartanos contra los ilotas... y donde digo ilotas puede usted entender fácilmente idiotas de los apetitos sexuales... y donde digo espartanos creo que aquí los susodichos Bonifacio y Máximo bien saben ellos a los que me refiero... ¿o no, señores mudos?. 
- No. No es necesario que hablen. Hablo yo por ellos. No tenía ganas de molestar a nadie así que me callo y usted se va y aquí no ha pasado nada. 
- ¿Pero de verdad está usted convencido de que aquí es la autoridad usted y no yo?.
- Bueno, ¿yo también tengo capacidades de liderazgo?.
- Si... pero resulta que el lider aquí soy yo y le repito que dos gallitos en el mismo corral es imposible que coexistan pacíficamente, más todavía si se trata del honor de Doña Inés... ¿me está comprendiendo usted o es de verdad que es tan pájaro bobo como se lo hace?. Pienso yo que pájaro sí que es pero no bobo precisamente ni tampoco un gorrión inofensivo. En todo caso los dos bobos son estos tale Boniufacio y Máximo... pero usted bien sabe lo que hace escudándose como un marica tras de ellos... ¿o me equivoco que quiere que no esté yo presente a la hora de su gran hazaña de ventilarse a Doña Inés?. !!Por cierto, Demetrio, pon a funcionar el ventilador que aquí hace un calor espantoso y más que va a hacer porque veo a "La Puñalitos" dispuesta ya a actuar. Mire, Don Emi Lío, y permítame que le apellido Lío porque de verdad se está metiendo en un verdadero lío, le permito que escuche cantar a "La Puñalitos" antes de que me enseñe su Documento Nacional de Identidad para que vea que soy demócrata hasta donde se puede ser demócrata que en España hay Democracia y no Memocracia como dicen los fascistas... ¿me entiende?. ¡Claro que me entiende porque estoy seguro de es usted un fascista que llama Memocracia a la Democravcia, Tío Meme y perdone el chiste fácil. Escuche a "La Puñalitos " que es cosa fina cantando y bailando verdades, Tío Meme. Ya sé que le gustan mucho las beldades y no tanto la verdades pero ahora va a usted ver a una beldad y escuchar al mismo tiempo una verdad... ¿ve cómo con paciencia y pausas se llega mucho mejor y se hacen mejores los actos amorosos que no yendo tan rápido como Cisko Kid?.
- ¿Cisco Kid?. ¿Quién es ese?.
- Para hacer un poco de tiempo antes de que actúe "La Puñañitos" le voy a entretener con una de tebeos. 
- ¡A mí me encantaba El Jabato!.
- Resulta que a mí también... pero Cisco Kid era otra cosa que usted ni se enteró de que existía. Escuche. Escuche. En 1941, por intermedio de Percy Foster, representante del King Features Syndicate en Argentina, un dibujante argentino apellidado Salinas envió muestras de su trabajo con el fin de cumplir el sueño de tener una tira de distribución mundial. La agencia estadounidense quedó muy complacida con su trabajo pero debido a la próxima intervención del país en la guerra no se arriesgarían a contratar más trabajo del que pudieran vender. Ya en septiembre de 1949 realizó él mismo el viaje a los Estados Unidos y se presentó nuevamente en el King Features Syndicate con muestras de sus trabajos (Hernán el corsario y adaptaciones que había realizado). Para noviembre le enviaron una carta diciendo que fuera al país del norte. En un primer momento se ocupó de tareas menores, mas luego de dos o tres meses se le encargó la creación de Cisco Kid, con guiones firmados por Rod Reed, convirtiéndose en el primer argentino en trabajar entre los grandes creadores estadounidenses. Salinas volvió aproximadamente a los nueve meses a la Argentina, porque si se hubiera quedado su hijo Alberto hubiera sido enlistado en el ejército que combatía en la Guerra de Corea, por tratarse de hijo de residentes. El Syndicate entendió sus razones y no tuvo inconvenientes en que Salinas recibiera los guiones en su país y luego enviara los originales a los Estados Unidos. Cisco Kid se publicó en 360 diarios de todo el mundo, y Salinas lo dibujó hasta el año 1968 (con algunas colaboraciones de su hijo Alberto Salinas). En Argentina se publicó en el diario La Razón y en la revista Patoruzito, adaptada por Leonardo Wadel. Al abordar el estudio de los diferentes tipos de líneas empleadas en el dibujo de historietas, Enrique Lipszyc dirá de su estilo: "El trazo de José Luis Salinas es virtuoso, cálido y seguro. La línea de pincel, llena de matices, es lograda con absoluta soltura y demuestra su perfecto dominio de ese material.". Ya ve cómo hay cosas que, aunque parezcan inverosímiles, tienen lazos entre sí.
- No entiendo bien...
. No entiende ni bien ni mal porque usted es sólo un farfollas hablador y nada más. Le estoy haciendo saber que en cuestiones de amor hay que ser virtuoso, cálido y seguro, lleno de matices, trabajando con absoluta soltura y demostrando un profundo dominio del arte... o sea, como si estuviera haciendo una perfecta tira para un tebeo. ¿Ya entendió bien o sigue siendo usted lento de memoria?.
- Es que no sé qué me está diciendo. 
- No se preocupe por eso ahora. Después se lo digo si es necesario que se arme el cisco de verdad. Y sepa que he dicho cisco y no circo porque me parece que usted no está muy bien de los oidos esta noche y, por cierto se asemeja a un payaso de circo sin gracia alguna más que a un conquistador de amores. 
"La Puñalitos" subió al "tablao" con su fuerza gitana de siempre. Y mientras zapateaba y zapateaba cantó: "Jamás imaginé que sucediera algo así. ¿Quién me lo iba a decir con lo lejos que estabas tú de mí?. Tan solo en mis sueños fuiste mío estando junto a ti. No me parece realidad. Fuiste como una estrella que yo nunca pude alcanzar y te alejabas más y más en la inmensidad. Estoy tan enamorada que aún no puedo creerlo que estés a mi lado diciéndome te quiero, besando mi boca, acariciando mi pelo. No me lo creo. Estoy tan enamorada que aún no puedo creerlo que estés a mi lado diciéndome te quiero, besando mi boca, acariciando mi pelo. No me lo creo. Me siento tan feliz que no sé cómo expresar lo que siento por ti. ¡Ay, es algo tan especial!. Creo estar en un sueño en el que no quiero despertar. Estando junto a ti no me parece realidad. Fuiste como una estrella que yo nunca pude alcanzar y te alejabas más y más en la inmensidad. Y estoy tan enamorada que aún no puedo creerlo que estés a mi lado diciéndome te quiero, besando mi boca, acariciando mi pelo. No me lo creo.
Terminó bastante agotada por supuesto pero dispuesta a seguir con otra segunda canción después de beber un buen trago de Anís Del Mono.
- ¿Ve cómo ni la monada de "La Pulalitos", ni yo, ni ninguno de los aquí presentes se lo cree salvo usted y estos dos espantapájaros que tiene como ayudantes, eso que que esta noche va usted a dormir con Doña Inés?. Ni esta noche ni nunca. ¿Cree que esa canción va dirigida a usted o va dirigida a un amante oculto que no es usted?. Pues eso. Que nadie de Mijas se lo está creyendo pero... como a lo mejor estamos equovocados... escuchemos la segunda... que la segunda suele ser siempre más sincera que la primera. Escuche. Escuche como canta y baila "La Puñalitos": "No te vayas nunca que yo sin ti sería una lágrima salada, sería una hoguera que se apaga en el silencio de la nada. No te vayas nunca que yo sin ti, sería una noche sin estrellas, sería un mundo entre tinieblas y se derrumbará mi vida si te vas. Si te vas, pondré una flor en un jarrón por ti. Te perderé con tu recuerdo hasta encontrar algún amigo a quién hablar de ti, Si te vas no me preguntes si te amé o no. Tan sólo escucha una canción de amor y entenderás lo que sentí por ti. No te vayas nunca, que yo sin ti, sería un proyecto inacabado, sería un recuerdo enamorado, sería una música de lluvia. No te vayas nunca, que yo sin ti sería un camino equivocado, sería un recuerdo emocionado entre los brazos de la duda. Si te vas... si te vas pondré una flor en un jarrón por ti y te perderé con tu recuerdo hasta encontrar algún amigo a quien hablar de ti. Si te vas no me preguntes si te amé o no. Tan solo escucha una canción de amor y entenderás lo que sentí por ti. Si te vas pondré una flor en un jarrón por ti. Te perderé con tu recuerdo hasta encontrar algún amigo a quien hablar de ti. Si te vas no me preguntes si te amé a ti. Tan solo escucha una canción de amor y entenderás lo que sentí por ti. 
- ¿Le ha gustado, Don Emilio?. ¿Cree que lo ha cantado pensando en usted o en otro?. ¿Quién canta?. ¿Quién lee?. ¿Quién escucha la canción mientras lee y escribe?. ¿Quién escribe?. ¿Quién llora?. ¿Quién lee?. ¿Quién llora al final?.  Usted que tanto sabe de hembras sabrá discernir este misterio... ¿no es cierto?.
- Estoy hecho un lío. Mejor nos vamos. 
- No. Todavía no. Todavía nos se va ninguno de ustedes tres, poRque ahora viene la tercera por petición expresamente mía que para eso yo soy el que manda aquí y no usted.  
Los tres forasteros estaban ya verdaderamente asustados. 
- ¿Cómo se te ocurrió decir delante de todos que te ibas a cepillar a Doña Inés?.
- !Cállate Bonifacio de las narices y tú también Máximo dela porra!. ¡Qué parecéis un boniato en salmuera y una pera pasada de tiempo! 
- ¿Pero si yo no he dicho nada?.
- Pero pareces un pera pasada de tiempo a lo máximo de esta temporada tan aciaga que estamos ya los tres ciegos... pero verdaderamente ciegos con estos temas que nos nos traemos entre manos y escondidos en las bocamangas de nuestras preciosas chaquetas del Corte Inglés.
- Mejor guarden silencio los tres y no se me corten a lo inglés, porque ya me escuecen los cataplines de tanto escucharles. ¡"Puñalitos"!. ¿Puedo pedirte por favor una canción especial dedicada a este guapo caballero forastero que ha venido desde Madrid para no sé que cosa de liarse con no sé quien hembra pero que se ha liado ya bastante más que el pulpo Paúl del próximo Mundial de Fútbol y quiero que se deslíe del todo?.
- Yo no veo a ningún forastero guapo pero en fin, si usted lo pide tan amablemente, va por él.
Y ahora cambió a un taranto...
- "A que, a que me quedo contigo después de lo que ha sucedido si aquel amor que me tenía a tu lado se ha terminado y de ese mundo de ilusiones y añoranzas nada ha quedado. A que, a que me quedo contigo si el sol de nuestro ayer se ha escondido. No tiene caso ver la vida día a día por lo que ha muerto; ni caminar hacia un destino donde todo será desierto. Tenemos que reconocer que se acabó nuestro querer sin darnos cuenta. Que no supimos retener ni dar valor a aquel amor que ahora se ausenta y a esta costumbre que nos hace tanto daño vamos a darle un buen adiós. Seamos claros. Pronto seremos nuestros peores enemigos si me quedo aquí contigo. Tenemos que reconocer que se acabó nuestro querer sin darnos cuenta. Que no supimos retener ni dar valor a aquel amor que ahora se ausenta y esta costumbre que nos hace tanto daño vamos a darle un buen adiós. Seamos Claros. Pronto seremos nuestros peores enemigos si me quedo aquí contigo".
- ¿Le recuerda a alguna, Don Emi Lío?.
- Sí. Me recuerda a una...
- ¿Se refiere a una Princesa acaso?.
- Si. Pero sé que la perdí porque el otro me venció por valor, valentía y calidad.
- Pues ya está finalizada la fiesta. Deje de beber...que bebiendo no se olvida... 
En esos momentos entró como un huracán en el Bar Dulcinea el cantautor gitano "Mijares" que era algo así como el guardaespaldas de la bella gitana y se encaró de frente contra ella subiendo al tablao y agarrándola de un brazo.
- ¡Tu ya no cantas ni bailas más esta noche!. ¡Sanseacabó!. ¡Ahora mismo recojes el parné que te han pagado y te vienes conmigo a la carreta. Vamos a ver... ¡a qué guaperas le has dedicado ese taranto que me lo rajo de arriba abajo!.
Emiliano estaba asustado de verdad.
- ¡Teniente, teniente, que me mata!.
- ¡Tranquilo "Mijares" que se lo he pedido yo para alegrarle la fiesta a estos tres forasteros que han venido desde Madrid!.
- ¿Para verla a ella cantar y bailar?.¡Como sea por eso me los rajo a los tres!.
- ¡Que no, "Mijares", que no han venido por ella!. ¡Que al poarecer son amigos íntimos del Benito y ya sabes eso que dice el Benito de "yo he picado muy alto". O sea que estos, especialmente el tal Don Emilio, han venido a picar más alto!. Porque son tan inocentes a la hora de la verdad que creen que de verdad Benito "ha picado bien alto" cuando sólo ha sido un picapedrero nada más que terminó recogiendo la basura que otras tiraban. ¡Han venido a por otra creyéndose el cuento de que Mijas es Jauja sin saber que Jauja está en Perú y tienen tan poca cultura general, incluyendo al analfabeto de Benito que ve alucinaciones cuando dice que ha picado muy alto por culpa de las cervezas que se toma, que no saben que el País de "Jauja" es un cuadro de Pieter Bruegel El Viejo y cuya historia, para que se enteren estps tres desinformados y luego s elo cuenten a Benito por teléfono desde Madrid, es que se trata de una pintura de Pieter Brueghel el Viejo, actualmente en la Alte Pinakothek de Múnich, Alemania. Un óleo sobre madera con unas dimensiones de 52 centímetros de alto y 78 de ancho. Fue ejecutada en el año 1567, según puede verse en la parte inferior izquierda MDLXVII BRUEGEL. También puede verse traducido el título como El país de la Cucaña. Se trata en este cuadro de pequeño formato el tema de El país de Jauja, descrito en el libro de Hans Sachs Schlaraffenland de 1530 .Schlaraffenland (o Luilekkerland, que en holandés es «tierra de la glotonería»), tierra de riquezas aparece como destino de La nave de los necios, obra de Brant que ya había inspirado a El Bosco para su Nave de los locos. Es uno de los temas preferidos de Brueghel, que en esto sigue a El Bosco: la representación de la locura de los hombres, como ya hizo en sus Proverbios flamencos. Se representa a tres hombres vencidos por la bebida, obesos, posiblemente dormidos, cada uno de ellos vestido de manera diferente, para representar tres clases sociales: un caballero, un campesino y un hombre de letras, estudiante o clérigo, este último tumbado sobre un abrigo de pieles y con un libro a un lado. De esta manera se transmite la idea de que las debilidades y los vicios no entienden de clases. Su postura radial dota a la pintura de una impresión de rotación. De la boca del caballero gotea la malvasía. El extraño huevo pasado por agua con patas se ha interpretado como una referencia a Satanás, mientras que el cuchillo que tiene dentro sería el sexo masculino. Otro cuchillo o puñal aparece clavado en un cerdo en la parte superior derecha del cuadro, imagen que también aparece en el precedente literario de esta obra y que alude a la gula. Así que ya espero que se hayan enterado los cuatro de qué va la historia de los amores nobles y verdaderos y los amores libres y falsos en esta vida que Dios nos ha regalado a todos.  - Entonces... ¿vienen a por "La Paca?.
- ¡A por algo más alto todavía!.
- ¿No me digas que van a por Doña Inés?.
- Eso parece...
- ¡Pero de que manicomio se han escapado!.
- Esa es la cuestión. Saber si deben estar en un manicomio o son personas normales... tan normales que necesitan que alguien les abra los ojos.
- ¡Yo mismo con mi navaja que para eso soy gitano farruco!.
- ¡No es necesario la violencia, nosotros ya nos íbamos!.
- Ahora que llega la noche, Don Emilio, y tiene la oportunidad deseada con Doña Inés ... ¿desea usted volver a Madrid?.
- No. Yo digo que la enamoro y la enamoro. 
- Bien. Pero sigo sin creerme que es usted madrileño castizo puro o nacido en Madrid o de esos que se crían en Madrid y aprenden rápidamente lo que es ser madrileño... así que ¡Venga el Documento Nacional de Identidad!.
"Mijares" se llevó a "La Puñalitos" en medio de una bronca general pues todos los clientes querían seguir viéndola bailar y cantar. La bronca terminó por degenerae en trifulca y un escándalo tan monumental que Roberto, que habíaa estado todo el tiempo callado, tuvo que subir al tablao y, sacando la pistola, mandar callar a todos. 
- ¡Silencio todos!. ¡Beban sin emborracharse y el que no esté a gusto que se vaya a su casa!. 
Todos volvieron a la tarea de hablar de las incidencias del partido de fútbol sala. 
- ¡Increíble ese tal Jesús, Don Mariano!.
- ¡Yo nunca había visto nada igual Zamudio!.
- Jamás vi meter 7 goles en un partido de fútbol sala a un solo jugador. 
- Cierto, Andrés, es al menos todo un récord personal.
- La verdad es que no sé si en algún otro lugar del planeta haya un ráking superior, que puede que só o puede que no, pero en Mijas y en Madrid esto es el récord!.
- Tu siempre con tus estadísticas, Demetrio. ¿Puedes consultar en la computadora haber si hay algo por ahí que lo supere?.
- Para allá voy.
Y Demetrio se metió en la trastienda. 
- ¡Venga, el Documento quiero verlo!.
- Si no hay otro remedio...
Y El que se hacía pasar por Don Emilio El Cid, entregó su DNI a Silvestre.
- Vaya, vaya!. ¿Así que usted se llama Emilio, verdad?.
- Bueno. En realidad...
- En realidad es que usted se llama Emiliano y es natural de Cuenca. Ya sabía yo que no era madrileño castizo de verdad. ¿Así que sigue empeñado en seducir a Doña Inés?.
- No. Ya no. Porque como le diga que me llamo Emiliano y vengo acompañado de Bonifracio y Máximo se parte de risa...
- Pues entonces cojan el primer tren que sale esta noche para Madrid y tirando para la capital de España. ¡Y es una orden autoritaria!... ¿entendido Emilieras?.
- Sí. Ya... ya... ya mismo...
Y los tres salieron a toda velocidad hacia la Estación Ferroviaria del Barrio de Vista Verde; refugiándose, a mitad de camino, en el Bar Restaurante El Refugio, en el centro del pueblo, debido a que un grupo de gitanillos les estaban apedereando con pequeños guijarros que ellos llamaban chinas. Algunos hasta las disparban con un instrumento llamado tirachinas, el mismo que en América Lastina se conoce como tirador o lagartera: una horquilla con dos gomas sujetas a cada uno de sus extremos y unidas por un trozo de cuero en el que se colocan piedras u otros objetos pequeños para lanzarlos o dispararlos.
- He buscado por Internet. No he encontrado que, a nivel mundial de élite, haya habido un jugador de fútbol sala que haya marcado 7 goles en un partido. He descubierto que Pelé marcó 8 goles pero en fútbol de once y ya sabes que mientras el fútbol de once dura un total de 90 minutos por lo menos, el fútbol sala sólo dura 40 minutos... así que si traspasamos los 7 goles en 40 minutos, por una regla de tres simple y suponiendo que el ritmo de goles hubiese sido el mismo, este Jesús habría marcado un total de 15 goles, lo cual hace pensar que estamos ante un verdadero genio y un monstruo del fútbol; equiparable a los grandes como Distéfano y Pelé en delantera y a Santamaría y Beckenbauer como cerebro defensivos y medios de ataque respectivamente, Andrés.  
- ¡De verdad que es sorprendente!. ¿Cuántos goles habrá marcado como máximo en un solo partido de esos maratonianos de hasta 6 horas de duración por lo menos, este Jesús!. 
- Pues nadie en realidad lo sabe salvo Dios... pero sí es posible que haya marcado algún día 8 como Pelé o incluso 9. ¡Sólo Dios sabe ese dato!.
- Pero posible si que ha sido posible...
- Posiblemente sí los haya marcado...
Los tres fantoches donjuanescos de extrema derecha -Emiliano, Bonifacio y Máximo- estaban ahora cenando opíparamente para olvidar...
De primer plato pidieron un salmorejo; una variedad de gazpacho, plato genuinamente andaluz que se toma frío. Sus ingredientes son: 5 tomates maduros, 2 dientes de ajo, pan duro, aceite de oliva, vinagre, sal y 1 huevo duro. De segundo plato atacaron a una sopa de maimones, compuesta de una barra de pan, 500 gramos de almejas,un tomatemaduro,un pimiento verde,aceite de oliva,una pastilla de caldo de Pollo o pescado,media cabeza de ajos,Perejil y Colorante alimentario. Y de postre se les ocurrió la infeliz idea de pedir, sin ninguna clase de razonamiento lógico comes pestiños de almendra, yemas del tajo  las tortas con miel; por lo cual, debido a que había bebido grandes cantidades de vino de moscatel, tuvieron que ir rá`pidamente al servicioi para poder rebajar en algo sus enormes barrigas. Y ya cuando estaban a piunto de abandonar El Refugio, comenzó a caer una tromba de agua como nunca se había visto en Mijas, por lo que se quedaron en sus asientos esperando a que escampara. 
- ¿Lo vas a volver a intentar, Emiliano?
- Si. ¿Lo vas a intentar de nuevo?.
- ¿Vosotros dos sois tontilocos o qué os sucede?. ¡Han estado a punto de lincharme y vosotros ni o habéis brindado a defenderme!. Mirad bien lo que os digo, si tú Bonifacio o tú Máximo, me volvéis a citar alguna vez a Mijas o a Doña Inés os retuerzo el pescuezo... ¿entendido?... y ahora salgamos rápido hacia la Estación aunque vamos a llegar al tren hechos una lástima y más mojados que los peces lamelobranquios.
- No seas bruto, Emiliano, los lamelobranquios no son peces.
- ¿Entonces que son según tú, Bonifacio, que a veces te pasas de tonto y a veces te pasas de listo. 
La verdad es que a Emiliano no le quedaba otra alternativa que desahogarse con sus dos sufridos seguidores.
- Los lamelobranquios, llamados también acéfalos, bivalvos o pelecípodos, son una clase de moluscos cuya concha consta de dos valvas laterales, frecuentemente simétricas, unidas mediante un ligamento por encima de la charnela, que se cierran por la acción de uno o dos músculos aductores. El manto está constituido por dos grandes lóbulos laminares soldados por los bordes, que limitan la cavidad paleal y se prolongan posteriormente en dos sifones, bucal y cloacal, para la entrada y salida del agua; también hay una abertura en el borde ventral del manto por la que sale y se retrae el pie, que está comprimido en forma de hacha. No poseen cabeza diferenciada, rádula, ni mandíbulas; a modo de branquias tienen una o dos láminas a cada lado de la masa visceral; son acuáticos y sedentarios y, por lo común, viven enterrados en los fondos arenosos o fangosos, pero suelen pasar en su desarrollo por una fase de larva, llamada véliger, libre y nadadora. Son los mejillones, conchas de pregrino, almejas, ostras, etcétera. Están divididos en los órdenes de los protobranquios, filibranquios, pseudolamelobranquios y eulamelobranquios
- Tú también pareces un poco brutito, Bonifacio, porque no se llaman lamelobranquios sino lamelibranquios,
- Y tú siempre siendo tan polilla... polilla que no eres más que un polilla... que pareces una mosca muerta pero no eres un agelito que digamos. 
- ¡Callaos ya los dos que me duele la cabeza de tanto oíros. ¡Vámonos para Madrid ya o perdemos el tren y yo no quiero ya estar ni un minuto más por estas tierras malagueñas ni nada que me las reciuerde!.
- Vaya fracaso Emiliano. 
- Pero ni tú, que te pareces al Califa Bonifa, ni el Maximino éste que se parece a Fantini por aquello de "la chulada de Fantini tirolirolirolá",  habéis tenido valentía para intentarlo. 
- Porque no somos tan necios comos tu que en vez de escribir Jymy escribes Gimi. ¡Qué íbamos a hacer tres casados con Doña Inés cuando tiene a todos los solteros que desee elegir a su gusto!. 
- Bueno... ¡cállate ya y a mojarnos se ha dicho!. 
Y el caballero donjuanesco junto con sus dos secuaces salieron de naja y a todo correr por las calles de Mijas que en aquellos momentos estaban siendo mojadas por una terible tormenta. 
En el Bar "Dulcinea" se apagó la luz eléctrica pero en torno a unas velas seguian los comentarios sobre el partido de fútbol sala mientras sonó el móvil de Don Antonio.
- Antonio, en vista de que se ha apagado la luz en todo Mijas y yo estoy más cabreada que una mona, prefiero que la cita que tengo contigo y con Don Ramón sea mañana por la noche.
- ¿No hay más remedio?.
- Si. No hay más remedio. Así que mientras tú duermes otra vez donde lo hacía Mayka, Don Ramón que no se acerque ni un kilómetro a la redonda de mi habitación porque le armo el pollo.
- ¿Será el gallo digo yo?.
- No. El gallo canta al amanecer y yo armo el pollo al anochecer... así que no te pases de chistoso conmigo. Porque si hablamos de la hembra del pollo, y ya sabes a lo que me refiero, dejáis tanto que desear que me frustráis más que a un gay entre las conejitas del Play Boy. Ya me entiendes. Y ahora corta el rollo que quiero dormir. 
Y "La Paca" cortó por lo sano la llamada.  
- La verdad es que la estrategia que usaste, Marcelino, fue fantástica.
- No, Andrés, si Don Ordoño y sus muchachos están cabreados a mí que no me echen la culpa. Esa estrategia y esas estratagemas ni las mandé yo llevar a cabo ni se me pasaron por el pensamiento ni por la imaginación. Fueron propias únicamente de Jesús y, desde luego, no sé en dónde las ha aprendido porque yo no las conocía. Así que a mí que me registres pero no soy culpable de la paliza que les hemos dado. 
- Las próxima vez, Marcelino, ya verás cómo nos tratan con mayor respeto. 
- No creo que, después del ridículo que han hecho, igual que ese falso madrileño que quería conocer íntimamente a Inés, ni tan siquiera volverán a retarnos a un partido de fútbol sala ni de fútbol de once. 
Con todo el pueblo a oscuras y en medio de la tormenta que comenzaba ahora a ser de granizo, Doña Inés estaba leyendo un texto que encontró en su computadora especial que tenía todavía funcionamiento propio hasta para media hora más. Era un texto firmado por un tal Diesel: "Y mientras esté vivo te seguiré llamando Ternura... Y mientras me quede un hálito de existencia te seguiré llamando Ternura... Y cuando me llegue la muerte te seguiré llamando Ternura... y más allá de la muerte te seguiré llamando Ternura... Y durante toda la eternidad te seguiré llamando Ternura... Y más allá de la eternidad te seguiré llamando Ternura... Y en la nada más absoluta te seguiré llamando Ternura... y en el todo más infinito te seguiré llamando Ternura... y cuando mi cuerpo se deshaga en billones de átomos minúsculos te seguiré llamando Ternura con cada uno de esos billones de minúsculos átomos... y cuando ya los déspotas de este mundo hayan prohibido por ley cualquier manifestación de amor te seguiré llamando Ternura... y cuando ya el amor no exista porque lo habrán aniquilado te seguiré llamando Ternura... y con la plena libertad de expresión que me da el derecho de haber nacido te juro que no deseo cambiar aunque todos, absolutamente todos, hayan cambiado... para seguir llamándote Siempre Siempre Siempre... Ternura Ternura y Ternura".
Y se quedó soñando son las rosas blancas.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

NOvela de ficcin incluyendo asuntos de la vida real.

Palabras Clave: Literatura Novela Conocimiento Ficcin Realidades Cristianismo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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