Doa Ins y "La Paca" - Captulo 7 (Novela).
Publicado en Oct 26, 2010
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El día había amanecido claro y limpio. La luz reinaba en la barriada. Mijas era un pueblo resplandeciente y limpio en este mes de mayo. Andrés se despertó y miró el reloj. Eran las siete y media del amanecer. Todavía tenía cierta jaqueca de la resaca de haber bebido bastante whisky para olvidar el rechazo de Inés. Y lo que menos soportaba es que le hubiese preferido a un verdadero desconocido. Aunque se mentía a si mismo diciendo que no le importaba sabía que, en el fondo de su corazón, sentía envidia y celos de aquel misterioso hombre que regalaba todas las noches un ramo de flores a Inés. Estaba más bien enfadado consigo mismo, por no haberse formado más en cuanto a cultura general cuando era mucho más joven. Pero la vida continuaba y había que seguir adelante. La mejor manera de demostrar a Inés que se estaba equivocando era encontrar al misterioso personaje, hombre o mujer, jugando limpio. Había jurado no acudir a ninguna floristería y su juramento era palabra sagrada. Había prometido dejar las pesquisas si fracasaba con todos los nombres de su lista y su promesa también era palabra. Pero le dolía. Le dolía profundamente no ser él el elgido para suceder en el corazón de Inés al ya descartado Don Antonio. Se levantó rápidamente y se fue a la ducha. El fresco del agua fría despertó todos sus sentidos. Era fuerte y msuculoso. Se tonificó el cuerpo con aquel baño y se cortó, después, tomándose un respiro, las uñas de los pies y de las manos. Estaba enfadado consigo mismo por haberse hecho falsas ilusiones. Pero estaba dispuesto a demostrar a Inés que era ella la equiovcada. Así que, tras desayunar un par de huevos fritos con unas cuantas lonchas de beicon más un buen vaso de naranjada ideó fácilmetne su próxima acción. El punto de mira era la pareja compuesta por el Señor Silva y la Señora Silva. Ya Roberto le había dicho que se había producido una tangana entre ellos la noche anterior. Pensó. Meditó. Estaba seguro de que Inés, involuntariamente por supuesto, era la responsable de aquel lamentable suceso. Así que jugó sus cartas, como siemrpe, a todo o nada.
Mientras caminaba hacia la Calle de Río Andarax planeó hábilmente la estrategia. Se haría pasar por un estudiante que, para llevar a cabo su tesis doctoral, se veía obligado a realizar una Encuesta entre los vecinos de la barriada. No sabía qué preguntaría al matrimonio o a lo que quedaba de aquel matrimonio pero ya se le irían ocurriendo ideas sobre la marcha. Lo importante era poder entrar en la casa y hacerles responder a la Encuesta. Así que llegó al portal número 2 y subió al Tercero B con B de Burro o de Bestia. Llamó al timbre. Le abrió, todavía muy malhumorado, el Señor Silva.
- ¿Quién es uted?. ¿No sabe que són sólo las ocho de la mañana?.
- Buena hora para estar ya despierto del todo, señor.
- Pues si es un vendedor ya puede irse por donde ha venido. Yo nunca jamás compro nada a los vendedores ambulantes.
- No. Se equivoca usted. Estoy realizando mi Tesis Doctoral en Psicología y necesito, porque e imprescindible para poder terminarla, hacer una Encuesta con la mayoría de los pobladores de esta barriada.
- ¡Yo no estoy para contestar pamplinadas!.
- Señor...
- Silva. Mi apellido es Silva y el de mi esposa también es Silva; pero mientras yo provengo de los Silva de la ciudad de Cuenca, ella desciende de los Silva de un pueblo cacereño. ¡No quiero que me moleste con preguntas tontas!. Así que lárguese a otra parte con viento fresco. Además mi señora esposa ha tenido la mala leche de retorcerle el pescuezo a "Platanito".
- ¿Su señora esposa ha cometido un crimen?.
- No es eso. Se trataba de una cactúa macho y estoy muy enfadado así que no me moleste.
El Señor Silva quiso cerrar violentamente la puerta pero los reflejos de Andrés eran increíbles y su musculatura también; así que puso su pie izquierdo entre la puerta y el quicio de la puerta y aunque el Señor Silva intentaba con todas sus escasas fuerzas cerrar la puerta, la fortaleza del pie de Andrés era muy superior a la de las manos del Señor Silva.
- Usted me ha dicho que está casado. ¡Si no desea ser encuestado usted, quizás su señora esposa si lo desee!.
La Señora Silva ya estaba en el pasillo oyéndolo todo y dispuesta, como siempre, a llevarle la contraria en todo al Señor Silva, intervino en la discusión.
- ¡Haz el favor de hacer pasar a ese caballero, porque yo sí estoy dispuesta a rellenar la Encuesta que necesita para sacar su Doctorado. Si ha llegado hasta eso, hasta poder ser Doctor en Sicología es que vale mucho más que tú, calzonazos!.
El Señor Silva se volvió contra su mujer.
- ¡Si me sigues llamando calzonazos y se entera todo el barrio y me ponen ese apodo yo haré que todos te pongan el mote de bragazas!.
Eso lo aprovechó Andrés para introducirse en la casa.
- Señores, no discutan. Propongo hacer la Encuesta simultáneamente a los dos y así relajan los nervios. Es muy sencilla. No se apuren por los escasos conocimientos culturales que puedan tener. No se trata de algo difícil.
- Está bien, pasemos a mi despacho privado pero que conste que ha sido por culpa de ella.
La Señora Silva se puso a canturrear.
- Échame a mí la culpa de lo que pase, cúbrete las espaldas con mi dolor... que allá en el otro mundo en vez de Infierno obtengas Gloria y una nube de tu memoria me borre a mí.
- Eso me parece muy interesante, Señora Silva. Pasemos, sentémonos tranquilamente los tres en el despacho y comencemos, pr ejemplo, sobre una cuestión tan psicológicamente interesante como es el dolor humano.
- A mí no me parece bien empezar así.
- Pero a mí si, queridito esposo. A mí me apetece mucho.
- No se hable más. No estén discutiendo siempre. Verán cómo todo es muy sencillo.
Al pasar por la sala comedor, Andrés vio el enorme montón de ramos de flores del que le había contado Roberto pero guardó, de momento, silencio. Aquello era lo que le interesaba. Saber si era el Señor Silva o la Señora Silva quien mandaba las flores a Inés.
Una vez sentados, y ya mucho más tranquilos el Señor Silva y la Señora Silva, comenzó hábilmente a improvisar el detective privado Andrés.
- Hablemos del dolor... ¿quién quiere empezar?.
- Por supuesto que yo que para eso soy el hombre de la casa.
- Como siempre el burro por delante para que no se espante.
- Deje ya de pincharle, Señora Silva. Hemos dicho que vamos a estar tranquilos y serenos.
- Está bien. Me callo. Que empiece él.
- Esta es mi pregunta... ¿cuál ha sido el último dolor que ha sentido en su vida social, Señor Silva?.
- Mi último dolor ya lo sabe usted así que apunte. Ver a mi cacatúa macho con el cuello retorcido.
- Bien muerto que está.
- Espere, Señora Silva. No interrumpa. Ahora sí, hable usted sobre la misma pregunta.
- El último dolor mío era que ese asquerso bicharraco no hacía más que llamarme bruja, bruja y bruja, por culpa de este zanguango que tengo por esposo. ¿Usted cree que se puede aguantar eso por tantos días seguidos?.
- Bueno. Reconozco que las respuestas de los dos son interesantes y coinciden en el mismo asunto. Eso es señal de que tienen muchas cosas en común y pueden llegar a ser una feliz pareja.
- ¿Qué ve de bueno en su esposa, Señor Silva?.
- Lo único que veo de bueno en ella es que se duerme rápidamente. ¡Qué felicidad la mía cuando la veo roncando y sin molestarme!. ¡Qué paz en esos momentos!.
- ¡Maleducado!.
- ¡Deslenguada!.
- Calma señores, ¿qué es lo mejor que ve en su esposo, Señora Silva?.
- Lo mejor, aunque usted no se lo crea, es cuando se va en busca de lagartas al Camino Viejo de Coín, que allí tiene a sus queridas sacacuartos. ¡Qué descanso no verle la jeta!.
- Veo que se llevan ustedes como el perro y el gato.
- Sí. Es cierto. Mi esposo es bastante perro.
- Y tú bastante gata siempre dispuesta a arañar todo lo que puede. Que usurera eres bastante.
- Esa es otra buena pregunta. ¿Cuál es su principal valor en su escala de valores, Señor Silva?.
- Por supuesto que el dinero.
- Yo diría que la avaricia para tener dinero y gastárselo con furcias.
- Calmese, señora, por favor. Ahora le hago la misma pregunta a usted.
- Hacer viajes sin sentido alguno para derrochar el dinero que éste me da.
- Tienen ustedes una escala de valores realmente poco edificante... ¿dónde sitúa usted el amor, Señor Silva?.
- En el penúltimo escalón, sólo por debajo de él sitúo a la muerte. Me gustaría no morirme nunca.
- Claro para seguir cortejando a las furcias. Pues para mí el amor lo coloco en el último lugar, por debajo de la muerte, porque prefiero mil veces morir que hacer el amor con éste.
- ¡Que te insisto una vez más en que yo no soy éste sino que soy el Señor Silva de los Silva de Cuenca!.
- ¡Y yo te insisto también una vez más en que no soy La Chicha ni la Mayka sino la Señora Silva de los Silva cacereños!.
- Esperen. No levanten la voz y sigamos con las preguntas. ¿Qué regalo le gustaría que le hicieran a usted Señor Silva?
- Una escopeta con cañones recortados para matar a ésta de un disparo a bocajarro.
- Así es de bruto, ya lo ve...
- ¿Y a usted, Señora Silva?
- Un billete de avión con destino en las antípodas australianas para vivir lo más lejos de éste.
- Pero... ¿ y las flores Señora Silva?.
- Si se está refiriendo a todos esos ramos de flores que ha visto en la sala comedor sólo son regalos que me hace este sabandija para comprar mi silencio y que no se entere todo el vecindario de adónde acude una noche sí y otra también antes de venir a casa.
- ¿Es cierto eso, Señor Silva?.
- Es cierto. Pero no se las regalo por eso, sino porque sé que es alérgica al polen de las flores...jejeje...
Ya tenía las respuestas que buscaba. Lamentablemente para él ni el Señor Silva ni la Señora Silva eran quienes le enviaban flores a Doña Inés.
- Por mi parte ya he terminado señores. Pueden ustedes seguir odiándose si quieren todo el tiempo que deseen. A mí me parece una pérdida de tiempo, pero si eso es lo que quieren es la mejor manera de perderlo. Adiós, Señor Silva y Señora Silva, ha sido un placer haberles conocido. Me han ayudado muchísimo para mis notas sobre la tesis doctoral.
- Oiga... ¿Y cómo va a titular dicha Tesis de Sicología, si puedo saberlo?.
- No se lo voy a ocultar a ninguno de los dos, Señora Silva. La voy a titular, pensando en cierta persona de la que he aprendido mucho indirectamente, "Dígaselo con flores"... pero veo que eso a ustedes no les gusta. Adiós y que tengan ustedes un feliz día odiándose mutuamente.
El detective privado Andrés salió de la casa del Tercero B con B de Burro o B de Bestia y, ya en la calle, el fresco le vino de maravilla para recomponer sus ideas. Estaba muy cansado y necesitaba algo de ocio. Sabía que para esa misma tarde, a las cuatro en punto, se celebraría un partido de Fútbol-Sala entre el Mijas Fútbol Sala, campeón de la ciudad, y el Fúbol Sala Los Olivos, el equipo de la barriada. Se tomaría tiempo suficiente para descansar echando un pequeño sueñecito y luego se iría al Polideportivo Municipal de Mijas situado en la Carretara de Mijas a Benalmádena exactamente en el mismo kilometro que el número de la casa que acababa de dejar atras: el 2. Meditó.
- Es curioso esto de las contradicciones de los números. Por eso yo no creo ni creeré jamás en la Numerología como Ciencia. Con todos los números pasa lo mismo... pero este es un buen ejemplo significativo. El 2 puede servir para ser feliz pasando ratos celestiales o para ser infeliz pasando ratos infernales. Por eso soy cristiano y no creo para nada en la Numerología de Nostradamus por ejemplo. Cuando regrese a Madrid tengo intención de volver a ejercer de periodista para hacer una entrevista imaginaria a Nostradamus y tirar por el suelo todas sus falacias y mentiras con las que ha engañado a medio mundo.
Durante la mañana también estuvo muy atareado el inspector de policía Roberto intentando localizar a "Pirri". De la lista de Colegios que había obtenido, decidió empezar por el primero de ellos. O mucho se equivocaba o pronto daría con la pista. Y no estaba muy desencaminado. Así que se asercó al Centro de Estudios Audiovisuales San Fermín, en el número 10 de dicha calle, en Las Lagunas. Las Lagunas de Mijas es uno de los tres núcleos urbanos en los que está dividido el municipio de Mijas. Mientras que Mijas Pueblo es la zona del pueblo andaluz y La Cala está dedicada al turismo; Las Lagunas cuenta con la mayoría de los servicios municipales y una parte de las urbanizaciones.
Pero había errado al elegir primero dicho Centro cuando vio en el letrero indicador de la puerta del mismo que era para personas adultas. Así que volvó a montar en su automóvil y se dirigió al Colegio Virgen de Fátima. Allí le cerró el paso el portero Fermín.
- ¿Qué desea?.
- Algo muy concreto. Quizás usted me pueda ayudar.
- Si es algo relacionado con los alumnos por supuesto que sí.
- ¿Hay algún chico del Colegio al cual se le conozca con el apodo de "Pirri"?.
- No. Le puedo afirmar que aquí no hay ningún chaval con ese apodo.
- Haga memoria. Debe ser de los que estudian Secundaria.
- Le vuelvo a afirmar que aquí no hay ningún chico que le apoden con ese nombre... pero me parece haber oído que estudia alguien con ese apodo en el Instituto de Educación Secundaria de la Avenida de México.
- ¿Qué número de la Avenida de México?.
- No tiene número. Es en la Avenida de México sin número. Pero espere que haga memoria... sí... allí hay un chaval de 16 años que le llaman "Pirri". Por cierto es uno de los mejores futbolistas de la provincia en edad juvenil. Por eso lo recuerdo muy bien. Una vez jugamos contra ellos y nos ganaron gracias a él.
- Me interesa mucho ese dato. Muchas gracias. Me ha hecho un gran favor. Tome este billete de 20 euros.
- !Ni hablar!. No le he dado información interesada. No acepto regalos en dinero por nada del mundo. Aquí somos todos muy íntegros. Desde el Director del Colegio hasta la señora de la limpieza.
- Está bien. Muchas gracias por todo.
Eso del fútbol era una buena oportunidad de atrapar al "Pirri" sin que este se diera cuenta. Prefirió esperar a la hora de la salida del Colegio para no despertar sospechas en él. Se le acercaría con alguna excusa que tenía tiempo para pensarla. Así que se fue a descansar a su oficina temporal.
- ¿Qué tal te ha ido, Roberto?.
- ¡Excelente, mi teniente, excelente!. ¿A qué hora salen los escolares de secundaria aquí en Mijas?.
- A las 2 de la tarde.
- Muy bien. Es una hora excelente para invitarle a comer.
- ¿Es que ya lo has encontrado?.
- Me han afirmado y confirmado dónde está estudiando. Déjeme actuar a mí solo, Silvestre. Sé lo que tengo que hacer.
En la cuadra de la residencia de Don Antonio y Doña Inés, Moncho estaba limpiando al caballo blanco "Brincos" de Doña Inés y al caballo negro "Bruto" de Don Antonio. Así que no se apercibió de la presencia de ella, hasta que no la tuvo cerca de sí.
- Hola Moncho... ¿cómo se encuentra "Brincos"?.
- En plena forma... ¿va usted a salir a pasear con él?.
- Sí. Por eso vengo vestida adecuadamente para ello.
- ¿No le importaría que yo la acompañase con "Bruto"?. Es por simple precaución. No andan muy bien las cosas ahora por Mijas. Se habla, se rumorea, se chismea que hay algo extraño relacionado con asuntos de drogas y prostitución. No quisiera que le sucediera algo malo a usted.
Doña Inés sonrió ligeramente.
- Está bien. Acompáñame Moncho. Así tendré una persona con quien hablar por el camino.
Los dos, ella en "Brincos" y él en "Bruto", salieron de Mijas hacia el bosque cercano.
- Verá, Doña Inés. Yo siento muchísimo lo que le está sucediendo a su hijo. La verdad es que Don Antonio no sabe lo que ha hecho con él.
- Déjalo Moncho. Es mejor hablar de otros asuntos. Ya sé perfectametne lo que Antonio no ha hecho por él. Es mejor decir lo que no ha hecho que lo que ha hecho; porque lo que ha hecho ha sido convertirlo en un títere del dinero y lo que no ha hecho ha sido inculcarle valores éticos y morales.
- Dicen por ahí que el cura Don Ramón está interesado en usted. Sólo son rumores y no sé a que se refieren.
- Don Ramón que siga su camino que yo seguiré el mío. Ya sé que está deseando estar conmigo para lo que sea... pero a ese lo que sea no le doy ninguna importancia. Él puede decir misa todo lo que quiera pero yo me conformo con hablar directamente con Dios. Lo que desea es algo que yo no le voy a dar jamás.
- ¡El placer de tocar sus manos!... ¿no es cierto?.
- Efectivamente Moncho. Es algo parecido a una novela que he leído de Leopoldo Alas "Clarín" llamada "La Regenta".
- Usted ya sabe que soy analfabeto y no sé leer ni escribir. Pero... ¿qué se dice en esa novela?.
- Muchas cosas deshonestas, Moncho. Y el cura Don Ramón será todo lo santo que dicen que es... pero creo que me está confundiendo con Doña Ana Ozores. Escucha bien, Moncho... En La Regenta, una de las cumbres de la novela realista, Leopoldo Alas alcanzó a cifrar de forma inolvidable uno de los motivos que obsesionaron a la narrativa europea de la segunda mitad del XIX: el retrato de un carácter femenino que se debate entre el deseo y su represión, y que sufre, en este caso, las asechanzas de un galán y de un cura. La peripecia tiene como trasfondo la magistral y despiadada descripción del entorno de Ana Ozores, esa Vetusta murmuradora y provinciana en la que toda vanidad e hipocresía tienen su asiento.Pero está muy equivocado el cura Ramón si cree que esto es Oviedo. No, Moncho, él no se da cuenta de que estamos en Andalucía y aquí las señoras de la alta sociedad aristocrática somos diferentes. Puede que el esposo de Doña Ana Ozores, en la ficción sea lo mismo que Antonio en la realidad, pero yo no soy como Doña Ana Ozores. Yo tengo otro temperamento muy diferente. Le llamo al pan pan y al vino vino y eso es lo que no sabe el cura Ramón. Por cierto, hablando de pan y vino, del pan de los campesinos y del vino de las sacritías. Hoy, a la hora de la comida y por expreso deseo de mi madre Rogelia, tengo dos invitados especiales, el panadero Honorio y Rufina la madre de Don Ramón. ¿Comprendes ahora por qué digo lo del pan de los campesinos y el vino de las sacristías?. Será muy interesante el coloquio que podemos llegar a tener.
- Entonces... ¿no acudirá usted al gran partido de fútbol sala entre Mijas y Los Olivos?. Es todo un gran acontecimiento para el día de hoy. Casi toda la barriada no hace más que hablar de ello.
- No me interesa para nada el fútbol y menos aún el fútbol sala. Yo a esas horas estaré muy ocupada en charlar con el panadero Honorio y Rufina, la madre de Don Ramón.
- Aunque soy analfabeto empiezo a comprender...
- ¿Qué estás comprendiendo?. Dímelo sin rodeo alguno. Me gusta siempre hablar las cosas de frente.
- Empiezo a comprender, a pesar de mi gran ignorancia, que saldrán a la palestra los temas sociales... ¿no es cierto?... eso que algunos llaman proletariado y fuerzas fácticas... que no sé lo que quiere decir por supuesto pero por lo que puedo entender se refiere a trabajadores y religión.
Doña Inés no pudo reprimir una sonrisa. El caso es que la mañana era tan luminosa que se la veía más bonita que nunca y ella se sentía, a pesar de las desgracias de su todavía esposo Antonio y su todavía hijo Miguelito, contenta. Así que le encantaba hablar con el modesto, sencillo y servicial Moncho.
- Eres más inteligente de lo que crees. Algunas pesonas predican que todos los seres humanos somos inteligentes; todos en absoluto. Y es verdad, Honorio, es verdad. Por ejemplo, puede darse el caso de que se aprenda mucho más de Ciriaco, Ruano y Zamudio que del propio cura Don Ramón. Y por supuesto que me interesa mucho más la tertulia poscomida de esta tarde en mi hogar que ir a ver un partido de fútbol sala donde todos se empeñan en decir que se pone en juego la honra del barrio y la honra del pueblo. ¿Tú que opinas sobre esto último?.
- Para mí la única honra que existe es la dignidad de una persona.
- ¿Ves cómo eres muy inteligente, Moncho?. Has expresado una frase muy profunda. Algunos creen que la gran profundidad de este mundo sólo la tienen los llamados sabios y es que no saben que hay muchos sabios y muchas sabias entre las personas humildes de los pueblos de España. Por ejemplo, te voy a citar una frase dicha por un hombre famoso, de esos que los historiadores llaman sabios, para ver qué opinas tú sobre la misma.
- Si me gusta acompañarla, Doña Inés, es, además de que me siento halagado por llevar de compañia a una mujer tan guapa, lo que puedo aprender de usted.
- Escucha. Escucha la frase y dime tu comentario. Es que quiero demostrar que muchas veces la razón está en donde muchos creen que no está y no está donde esos muchos creen que está. La frase es del célebre Herbert Marshall Mac Luhan, el de la famosa "aldea global" de la Galaxia Gutenberg y dice así: La indignación moral es la estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad. ¿Qué opinas tú de eso?.
- Me lo pone usted muy difícil Doña Inés. No sé qué decir. Ese Mac Luhan era un verdadero hombre muy superior a mí.
- ¿Crees de verdad eso?.
- Yo no puedo compararme con ningún sabio que escribe así.
- Inténtalo. Dí lo que te duele de esa frase.
- ¿Por qué tiene usted tanta intuición, Doña Inés?.
- Porque soy mujer... y además porque soy mujer guapa también... ya sabes que digo al pan pan y al vino vino. Así que pierde la timidez de querer opinar y opina sobre lo que te duele de esa famosa frase.
- ¿Le cuento lo que he sentido al escucharla?.
- Eso es lo que te estoy pidiendo.
- Siento rabia por dentro...
- ¿Por qué?.
- Porque no sé si en el concepto de idiotas nos mete también a los que no tenemos tanta cultura como ellos.
- Exacto. Sigue.
- No sé seguir.
- Opina algo que le ponga en evidencia a Mac Luhan. Sea lo que sea. Pero que salga de tu alma y no de tu mente.
- NO sé. No puedo rebatirle.
- Te voy a ayudar dicéndolo yo. Verás. Se puede escribir, entre otras muchas cosas, lo siguiente: "El idiota es todo hombre que cree que los demás son idiotas menos él y unos cuantos como él". ¿Ves?. No tiene importancia que haya dicho eso sobre la frase de Mac Luhan, no tengo nada contra Mac Luhan... ¡pero me ha salido del alma y lo he dicho!. Lo importante en un debate no estriba sólo en lo que se dice o en lo que se escribe sino en los que se puede decir más allá de los que se dice y se puede escribir más allá de lo que se escribe.
- La verdad es que no comprendo a los hombres que creen que las mujeres muy guapas son tontas y no tienen ideas en su cerebro.
- Hay algunos hombres que no son tan machistas. Te voy a contar un secreto pero no se lo digas a nadie. ¡Cuánto me gustaría conocer al enigmático Maestro Zeta-Zeta!.
- ¿Para qué si ya está casado?.
- Precisamente por eso yo no sería ningún peligro para él y me enseñaría muchas cosas que me faltan por aprender.
- Pero... ¿de verdad usted cree que existe realmente el Maestro Zeta-Zeta?.
- Existe, Moncho... y siento como si fuera él el que estuviese hablando por mi boca.
- Pero si le repito que está casado...
- No importa. No es una relación amorosamente sexual la que me gustaría tener con él, sino una relación amorosamente mental nada más. ¿Comprendes?.
- No. No lo comprendo.
- No importa. En el fondo los verdaderos hombres son los que declaran que no lo saben todo. Y ese tal Maestro Zeta-Zeta debe ser uno de ellos. De esos verdaderos sabios bohemios que lo mismo fuman pipa en una pobre cantina barriobajera rodeado hasta incluso de mendigos, que son capaces de dejar bien a quien le acompaña en los lugares más lujosos que te puedas imaginar... y eso porque los verdaderos hombres bohemios son capaces de transformar la luz de una luciérnaga nocturna en un verdadero rayo de sol. Tan capaces que lo hacen sin que muchos se den ni cuenta. Esa es la grandeza que tiene Zeta-Zeta.
- ¿Por qué le llama Zeta-Zeta como si lo conociese de toda la vida?.
- Porque, como te dije, es muy fácil entrar en contacto de esa clase de espiritualidad. Basta con mirar a todo lo que rodea este bosque y, a la vez, a todo lo que rodea en una gran ciudad, para darse cuenta de ello.
- No comprendo. Sigo sin comprender.
- Que los hombres como Zeta-Zeta saben que los más pequeño es igual a lo más grande porque lo que importa no es la materia ni la extensidad sino el espíritu y la intensidad. ¡Feliz la bellísima mujer que se ha casado con él!.
- Verá, mi señora Doña Inés... que la leyenda de ese Maestro puede equivocar a muchos y decir que es un santo.
- No. Te voy a explicar algo... ¿qué es un santo?.
- Alguien completamente puro.
- Ese sólo lo es Jesucristo. No existe ser humano, hombre o mujer, completamente puro salvo Jesucristo. Los demás somos a veces muy imperfectos y ese tal Zeta-Zeta lo sabe y lo dice a través de mi espíritu en estos momentos.
- Pero... ¿cómo puede ponerse en contacto tan profundamente con él?.
- Porque el caso de las flores tiene mucha relación con él. Es cierto que es otro el hombre que me las regala... pero en realidad tienen mucho del lenguaje de Zeta-Zeta. Y cuando las miro y las observo es como si estuviese viendo y observando a dos hombres a la vez: el que me las regala de verdad y el que hace que me las regale de verdad. Y ahora volvamos a casa. Sin darnos ni cuenta nos hemos alejado bastante.
- Sólo una opinión, Doña Inés... ya que estamos llamando al pan pan y al vino vino y no se me ofenda por lo que le voy a decir.
- Adelante. Hoy no me ofendo por nada ya.
- ¿Cómo es tan cretino su esposo Don Antonio?
Doña Inés no dijo nada.
- Lo digo porque mujeres como usted y como debe ser la del tal Maestro Zeta-Zeta valen verderamente un Imperio. No comprendo como Don Antonio es un ser humano tan necio.
- Quizás no tenga la culpa él sino yo...
- ¿Por qué?.
- Porque me casé demasiado joven, siendo sólo una chica de 16 años creyendo que al hacerlo con un hombre que me sacaba 40 años de edad me serviría para aprender mucho en la vida. Me equivoqué no porque buscara su dinero sino porque buscaba una inteligencia que él no tiene. Mi madre Doña Rogelia lleva razón cuando dice siempre "que sufra el dinero pero no la persona". La ha debido de aprender de alguna otra mujer tan sabia como ella. Y es que la verdadera sabiduría se transmite entre las personas que saben de la espiritualidad más que de lo material. ¿De qué le sirve a él conocer tanto de finanzas y ser tan millonario si no sabe, por ejemplo, lo de "caminante no hay camino sino que se hace camino al andar"?.
- ¿Quién dijo eso?.
- El poeta Antonio Machado. Verás, Moncho, hay muchos poetas anónimos que quizás algún día salgan a la luz para asombro de muchos que no creen en ellos y en ellas; pero que son capaces de escribir y, sobre todo, de sentir como Antonio Machado por poner sólo un ejemplo.
- ¿Y por qué hizo usted eso de casarse con un hombre de 51 años de edad cuando usted sólo tenía 16?.
- Porque me equivoqué. Pensé que él era tan inteligente como Alberto Moravia y yo hice lo que Carmen Llera. El italiano sacaba 37 años de edad a la española y, sin embargo, ésta se casó con él porque amaba sólo su inteligencia y a pesar de lo mucho que la criticaron ella fue feliz con él. 
- Me está liando, doña Inés... no entiendo nada...
- Mejor que no entiendas nada más. Sólo con que sepas que Don Antonio no tiene nada que ver con Alberto Moravia es suficiene. A los hombres se les debe amar primero por su corazón antes que por su inteligencia. Y desde luego nunca por su dinero. Y ahora, si no te importa, quiero regresar a casa en silencio.
- Dicen que hay silencios que valen más que todo un discurso.
- Eso es, Moncho.
El regreso a casa ya lo hicieron en completo silencio salvo un breve diálogo.
- Escucha la siguiente frase de Moravia: El ignorante tiene valor; el sabio miedo.
Moncho sólo respondió con una sonora carcajada.
- ¿Es tan gracioso el chiste?.
- A mí me entra la risa.
- Pues no es un chiste sino una realidad.
Llegaron a la casa de ella cuando sonaban las once de la mañana y el Bar "Dulcinea" estaba lleno a rebosar; con Demetrio sirviendo a Don Antonio, Fifiriche (siempre al lado de él), Benito (siempre odiándole por envidioso), Zamudio (sonriendo porque se sentía feliz), Ciriaco, Ruano, Silvestre, el pintor Nicasio, y una sola mujer a la que se la conocía como "La Puñalitos" y que acababa de ser contratada por Don Mariano (ahora ausente) como cantaora y bailaora para amenizar las tertulias del "Dulcinea". Estaba cantando y bailando, dirigiéndose especialmente a Don Antonio y sobre una improvisada tarima, "La Puñalitos" algo tan famoso como "Limosna de amores":
Yo debí serrano cortarme las venas
cuando entre los ayes de una copla mía
pusiste en vilo mi carne morena
con una palabra que no conocía...
sólo de pensarlo me da escalofríos
qué ciega que fui
cuando con tus ojos mirando a los míos
me dijiste así
Dame limosna de amores, Dolores,
dámela por caridad
y pon en mi tú unas flores, Dolores,
que Dios te lo pagará
no me niegues mi serrana
el agüita de beber
ten piedad, samaritana
de lo amargo de mi ser...
ay no te da pena que llore, Dolores
no te da pena de mi...
ay dame limosna de amores
dámela tú mi Dolores
porque me voy a morir...
Yo no necesito tus pobres caudales
ni quiero que cumplas aquel juramento
me basta y me sobra
que llores
rios de penas y remordimientos...
pero lo que nunca jamás en la vida
podrás tú saber
que hasta en el momento que esté en la agonía
te habré de querer...
Todos los allí reunidos se codeaban, se empujaban y hasta se zarandeaban con tal de estar más cerca de "La Puñalitos". Todos menos el mudo Zamudio que, siempre sentado en su rincón, entre las sombras más oscuras del bar, simplemente sonreía. Sabía que nunca tendría ni la más mínima oportunidad de tener una novia apetecible como le gustaban a él... pero sonreía... no dejaba de sonreír mientras los demás se comportaban como si de asnos de Buridán se tratase. Y es que Zamudio sabía qué era eso del Asno de Buridán. Se hizo la explicación, viendo aquel lamentable espectáculo, para sus adentros; como si un millón de personas le estuviesen escuchando y él fuese un verdadector orador ante las masas.
- El asno de Buridán es el nombre que se le da al animal que protagoniza un antiguo argumento de reducción al absurdo contra Jean Buridan (1300 - 1358), teólogo escolástico discípulo de Guillermo de Ockham, defensor del libre albedrío y de la posibilidad de ponderar toda decisión a través de la razón. Para satirizar su posición, algunos críticos imaginaron el caso absurdo de un asno que no sabe elegir entre dos montones de heno (o, en otras versiones, entre un montón de avena y un cubo de agua), y que a consecuencia de ello termina muriendo de inanición (o de sed). Se trata, según algunos, de una paradoja, ya que, pudiendo comer, no come porque no sabe, no puede o no quiere elegir qué montón es más conveniente, ya que ambos montones le parecen iguales. Aristóteles, en el De Caelo, ya se había preguntado cómo un perro confrontado ante dos cantidades idénticas de alimento podría comer. El ejemplo del asno que muere de hambre por indecisión parece inverosímil, pero es posible imaginar casos menos extremos y más intuitivos de la misma paradoja: piénsese en alguien que sigue la máxima de hacer siempre primero lo que es más urgente y, enfrentado ante varias tareas urgentes, su propia deliberación acerca de cuál es la tarea prioritaria le hace perder valiosísimo tiempo. O piénsese en una persona que ama a dos pretendientes ¿puede amarlos a ambos con la misma fuerza y perderlos a ambos por culpa de su indecisión?. El problema es un ejemplo del uso del principio de razón suficiente formulado por Leibniz, según el cual si no hay una razón suficiente para que una cosa suceda en vez de otra, el principio afirma que no sucede nada, la situación inicial no cambia. La paradoja del asno de Buridán aplica el principio anterior a una situación de simetría bilateral. Otro contexto en el que se suele aducir la paradoja es como argumento de reducción al absurdo del racionalismo para justificar la fe religiosa. Como el asno muerto de hambre, debemos supuestamente tomar una decisión no-racional para evitar quedar paralizados en una duda sin fin. Un contra-argumento típico responde que es perfectamente racional reconocer que ambas opciones son igualmente buenas y escoger arbitrariamente una en vez de morir de hambre. Por otra parte, en un contexto de interpretación ligeramente distinto al anterior, el significado atribuido a la paradoja es que permite reconocer que ya sea que consideremos racional o no a la decisión, la misma estará siempre impregnada de la noción de valor. Pues la situación planteada en la paradoja conduce a la inmovilidad porque propone al asno dos opciones de igual valor. Pero la mayoría de las decisiones humanas se basan en la percepción de una diferencia de valor; más allá de que tal valoración pueda considerarse racional o no.
Y es que el mudo Zamudio era uno de esos sabios a los que había referido Doña Inés. Zamudio se pronunicaba el discurso para sí mismo mientras sonreía sentado en la penumbra de la silla del lejano rincón del "Dulcinea". Estaba pensando en Don Antonio.
- Don Antonio, ¿le gusta la nueva chica que ha contratado Don Mariano para amenizar nuestras reuniones?.
- Escucha, Demetrio, hoy no me siento bien...
- ¿No será que hoy ha empezado ya su declive como sucede con todo lo que sube que, por ley, baja si algo sólido no lo sustenta?. Si tiene problemas con La Paca puede comenzar con La Puñalitos; al fin y al cabo también es una mujer deslumbrante y, además, sabe cantar y bailar. Así que con ella usted tendrá, además de simplemente sexo, mucha distracción visual y oral. ¡Ande, anímese!. Que no es malo que a uno le canten y le bailen en estos temas de engañar a la mujer, Don Antonio.
Benito no hacía otra cosa más lanzar miradas a La Puñalitos y a Don Antonio. Miradas de admiración para lo que el sólo consideraba que era una hembra nada más y miradas de odio para aquel hombre o lo que quedaba de aquel hombre.
- ¿Qué te sucede, Benito, estás como flipado?.
- ¡No consiento que me gastes bromas, Ciriaco!. Que no tengo ganas de hablar con un loco como tú.
- Llámame todo lo loco que quieras, Benito... pero a la verdad la llaman tiña a veces... y lo digo porque si la envidia fuese tiña el mundo entero estaría lleno de tiñosos.
- ¿Qué me estas queriendo decir, Ciriaco?. Si me haces enfadar te arreo tal puñetazo que vas directo al psiquiátrico San Miguel de Torremolinos.
- ¡Menos ínfulas Benito, menos ínfulas!. Que el hospital de la Calle Pablo Bruna al menos lo conozco bien mientras tú conoces muy mal a Doña Inés!. ¿O no es eso lo que te tiene enloquecido de atar, donjuan de las varillas del Camino Viejo de Coín?. Yo parezco loco y sin embargo recuerdo que Bruna fue un jugador de fútbol de aquí, del Mñalaga precisamente, y compañero además de Luna y tú, sin embargo ni sabes quienes fueron, pero lunático eres un montón. ¡Anda!. ¡Atrévete a pegarme ahora!. Mira, Benito, no quiero ni verte. Y si te das un garbeo por el Psiquiátrico de Torremolinos a lo mejor te vendría bien para aprovechar tu jubilación. Ya ves, loco me llaman, pero al menos las varillas del Camino Viejo de Coín, no me gustan tanto como a Don Antonio y a ti. Y tú tienes envidia de un hombre como ese o mejor dicho para ser exactos de una mujer como la que tiene. ¡Y haga el favor de no fijarse tanto en La Puñalitos!.
- ¡Me fijo en quien me da la gana!.
- ¿Y yo soy el loco?. Se lo digo porque es la protegida del gitano "Mijares". Usted si es que está loco que no se da cuenta de que si algo sucediera entre La Puñalitos y usted, viejo carcamal, todo el pueblo gitano le daría tal paliza que no tendría que ir al Hospital Psiquiátrico de Torremolinos sino a Urgencias o la U.C.I del Consultorio de Mijas Pueblo, que aunque está situado en la Plaza de la Paz le iba a parecer a usted la Plaza de Tianamén por la cantidad de puntos que le tendrían que dar. ¿Me entiende soplagaitas?.
- ¿Yo soplagaitas?.
- ¡Sí!. Soplagaitas y tuercebetas y pinchauvas y hasta tronchapedos. ¡Hartovino que es usted un hartovino!.
Sonó el móvil de Silvestre.
- !Aquí el teniente de policía Silvestre!. ¿Quién es usted?.
- Calma, Silvestre; soy Roberto.
- Es que ya estoy bastante nervioso y con ganas de entrar en acción.
- ¿Dónde se encuentra que escucho tanto alboroto?.
- En el Bar "Dulcinea" y se está armando tal pifostio por aquí que no voy a tener más remedio que actuar. Esta noche lleno la cárcel de tipejos.
- Escuche. Déjese ahora de tipejos de medio pelaje. Tengo una noticia que darle pero no tiene que enterarse nadie.
- Espera un momento, Roberto, no cortes la comunicación.
El teniente Silvestre salió a la calle.
- Díme ya. No hay moros en la costa. Nadie nos puede escuchar.
- ¡Tengo ya localizado al "Pirri"!. Tenía pensado esperar a que saliera del Colegio para detenerle... pero como es tan listo podría salir por alguna puerta trasera o saltar las vallas por algun lado si llegara sospechar algo... así que acabo de cambiar de plan. Voy ahora de inmediato a buscarle. Le tengo preparada una trampa que no sabe ni por dónde le van a venir los tiros. Confíe en mí, Silvestre, y haga los siguiente: vaya hasta la chabola del Barbas y escóndase sin que nadie le vea. Si todo me sale bien, antes de las dos podrá detener al "Pirri". Estoy seguro de que no voy a fallar.
- ¡Sé que no vas a fallar pero qué hago con todos estos merluzos que están montado un cirio de mil pares de narices!.
- ¡Déjeles que se maten si quieren!. Ahora lo importante es cazar al "Pirri" como si se tratara de cazar a un conejo vivo. ¿Me entiende?. Si se da cuenta de algo se puede hasta suicidar con tal de que no le atrapemos.
- Bien. Voy para allá.
Y mientras el teniente Silvestre marchaba en dirección a la chabola del Barbas, el inspector Roberto se encaminaba hasta el Colegio Virgen de Fátima. Una vez allí entró sin ser visto por nadie puesto que la puerta estaba abierta; después se dirigió al edificio central y subió las escaleras buscando el Despacho del Director. Muy pronto dio con él y llamó a la puerta.
- ¡Entre!. ¡Entre!. ¡La puerta está abierta!.
Y entró.
- ¿Es usted el señor director de éste Colegio?.
- El mismo. Me llamo Don Sandalio. Sé que es nombre un poco ridículo y sé que todos los chicos y chicas se ríen de mí a mis espaldas por culpa del más rebelde de todos ellos.
¡Ostras!. ¡Otra s que añadir a la lista!. Roberto ahora tenía que atrapar dos conejos al mismo tiempo. Así que fue al asunto sin más reservas.
- Vengo a un asunto muy importante relacionado con un alumno de este Colegio.
- ¿Algo grave?.
- ¿Me podría servir usted un café bien cargado mientras charlamos un poco o está ustd muy ocupado?.
- Estoy totalmente libre de trabajo. El café lo tengo ya preparado para las visitas. Así que tomemos el café juntos.
El Director del Colegio le hizo sentarse a Roberto después de estrecharle la mano.
- Cuente, cuente.
- Primero, para abrir el apetito, como si fuese un aperitivo, ¿está usted casado?.
- Nunca he tenido tiempo para ello. Jamás me he planteado casarme pero todavía soy lo bastante joven para hacerlo.
- ¿Y qué clase de mujer le gustaría que fuese su esposa?.
- Mi tipo ideal es Doña Inés.
¡Ya le tenñia atrapado si no se equivocaba de nuevo!. Así que fue y metió la directa.
- ¿Le regalaría usted flores para conquistarla?.
- ¡Nada de flores!. ¡Lo menos que le regalaria sería un Mercedes último modelo!.
- Pero acompañado de un ramo de flores... ¿no es cierto?.
- Pues no. No me gustan las flores cuando sueño con mujeres. Acompañando al Mercedes le regalaría las llaves de un chalet.
- ¿Y pondría como nombre del chalet algo así como "Flores", por ejemplo?.
- ¡Y qué manía ha cogido usted con eso de las flores!. Le llamaría sencillamente "Aurora".
¡Otro batacazo para Andrés!. En cuanto le viese se lo contaría con todo detalle para que no pensara en él.
- Bien. Mi asunto sí es muy importante.
- Pues cuénteme ya que me tiene en ascuas.
- Pues sí. Es un asunto de que alguien se puede quemar...
- ¿Es que se está incendiando el colegio?. ¡Rápido!. ¡Hay que llamar al cuerpo de los bomberos!
- ¡Jajaja... deje en paz el cuerpo de los bomberos que seguro que están echando un sueñecito y no piense en ningún otro cuerpo y mucho menos el de Doña Inés!.
- ¡Jajaja!. ¡Me cae usted simpático!.
- No es eso... No busco ser simpático...  sólo le he gastado una broma por ver si tenía usted sentido del humor... bueno... ya en serio... ¿hay aquí un alumno al que le llaman "Pirri"?.
- ¡Claro que sí!. ¡Es un futbolista fantástico!. La lástima es que ya tiene 16 años de edad y todavía ningún ojeador del Málaga le ha echado el ojo. ¡Qué lástima!. !Porque es formidable!. Gracias a él somos los campeones intercolegiales de Málaga.
- Pues tengo buenas noticias para él y para la gloria de este Colegio. Yo soy un ojeador del Real Madrid y sí nos hemos fijado en él.
- ¿Del Real Madrid?... ¿Me está diciendo que el Real Madrid está interesado en "Pirri"?.
- Sí. Estamos interesados en él. Así que... por favor... llámele para hablar con él.
- !Eso está hecho!. ¡Y vaya fama para él y para nuestro Colegio!. Nos darán alguna prima por formación deportiva... ¿verdad?.
- No se preocupe ahora por primas y no me haga el primo o se nos anticipan los del Atleti.
- Enseguida estará aquí presente. Es del Aula 6-C.
- Entonces avísele ya.
El Director del Colegio apretó el botón del 6-C. Contestó el conserje de la planta, un tal Bruna.
- Señor director, ¿qué desea?.
- Escucha, Bruna... saca al "Pirri" del aula y ven con él a mi Despacho. No le digas nada porque le van a dar una sorpresa.
- ¿Una sorpresa?. ¿Qué clase de sorpresa?.
- Una sorpresa mayúscula que no olvidará jamás en su vida. Hoy comienza una nueva vida para nuestro "Pirri".
- Y de verdad que será una sorpresa mayúscula, señor Don Sandalio.
- Además de alegrarme porque va a fichar por el Real Madrid me alegro también porque es el que hace que todos los demás chavales y chavalas del Colegio se rían de mí por mi nombre. Reconozco que Sandalio no es propio para un Director de Colegio sino para una labriego de hortalizas. Algunas veces me dan enormes deseos de quedarme en la cama parfa evitar que los chicos y chicas se rían de mí pero mi madre, siempre que le decía que no quería venir al Colego me hacía meditar diciéndome que, además de que es mi obligación soy el Director y no un alumno. Sandalio me puso mi madre que se llamaba, en vida, Simplicia y creo que me piso ese nombre de pura mala leche que tenía por llamarse Simplicia.
Roberto no podía ya más disimular su risa... pero tenía que estar serio para que no descubrieran su trampa.
- ¿Usted, cómo se llama?.
- Roberto.
- ¿Y pondría a su hijo un nombre como Ruperto para fastidiarle toda su vida?.
- Yo no. Yo sería incapaz de hacer eso. Si tuviese mala leche le pondría Escojoncio por ejemplo.
Al Director del Colegio se le fue, por un momento, la frustración de llamarse Sandalio porque comezó a reír sin parar.
- Termine d ereír que lo de la sorpresa al "Pirri" va en serio.
- Es que me ha entrado tanta risa que no puedo parar.
- Pues pare antes de que nos pille el carrito de los helados.
- ¿Qué carrito de los helados?.
- El que voy a buscar para hacerle un regalito al "Pirri" cuando vayamos camino de la gloria.
- ¿Hasta va a poder ligar con la Gloria Stefan por ejemplo cuando sea figura estelar del Real Madrid?. ¡Qué potra tiene este "Pirri"!.
- Mire, si hablamos de potra hasta puede que le invite a montar en un potro...
- No siga, por favor, que no voy a poder ponerme serio nunca.
- ¿Qué está pensando usted?. Yo estoy hablando de un potro de tortura...
- Pero... ¿cómo va a hacer usted algo así con el sucesor de Cristiano?.
- No. Si lo digo por lo que tanto tiempo le ha torturado él a usted.
- No estaría mal... no estaria mal que le torturara un poco.
- Digamos tortura psicológica para no ser brutos...
- ¿Y cuánto cuesta en bruto un jugador así?.
- En bruto, en bruto, unos diez millones.
- ¿Diez millones de euros le van a ofrecer?.
- No. Diez milones de días para que los goce pensando en la gloria que va a alcanzar. ¡Va a salir en la portada de todos los periódicos de prensa española y de gran parte del mundo entero. ¡Una bomba!. ¡Va a ser la bomba de este mayo tan florido que se le va a recordar como el mes de los floripondios benditos!. Y estoy pensando en varios y no sólo en "Pirri".
- ¿Es que hay más perlas escondidas?.
- Por supeusto que sí. Tenemos en cartera otros cuantos fichajes más y todos ellos están aquí, en Mijas. Van a ser muy famosos y muy fotografiados a todo color y en cinemascope.
El Director del Colegio sólo paró de reirse a carcajadas cuando vio entrar a Bruna junto con "Pirri".
- Pase, Bruna, pase... y tú también "Pirri"... este hombre se llama Roberto y tiene buenas noticias para ti... acerquen esas dos sillas y escuchemos todos atentos.
Una vez sentados los cuatro, Roberto se dirigió directametne a "Pirri".
- Escucha atentamente, chaval. Soy un cazador de estrellas que vengo desde Madrid. He visto jugar muchas veces a grandes talentos como tú. Vengo a proponerme a que seas una figura, una estrella, un supermán...
- Es ojeador del Real Madrid, "Pirri" y viene a por ti.
- Espere, Don Sandalio, déjeme a mí explicar algo. Por cierto, señor Bruna, ¿es usted primo de aquel jugador del Málaga apellidado Bruna que jugó la temporada 1962-1963 junto a Luna, Portalés, Arias, Vázquez, Vidal, Américo, Otiñano, Pipi, Gijón, Ocaña y Zacarizo?
Como siempre Roberto lo que estaba intentando hacer era relajar la tensión y hacer una charla lo sufientemente amena para un chaval de 16 años... aunque se tratara de un verdadero asesino en ciernes como lo era el tal "Pirri".
- ¿Cómo recuerda usted eso?.
- Porque he jugado al fúbol con las chapas de las botellas.
- ¡Ah sí!. ¡Qué tiempos aquellos más bonitos para nosotros los seguidores del Málaga!. Primo sí lo soy. Solía perder a las chapas cuando los partidos se jugaban en serio. Pero no soy primo de él. Le ha faltado citar a Lasheras, Juanillo, Dalmau, Molla, Angelillo, Calixto, Ben Barek, Santamaría, Ríos, Mendi, Rovira, Sande y Rubio. Además, entrenaba al equipo el gran Sabino Barinaga que no sólo fue jugador profesional del Real Madrid sino el jugador que tiene la gloria de haber sido el autor del primer gol marcado en el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid.
- ¡Es usted excelente recordando señor Bruna!. Por cierto, "Pirri", a eso he venido hasta aquí... a llevarte a Madrid donde te espera la fama.
- ¿Yo jugador del Real Madrid?.
- Tú famoso y saliendo en todas las portadas de los periódicos de España y muchos del extranjero. ¿Te lo imaginas?.
- No lo sé. No sé si es un sueño o una pesadilla. No me lo creo.
- Pues hay que creer en algo en esta vida, "Pirri". Para eso Dios nos ha dejado nacer y para eso vivir es muy importante.
- !Ah, no!. De Dios no me creo nada ni tampoco de las falsas promesas.
- Yo te prometo que serás famoso a nivel no sólo nacional sino también internacional, "Pirri". Lo mismo que aquel otro "Pirri" que jugaba de mediocampista junto a Zoco pero de manera distinta...
- Entonces... ¿usted cree que jugaré en la Selección Nacional Española?.
- Te prometo que serás seleccionado pero, en fin señores, yo deseo que "Pirri" y yo firmemos los papeles de manera mucho más privada... así que, "Pirri", ¿aceptas una comida conmigo?. No te lo pienses. Yo invito. Es para que no se anticipen otros y te hagan perder la existencia tan famosa que vas a tener en el futuro.
"Pirri" era muy frío y calculador pero no se daba cuenta de que Roberto no le estaba mintiendo. Se creyó totalmente que le estaba hablando del Real Madrid pero sólo había dicho Madrid. Este detalle fue desapercibido por todos. Y es que a Roberto, aun tratándo con los peores criminales del mundo, no le gustaba mentir demasiado. Sólo un peuqueño dato para despistar y luego decir verdades sin ser descubierto su juego. Todo ello para no despertar sospechas en las mentes frías y calculadoras como las de "Pirri". Si le hablaba demasiado del fútbol se daría cuenta de que era trampa; así que una vez aceptada la proposición de comer con él, Roberto llevó a "Pirri" al Restaurante Mandrágora de Calahonda, de El Zoco, en Mijas Costa. Y allí empezó a internarse en el interior de aquel todavía silencioso joven de 16 años que se comportaba, aparentemente, como si ya tuviera los 50 cumplidos.
- ¿Qué opinas de las chicas, "Pirri"?.
- A mí las chicas no me interesan para nada... ni las mujeres tampoco...
- ¿Y los hombres?.
- Mucho menos todavía...
- Entonces... ¿cuáles son tus sueños?.
- Lujo, placer, orgía, desenfreno, lujuria... ¿ya sabe usted?... fama y dinero para ser un perfecto nihilista.
- ¿Sabes qué es ser nihilista de verdad?.
- Sólo gozar por gozar caiga quien caiga... así es la vida señor Don Roberto... esa es la vida y lo demás pura literatura muerta.
- ¿Tú crees que la literatura es pura materia muerta?.
- Totalmente.
- ¿Y si yo te dijese que cuando se alcanza la fama, el estrellato, el placer, la lujuria y todo lo que tú deseas, es inevitable formar parte de la literatura?.
- Bah... ¡tonterías!.
- Escucha esto sobre el nihilismo porque me parece que no tienes ni la menor idea. Sólo es una mera introducción para no aburrirte... porque es pecado mortal aburrir a un joven como tú... ¿verdad?.
- Sí. No tengo ganas ni deseos de perder el tiempo. Voy sólo a lo mío y en directo. Aquí te pillo aquñi te mato. Ya me entiende usted, ¿verdad?.
- Sí. Lo entiendo. Mira, en breves palabras, el nihilismo, del latín nihil (nada) e ismus (doctrina, movimiento, práctica de) es una "actitud" filosófica, puesto que no es una tendencia filosófica estrictamente definida, de negación de todo principio, autoridad, dogma filosófico, religioso, político y social. El nihilismo es una posición filosófica que argumenta que el mundo, y en especial la existencia humana, no posee de manera objetiva ningún significado, propósito, verdad comprensible o valor esencial superior, por lo que no nos debemos a éstos. El nihilismo hace una negación a todo lo que predique una finalidad superior, objetiva o determinista de las cosas puesto que no tienen una explicación verificable; por tanto es contrario a la explicación dialéctica de la Historia o historicismo. En cambio es favorable a la perspectiva de un devenir constante o concéntrico de la historia objetiva, sin ninguna finalidad superior o lineal. Es partidario de las ideas vitalistas y lúdicas, de deshacerse de todas las ideas preconcebidas para dar paso a una vida con opciones abiertas de realización, una existencia que no gire en torno a cosas inexistentes. En este sentido el nihilismo no significa creer "en nada", ni pesimismo ni mucho menos "terrorismo" como suele pensarse, si bien estas acepciones se le han ido dando con el tiempo a la palabra. De todas formas hay autores que al nihilismo, entendido como negación de todo dogma para dar apertura a opciones infinitas no determinadas, le llaman "nihilismo positivo", mientras que al sentido de negación de todo principio ético que conlleve la negligencia o la autodestrucción le llaman "nihilismo negativo" (También se les conoce como "activo" y "pasivo"). ¿A cual de los dos nihilismos perteneces, "Pirri"?.
- No tengo ni repajolera idea de lo que me está usted explicando.
- Entonces no digas que te gusta ser nihilista porque no tienes ni puñetera idea de lo que es el nihilismo. No es que no tengas ni repajolera idea de lo que te he explicado en breves palabras, sino que no tienes ni puñetera idea de lo que es el nihilismo. Si vas a triunfar ante el mundo debes de tener mucho cuidado con estos asuntos que son muy importantes de tener en cuenta aunque sean temas de Universidad. Sé, por ejemplo, que en el Real Madris se hace un seguimiento muy de cerca a sus jugadores en su parcela académica y cultural. ¿Tú estás acabando ya la Secundaria?.
- Sí. Y mis notas son excelentes.
- Luego no eres ni tonto ni idiota o por lo menos tú no te consideras ni tonto ni idiota... ¿cuá de las dos cosas crees que no lo eres o que no consideras que lo eres?.
- ¿Qué diferencia hay de una cosa a otra?.
- Muchísimoa "Pirri". Por ejemplo, hoy estás comiendo gratis. Eso es no considerarse tonto... pero mañana puede que para comer tengas que pasarlas canutas y eso es no ser tonto.
- ¿Y qué diferencia existe entre ambas cosas?.
Roberto estaba haciendo una perfecta ficha psicológica de "Pirri" y estaba sacando la explciación correcta. Se trataba de un joven sin escrúpulos sociales ante nada y ante nadie y de una total falta de sociabilidad y responsabilidad ante la comunidad en la que viviera. O sea, estaba tratando con un neonazi completo. Alguien que tenía ya el pensamiento tan comido por los neonazis que ya no podía pensar por sí mismo.
- Si te diera a elegir, cuando seas famoso, entre una sola esposa guapísima de verdad o diez furcias deslumbrantes... ¿qué elegirías?.
- Yo busco deslumbrar... así que rechazaría a la esposa guapísima y me quedaría con las furcias deslumbrantes... total... para lo que vale una mujer por muy guapa que sea ¿para que sufrir?. ¡Que sufran ellas!.
- ¿Te crees lo suficientemente guapo como para hacer que sufran las mujeres por tu culpa?.
- Teniendo millones de euros a porrillo todos somos guapos.
- O sea, según tú, un joven pobre no es nunca un joven guapo y, viceversa, sólo un joven con mucho dinero es guapo de verdad... ¿es eso lo que me quieres decir?.
- Sí. Capta usted muy bien mi pensamiento, Don Roberto. ¿Para qué entrenador trabaja usted?.
- ¿Sabes quién dirige la fábrica de jugadores para el Real Madrid?.
- ¿La fábrica?. ¿Qué clase de fábrica?.
- Es una frase que Don Alfredo Di0stéfano Lahule puso de moda cuando era el mejor futbolsita del mundo. Ahora es Valdebebas, donde a los jóvenes talentos se les tranforma en estrellas mundiales del fútbol.
- Pues no conozco ni Valdebebas ni quien la dirige.
- Por eso me lo guardo en secreto. Prefiero que sea una sorpresa para ti. Según tú lo único que importa es llegar a ser estrella para dominar al mundo, ¿no es cierto?.
- Sí. Dominar al mundo a como dé lugar. Sólo así se puede ser un héroe verdadero.
- ¿Y no te gustaría compartir ese heroismo con una bellísima heroína?.
- ¡Con muchas heroínas, Don Roberto, con muchas heroínas!.
- Entiendo que quieres decirme que si fuese necesario drogarse para ser el mejor jugador del mundo no dudarías en hacerlo...
- Exacto. Ser como Diego Armando Maradonna. Un hombre diez perfecto. Un hombre diez dominador del mundo entero. Un hombre diez admirado como un dios. Y para eso hay que ser de la raza dominadora.
- ¿Qué raza es esa, "Pirri"?.
Pirri se dio cuenta de que habia metido la pata tontamente.
- ¿Sabe una cosa, Don Roberto?. ¡Es usted muy inteligente!.
- Para desenvolverse en Madrid hay que serlo, "Pirri". Eso es algo que deberías haberlo aprendido ya pero, bueno, ya lo comprenderás con el paso de los años.
¡Venga!. ¡Ya hemos terminado de almorzar y aquí hay demasiado público para firmar los papeles!. Así... que... ¿no tendrás por casualidad algún lugar tan privado que no sea ni tu propia casa?. Es que quiero que no se enteren los periodistas y quiten la exclusiva de la misma a un amigo mío a quien se la he ofrecido. ¿Me comprendes, verdad?.
- Totalmente, Don Roberto. Sé dónde podemos firmar en secreto. En una chabola de mi amgio El Barbas. Allí nadie nos molesta nunca y allí podemos firmar los papeles con la única condición de que entremos, no sentemos ante la mesa, firmemos y nos larguemos de allí. Para hacer eso sólo le doy dos minutos. ¿De acuerdo?.
- De acuerdo "Piri". Medio minuto para entrar, medio minuto para sentarnos, medio minuto para firmar los papeles y medio minuto para largarnos. Lo acepto. Es totalmente factible. ¿Quieres ir al baño?.
- No. Yo soy un chico demasiado fuerte para orinar en un restaruante; prefiero hacerlo donde me plazca. En la vía pública por ejemplo.
- Bien. Es mala educación pero si no tienes otro remedio porque es imposible encontrar un water...
- No. Si lo hago por puro placer y para molestar a los demás.
- Bien. Eso no me interesa ni le interesa al Real Madrid Club de Fútbol; pero yo voy dos minutos al baño. Espera. En dos mintuos vuelvo y nos vamos para esa chabola que me has dicho.
- Okey.
Robeto fue rápido al baño e hizo la llamada a Silvestre.
- ¡Ya está, mi teniente!. Es muy astuto pero como es tan imbécil a la vez... pues no se da cuenta de que sólo está haciendo el tonto porque le han vuelto tonto del todo. Escuche. En cuanto lleguemos dejaré la puerta abierta. En esos mismos instantes entra usted y le detiene sin mayor remordimiento de conciencia. Le he hecho un pequeño test que ha demostrado que no tiene ninguna clase de sentimientos nobles. Ni se ha enterado. Es un alma tan corrupta que vive sin alma. Pero eso ha tenido que ser obra de quien dirige todo este tinglado o de quienes dirigen este tinglado.
- Está bien. Date prisa en venir para acá porque estoy deseando llenar mi cárcel de otros besugos. Con él ya tenemos a tres: la victima imposible de salvar y dos culpables imposibles de perdonar.
Roberto cortó la comuncación para no reír, pues estuvo a punto de soltar una carcajada delatora, llegó donde le esperaba, ya puesto de pie para darse más improtancia, el neonazi "Pirri", pagó la comida, dejó propina y se fueron en su coche hasta la chabola sin que el joven se diese cuenta de que sabía el camino a la perfección y por eso le iba preguntando por dónde debìa seguir como si no supiese donde se dirigían. Era una buena manera de que "Pirri" no se diese cuenta. A veces hasta se confundía a conciencia de carretera a seguir para dar mayor perfección a la trampa de hacer como que no conocía el lugar.
- ¡Por ahí, no, le he dicho que por ahí no sino por allí!.
- Bueno, chaval... pero no te enfades... no conozco dónde vamos...
- ¡Pero si le estoy diciendo que gire a la derecha para qué gira a la izquierda!.
- Porque eso de la derecha o la izquierda puede significar todo lo contrario si lo vemos de frente o lo vemos desde atrás.
- ¡Me está pareciendo que usted es más tonto de lo que creía!.
- Puede ser...`puede ser que sea más tonto de lo que tú crees y menos mal que el resto del mundo no eres tú porque en ese caso estaría muy preocupado ya que sería de verdad tonto.
El asunto era distraerle tanto para no darle tiempo a meditar lo suficiente que estaba camino de una trampa fatal. El conejo se iba a meter en su propia madriguera sin darse cuenta de que eso era lo que querían tanto Roberto como Silvestre.
- ¿Y ahora que hacemos?.
- ¡Es usted tonto de verdad y sin remate alguno!.
- Sí. No remato a puerta tanto como tú. Y por eso meto menos goles que tú, aunque a veces los metas de penalty mal pitado.
- ¡ûes pite y de marcha atrás!.
- Hablando de pitos esto parece una flauta por la cantidad de agujeros que tiene.
- Porque es un camino de monte... ¿pero es que no sirve usted nada más que para orinar?.
- Pues ahora que me lo planteas hasta me haces dudarlo... menos mal que mientras uno duda existe todavía esperanza de dejar de ser tonto. Lo peor es cuando se llega a tal grado de tontería que llegamos a ser perfectos.
- Pues yo creo que la perfección es la mejor demostración para ser el mejor del mundo.
- ¿Y yo que me creía el mejor en esto de manejar volantes?.
- ¿Qué le ocurre?. ¿No sabe conducir?.
- No. Que me estaba refiriendo a los volantes de los vestidos de las mujeres andaluzas.
- Por eso le digo que es usted tonto. ¿No se da cuenta de que las mujeres solo sirven para una cosa?.
- ¿Y qué cosa es esa tan interesante?.
- Pero usted es tonto o se lo está haciendo.
- No. No me lo estoy haciendo. Soy así desde que me hicieron.
- De verdad que me crispa usted los nervios.
- Hablando de nervios, ¿sabes algo de Amado Nervo?.
- Ni sé en qué equipo juega ni me interesa.
- Pues dijo algo así: "Dime amigo: ¿La vida es triste o soy triste yo?".
- Es usted el triste. Es más triste que mi prima Soledad.
- Si de soledades hablamos tambien Amado Nervo dijo: "Si eres orgulloso conviene que ames la soledad; los orgullosos siempre se quedan solos".
- ¿Qué sucede?. ¿Que ese tal Amado de los Nervios o como se apellide es un futbolista filósofo?.
- No. Su deporte era amar.
- ¡Vaya tontería de deporte!.
- Entonces tú cuando lo haces... ¿no lo haces por deporte o por amor al arte?.
- Mire. Ya me aburre. Lo hago con lujuria y ya está.
- ¿Lujuria?. ¿Qué nombre más raro tiene tu chavala?.
- Usted es tonto de verdad.
De esta forma llegaron por fin a la chabola sin que "Pirri", un simple mocoso al lado de Roberto que era todo un hombre experimentado a la hora de bacilar, hubiese tenido tiempo de pensar...
Don Mariano había acudido ya a su local, el bar "Dulcinea" y, encontrándose con aquel zipizape que habían desatado Benito y Ciriaco, logró amansar a todos iniciando una conversación sobre el partido que, a las cuatro de la tarde, iban a celebrar el Mijas Fútbol Sala, representante de la ciudad, y el Fútbol Sala Los Olivos defendiendo al barrio.
- ¡A ver, señores, un poco de silencio por favor!. "Puñalitos" pasa por caja para que Demetrio te pague lo que habíamos pactado... y en cuanto a todos ustedes ¿qué opinan de lo que puede suceder esta tarde en el encuentro contra nuestros máximos rivales?.
- Nunca les hemos ganado y hoy tampoco lo vamos a conseguir.
- ¡Un momento, Fifiriche, un momento que todavía ni tan siquiera hemos comenzado a jugar!. ¿Por qué no vamos a poder ganar alguna vez?.
- Mira, Ruano, tú eres tonto de nacimiento y no tienes cura.
- Dejemos ya los insultos, Benito, o te marchas del bar de inmediato. No me importa perderte de cliente porque para tener clientes como tú prefiero cerrar el negocio y marcharme a Málaga capital a montármelo allí. Que porque te tomas unos cuantos güisquis te crees con derecho a insultar a las personas. Yo nunca le llamaría tonto a Ruano que, posiblemente, sea más inteligente que tú en todos los sentidos.
Benito se dio medio vuelta y se encaminó hacia la salida.
- ¡Eh, vuelve aquí, Benito... que te has tomado cuatro güisquis y no me has pagado ninguno!.
- ¿Que no te ha pagado ninguno, Demetrio?. ¡Oye Benito o pagas lo que debes o salgo y te pego un par de manguzás que te acuerdas para siempre de mi y de "Dulcinea" del Toboso ya que te crees tan gracioso!.
- Está bien. Ahí van los 8 euros que debo.
Y tiró los 8 euros sobre el mostrador.
- ¡Qué mala educación tienes, Benito!. ¡Parece como si te hubieras educado en la cohinera de un cerdo!. ¿Y con esos modales sueñas en ligar a una mujer como Doña Inés?.
- Está bien, Demetrio, no es necesario decirle nada más. Si quiere volver ya volverá y si no vuelve mejor que mejor. Para tener clientes como él repito que prefiero cerrar el negocio y marcharme a la capital.
- Pues yo creo que sí... que tenemos alguna posibilidad de victoria si juega Jesús.
- Escucha, Nicasio. Jesús es la más bella persona que conozco yo a lo largo de mi larga vida. No sólo es un gran muchacho sino que es generoso, trabajador, honrado y sobre todo buenísima persona. Ahora bien en cuanto al fútbol sala no sé yo cómo juegará porque no le he visto nunca.
- Yo creo que es también extraoridnario en el futbol sala.
- ¿Quién te ha dicho eso, Ruano?.
- Lo intuyo. Ya sabemos que juega muy bien al fútbol de once... luego si es tan bueno en fútbol de once debe ser también bueno en fútbol sala. Siempre de lo máximo se puede sacar lo mínimo pero nunca de lo mínimo se puede sacar lo máximo. Y si lo máximo es 11 es fácil que juegue bien con 5 y no al revés. 
- Eso demuestra, amigo Ruano, que no eres tonto como todos te dicen. ¿Y usted qué opina, Nicasio?.
- Yo no opino nada más que de Arte, Don Mariano, y para mí ni el fútbol once ni el fútbol sala forman parte del Arte.
 
- Ya. O sea que a tí, sacándote de pintar mujeres desnudas, lo demás no es Arte, ¿verdad?.
- Pues sí. Yo sólo sueño poder pintar a Doña Inés.
- ¿Y no te conformas con haber pintado ya tantas veces desnuda a La Paca?.
- Cambio todos mis cuadros de La Paca por un desnudo de Doña Inés.
- ¿Qué dice usted a todo eso, Don Antonio?.
Don Antonio estaba ya borracho del todo...
- A mi... hip... esto... hip... ni me entra ni me sale... hip...
- Ya lo estamos todos viendo, Don Antonio, ya lo estamos todos viendo; pero cuidado con lo que ahora comentamos que veo que viene hacia acá el cura.
- Gracias por el aviso, Demetrio, hablemos de cualquier cosa menos de desnudos femeninos que viene Don Ramón.
- Buenas tardes a todos. ¿Cómo va el día?.
- Hablando...
- Pero hablando de que... Don Mariano...
- De cosas varias, Don Ramón.
- Pues yo prefiero hablar a solas con Don Antonio, así que por favor, dejadnos a solas en el interior, detrás del biombo. Y no quiero moscardones alrededor... ¿me has escuchado Fifiriche?.
- Oiga, señor cura... que yo no...
- ¿Que tú no eres cotilla?. ¡Eres más cotilla que el Ramiro y el Vespino juntos... o es que te crees que no te conozco lo suficiente auqnue no te hayas querido confesar conmigo nunca...
Fifirife prefirió tomar las de Villadiego. Pagó sus consumiciones y se marchó a su casa.
Una vez sentados fuera de la vista y la escucha de todos, Don Ramón se dirigió al ya bastante recuperado Don Antonio gracias al café con sal que le había hecho tomar Don Mariano con la consecuente vomitera inevitable.
- Hijo mio... no puedes seguir siendo así... es necesario que tú, Doña Inés y yo hablemos los tres juntos. 
- Don Ramón... que todos ya están pensando mal por su afán de estar con Doña Inés. Yo seré un depravado social pero no soy tonto. Usted quiere pegarse un buen lote con mi todavía esposa.
- ¿Que yo quiero pegarme el lote con Doña Inés?. ¿Que estás diciendo, insensato?.
- Lo que toda la barriada dice a sus espaldas. Que cuando la ve se le van los ojos tras ella. Y eso de que nunca ha tenido usted relaciones con mi adorable Paca se lo cuenta a un extraterrestre porque ni yo ni nadie de esta Tierra se lo cree.
- Antonio... ¿por qué haces caso a tales rumores?. El que bebe los vientos por La Paca eres tú... yo sólo la visito para confesarla...
- Que repito, Don Ramón, que por muy cura que sea usted nadie de esta Tierra se cree lo de su inocencia y que se lo cuente a un habitante de Venus o de Plutón para ver si lo cree.
- ¡Tiras con bala, Antonio!.
- Usted también tira y no con bala precisamente... que ya todos nos conocemos muy bien en esta barriada. Le voy a demostrar que puedo ser un perdido por culpa de mis caprichos con La Paca pero le quiero contar lo siguiente. Un día que estábamos discutiendo me dijo que a ver si era tan hombre como usted y me enseñó el precioso anillo de oro de los muchos regalos que usted le ha dado.
- Pero... ¿sabes de lo que me estás acusando?.
- Mire, no me preocupa que comparta la misma furcia conmigo, pero en cuanto a Inés ni usted ni yo tenemos nada que hacer... ¿entendido santurrón?. Así que va a escribir un libro titulado "Memorias de un cura que se metió a monje"... ¿verdad?... ¡para qué!.¡Para contar tantas mentiras que un día sea un best-seller y llegue a oídos del papa y le beatifiquen para terminar haciédonle santo en vida!. ¡¡Cuéntele historias para no dormir a sus beatos y beatas!!.
- Por favor... no levantes tanto la voz que se van a enterar todos.
- Pero si todos los saben ya...
- Pero saber... ¿qué?...
- Que es usted como ese cura del Decamerón de Boccaccio que engaña al marido de una señora casada cuando le encuentra en la cama con ella y le explica, muy astutamente al pobre infeliz e ignorante, que está sacándola los demonios de dentro cuando lo que estaba sacando era lo que usted y yo sabemos muy bien Don Ramón. Que lo hace a menudo con La Paca pero sueña hacerlo con Doña Inés. Todo eso lo saben todos los vecinos de la barriada, para que se entere santurrón, por eso ya no creen en ninguna religión y los pocos que acuden a su parroquia es para seguir escuchando chismorreos porque los demás han preferido creer directasmetne en Jesucristo y no en curas como usted... que eso también sucede en El Decamerón de Boccaccio cuando en la novela segunda el judío Abraham, animado por Giannotto de Civigní, va a la corte de Roma; y, vista la maldad de los clérigos, regresa a París y se hace cristiano.
- Te voy a excomulgar por blasfemo y al resto de los cotillas también; sobre todo a ese tal Fifiriche que en cuanto le coja por banda se va a enterar de lo que son las ostias que reparto yo. Pero bien enterado el muy sinvergüenza. ¿Menudos embustes te cuenta ese Fifiriche que parece un mondadientes andante más que una persona?.
- Usted también cuenta tantos embustes como él... así que no se me haga conmigo el santo y siga intentando que el Papa de Roma le haga ese honor porque a mí no me engaña usted más. ¡Usted está deseando tirarse a Doña Inés como lo hace, aunque sea sólo muy de vez en cuando, con La Paca!. Que me entra la risa lo de su doble moral o su ley del embudo: boca estrecha para mí y boca ancha para usted. ¿Vaya usted a engañar al tonto de Ruano en todo caso, Don Ramón, que yo ni he nacido tonto ni soy tonto aunque haya hecho tantas veces el tonto!. Así que quiere confesar a Doña Inés...¿verdad?... claro que sí... pero con las sábanas de su cama como confesionario. Por eso está deseando visitarla... a ver si cae... ¿pero usted se ha creido que la mi todavía mujer es una gilipollas o qué?. ¿No sabe que ella está enterada de todo porque la tiene avisada su propia madre Doña Rogelia, mi querida suegra?.
- No te pego en estos mismos momentos dos tortazos porque me das pena, Antonio.
- Si me pega usted a mí dos tortazos en estos mismos momentos le devuelvo yo mil por cada uno de ellos y esto se convierte de un caso de cura a un caso de locura.
- Ya no soporto más. Te vas a pudrir en los Infiernos.
- Allí nos veremos los dos bien calentitos.
Don Ramón salió muy enrojecido de rabia de la parte separada por el biombo.
- ¡¡Alguien ha visto al desdichado de Fifiriche por aquí!!.
- Se fue hace ya un buen rato, Don Ramón.
- Se va a enterar de quien soy yo en cuanto le vea en la cancha de fútbol sala, Don Mariano.
- Deje ya esa historia en paz, Don Ramón, y seamos todos un poco serios... que buena es la chirigota hasta cierto punto pero hablando de gota tras gota llega una vez el vaso a llenarse tanto que se desborda. ¿Entiende o no entiende?.
- Yo sólo entiendo que toda esta jarca que acude a su bar es gente indeseable.
- Pues bien que es usted asiduo cliente mío. Ande ya. Déjese de bravuconadas que la Inquisión fue abolida definitivamente en España, en 1834 y gracias a la Reina Isabel II. Así que hace ya la friolera de 176 años ¡y cuánto ha llovido ya desde entonces señor cura, que hasta las culebras de los pastizales de Entrerríos han cambiado ya miles de veces de camisa!.
- Usted lo ha dicho, Don Mariano, en este bar sólo entran sapos y culebras en vez de seres humanos de carne y hueso.
- Ya lo ve... hasta usted se contradice... que todos sabemos que los curas son también de carne y hueso y bien que les gusta morder las manzanas. Total, después con confesarse un poco y echarle la culpa a Adán ya lo tienen todo solucianado de camino al santoral. ¿Cree usted que todos los santos del calendario, que ya son por los menos 2.495 según yo mismo investigué un día por Internet, fueron santos de verdad?.
- Adiós.
Y Don Ramón casi arranca la puerta de las bisagras del fuerte portazo que dio totalmente iracundo y echando pestes por la boca.
- Bueno, señores, el bar ya hoy lo cierro porque se acerca la hora de comer y hay
que asistir al partido de fútbol-sala a divertirnos un poco. Hala... cada oveja con su pareja y quien no tenga pareja que la pinte como hace Nicasio... bien desnuda... ¿verdad pintorcete hipy?. ¿Y tú amiguito Silverio?. ¿Qué sucede?. ¿También hay crisis de amor en tus relaciones, hipy de última tanda?. A ver si en vez de pintar tantas naturalezas vivas te dedicas, de vez en cuando, a pintar naturalezas muertas que también los bodegones tienen buena salida en los mercadillos malagueños. ¡Así que amor libre, verdad hipiudo picudo. Picar un poco por aquí y picar un poco por allá y a ver si cae una inocente palomita y se lo cree que es verdad eso de haz el amor y no la guerra. Que es usted muy gavilán señor Nicasio y además sólo un picassino alevín. ¿Se ha enterado ya, sinvergüenza derivado del mayo del 68?. Menos mal que este mayo del 10 parece renovar a algunas personas hasta hacenos vivir de nuevo lo que nos quitaron ustedes desde entonces y no le quiero ver más por aquí alevín de Picasso, señor Don Nicasio que no le pienso hacer ni caso. Tú, Zamudio, si quieres puedes quedarte dentro de local hasta para dormir, que eres el único que no dice ni pío.
El mudo Zamudio, sentado en su silla, en la oscuridad de la última esquina sonreía.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin con algunas realidades.

Palabras Clave: Literatura Novela Ficcin Reaidades Conocimiento Conciencia Verdad Cristianismo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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