Infielmentemio 7a parte
Publicado en Oct 23, 2010
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Quizás me equivoqué, quizás no sea correcto lo que haré…
Con un profundo dolor, mi alma destrozada y con una enorme tristeza decidí marcharme de casa… era poco dinero el que tenía para poder hacerlo, así que no podría llevar a Azul conmigo…
¡Oh Dios mío! no podría arrastrar a mi pequeña hija a sufrir, ni siquiera sabía a donde iría, tendría que trabajar para poder pagar mis gastos, a Fernando ¡ni un peso le aceptaría… ni uno sólo! Así que empaque mis cosas y le escribí una carta a Fernando diciéndole:
Fernando, cuando nos casamos…. éramos muy jóvenes y estábamos llenos de ilusiones, tenías hambre de éxito, y al tenerlo, no lo supiste manejar…
Deseabas que nuestro amor perdurara por siempre, me lo dijiste miles de veces… te di mi vida entera, mi amor incondicional…
Pero ahora ya todo es diferente quizás ya no me amas, o ya no te gusto, o simplemente ya no significo nada para ti, siempre creí que estaríamos juntos toda la vida, pero ahora veo que esto no sucederá…
¡Se acabó! ¡Me fallaste!
Así que me voy de tu vida, y no daré marcha atrás, solo te pido que cuides a nuestra hija, regresaré por ella, porque ahora no puedo llevarla conmigo, no sería bueno por las condiciones en las que me encuentro y… aquí es su casa, su entorno, y no la lastimaré…
Me has destrozado la vida, el alma, no hay palabras que puedan expresar este sentimiento de agonía… quisiera no haberte conocido jamás, quisiera lastimarte, herirte, ultrajarte, tanto como lo has hecho tu conmigo día a día, mintiendo una y otra vez, desde que empezaste tu aventura con esa mujer…
Pero mi amor por ti es tan grande, que no puedo albergar ese sentimiento en mi corazón… Gracias por los años maravillosos que me diste, por el apoyo incondicional, por tu paciencia, tu amor, por darme una hija maravillosa… y de los momentos difíciles mi felicidad contigo había sido tan grande, que los empañó grabando en mi alma sólo recuerdos hermosos…
No me busques, y no me pidas perdón… te dejaré libre para que hagas tu vida, y por Azul no te preocupes, la podrás ver cuando decidas después de que me la lleve… tu sabes que jamás he comulgado con hacer de los problemas de los padres, problemas de los hijos… así que por ahora disfrútala... Melissa
Dejé la carta sobre su escritorio, no sin antes haber ido a la sala para tomar el último cisne que
me había regalado, lo rompí dejándolo sobre la carta, porque sabía que se daría cuenta de lo que significaba, el dejarlo ahí, ¡deshecho! al mismo tiempo que yo lo recordaba...
Mi promesa de amor para ti Melissa… te protegeré, te cuidaré, te respetaré y te amaré como si fueses de cristal… transparente, sutil, delicada, y nunca permitiré que se quiebre…
Fernando, mi promesa de amor por ti es como el de los cisnes, ¿sabes que los cisnes son los únicos animales en el mundo que le guardan fidelidad a su pareja aún después de muertos por el amor que le tienen? ¡Son monógamos! A lo largo de su vida sólo tienen una pareja… así te amo y te amaré yo… y a partir de entonces en nuestro aniversario nos regalábamos un cisne de cristal, con una nota que decía: “Prometo amarte como un cisne de cristal”. 

Bajé a la cocina y le dije a María, la nana de Azul; te la encargo mucho María, cuídala como si fuera tuya, no se por cuanto tiempo será, quizás un mes en lo que consigo trabajo y donde vivir, pero por favor llámame si hay algo urgente… y no le digas nada al señor...

Azul, jugaba en su recámara, y le dije: _ ¡Hola Pequeña!, ¿que tal tu día corazón? _Bien mami_ me respondió con un gran abrazo, como si presintiera lo que iba a suceder…
_Mi amor, mira chiquita, tengo que salir de viaje, y esta vez, no puedo llevarte conmigo, debo ir sola, pero te prometo que en cuanto pueda, regresaré por ti, y nunca más te dejaré…
¿Si me entiendes mi amor? _Si mami, ¿quieres que cuide mucho a mi papito verdad? _Si mi niña, cuídalo mucho… y tu, come bien, haces tus tareas y le dices a María que te ayude, le di un gran abrazo, y un beso, tomé mis cosas y me marché…

Salí de la casa, y fui rumbo al hotel me estacioné cerca para no ser vista, y ver por última vez a Fernando… a pesar de todo lo amaba, no podía acabarse de tajo el amor que sentía por él…
De pronto, salió de prisa aquella mujer rubia con la que nos habíamos encontrado Fernando y yo ese día por la mañana…
Caminó hasta la esquina y se quedó ahí un momento, estaba a punto de bajar para preguntarle su nombre, cuando salió Fernando en su carro con un gran rechinido, arranqué para alcanzarlo pero cuando volví la cara Fernando la besaba… abriéndole la puerta para que subiera…
Me quedé ahí… por largo rato… llorando, no podía creerlo… me había dado el tiro de gracia… así que si quedaba alguna duda de saber que estaba haciendo lo correcto, ya no quedaba duda alguna estaba convencida de irme para siempre de su vida…
Me fui a buscar un lugar en donde quedarme, sabía que si me quedaba en un hotel pronto me encontraría si es que me buscaba, pues eran demasiados los contactos que tenía, debía pensar bien en donde quedarme si no quería que me encontrará…
Así que me fui a una casa de huéspedes, instalé mis cosas, solo de recordarlo me da una enorme tristeza, me di un baño, mirando aquel lugar, lleno de soledad.
El cuarto en donde estaba no se escuchaba el más mínimo ruido, me recosté mientras mis lágrimas deslizándose sobre mis mejillas el dolor que sentía era tan intenso…
No tenía más que unas horas ahí y ya extrañaba a mi hija, y los brazos de Fernando, ¡que falta me hacían! Solo le pedía a Dios que me diera fuerza para soportar el dolor de no poder verlos y abrazarlos…
Cuando estaba a punto de quedarme dormida, mi celular sonó…
Era Fernando, que me llamaba de su celular, obviamente no estaba en casa… pero no contesté a sus llamadas... hablé a María y pregunté:_ ¿Cómo ésta Azul? _Bien señora, bien, ya está dormidita, no se preocupe, ya sabe que la niña es ¡un ángel!_ _Gracias María, ¿no hay ningún recado? _Si señora, habló el Licenciado y preguntó por usted, se extrañó mucho de que no estuviera en casa a esta hora y dijo que no vendría a cenar y que la localizaría en su celular.
_ Esta bien María gracias, no le digas que hablé…
Me dormí profundamente tratando de imaginar que todo lo que estaba pasando era solo un sueño… y a las 2.00 AM, sonó mi celular nuevamente, era Fernando… pero no contesté… enseguida me mandó un mensaje que decía: Melissa ¿en donde andas?, estoy preocupado por ti… ¡contéstame! pero lo que menos que quería hacer era hablar con él… no por ahora, era demasiada grande la herida.
Al día siguiente por la mañana me habló María: _Señora, el Licenciado Fernando llevó a la niña a la escuela, y entró al estudio quedándose ahí por largo rato, con lágrimas en los ojos y el rostro desencajado preguntó que si sabía donde estaba usted… yo le dije que no sabía nada, y me dejó dicho que si se comunicaba usted, que le dijera que necesitaban hablar…
_Está bien María gracias_ Si señora sabe que aquí la apreciamos mucho… _gracias María, ¡Adiós! Estuve por la mañana buscando trabajo, y rápidamente lo encontré pues a pesar de que tenía años sin trabajar, era una mujer preparada... así que me sentí satisfecha por lograrlo tan rápido.
Por la tarde fui a un restaurante Italiano a comer, mientras en mi diario escribía lo sucedido, con lágrimas en los ojos... pedí una copa, y mientras buscaba el encendedor para prender mi cigarrillo una mano masculina y con un exquisito aroma acercó el fuego para encenderlo, al instante lo miré... y con una encantadora sonrisa... dijo:
_Buenas tardes señora_ Soy Carlos Marin, ¿ya la atienden? Mis lágrimas se derramaban una vez más... sacó su pañuelo y me dijo: permítame, limpió suavemente mis lágrimas, y me dijo: Se que soy un desconocido para usted, pero si la puedo ayudar en algo con todo gusto estoy para servirle... solo sonreí un poco negando con la cabeza a su ayuda... se retiró diciéndome: _quedo a sus órdenes señora.
Solo probé algunos cuantos bocados de uno de mis platillos preferidos, que en ese momento ni siquiera podía degustar... no podía contenerme más, necesitaba hablar con alguien, desahogar toda la pena y frustración que llevaba dentro…
Nuevamente se acercó Carlos, y me insistió: Permítame acompañarla, y tomando la silla para sentarse me preguntó: _ ¿puedo? _ asenté con la cabeza y se sentó a mi lado, ¿tiene algún problema? ¿Cómo una mujer tan hermosa, y elegante puede llorar de esa manera? Tiene unos ojos verdes tan hermosos, que los va a echar a perder de tanto llorar…
Me hizo sentir tan bien, mi autoestima estaba deshecha, hace tanto que no escuchaba decir a un hombre que era hermosa… le sonreí tímidamente y le di las gracias… limpió mis lágrimas nuevamente y se acercó, mirándome a los ojos y tomando mi mano muy sutilmente…
 
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Descripción

Palabras Clave: amor infidelidad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


Creditos: Angel De La Noche

Derechos de Autor: Angel De La Noche


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