Doa Ins y "La Paca" - Captulo 5 (Novela).
Publicado en Oct 22, 2010
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Dos días después, entre los pinares de la Sierra de Mijas, en Alhaurín el Grande, a 15 kilómetros de la costa y a 6 kilómetros de Mijas; Zamudio, el mudo del barrio, paseaba tranquilamente pensando en lo que Roberto le había ordenado.

- Busca por los alrededores a ver si puedes encontrar alguna pista que nos sirva.

El mudo le había hecho señas lo suficientemente comprensibles para darle a entender que había comprendido perfectamente la orden. Por eso se encontraba entre los citados pinares buscando, con esa gran minuciosidad e instinto que tienen los mudos y sordomudos para defenderse en la vida. Iba, por lo tanto, buscando de mata en mata, de retama en retama, de árbol en árbol... !hasta que encontró el cuerpo yaciente de un joven en posición reclinada sobre uno de aquellos pinos!. Lo que descubrió rápidamente es que tenía una jeringuilla clavada en el brazo. Pensó para sus adentros.

- Este infeliz debe ser Miguelito. Si no me equivoco he encontrado algo que puede ser importante para Roberto.

Como la complexión física de Zamudio era muy fuerte y el cuerpo de Miguelito estaba tan desnutrido que apenas pesaba más allá de los 40 kilos, se lo echó al hombro con el suficiente cuidado de no desclavarle la jeringuilla para que no se desangrase. Y es que Zamudio era, en verdad, excepcionalmente inteligente. Con el cuerpo del pobre muchacho a sus espaldas entró en el pueblo de Mijas y se fue directo hacia la comisaría de policía donde le había indicado Roberto que estaría esperando por si su búsqueda daba resultado.

- Zamudio... ¿qué has encontrado?. Parece un muñeco de trapo.

Pero Roberto pronto se dio cuenta de que era un joven muy desnutrido; mientras Zamudio lo dejaba caer sobre la mesa de la oficina y le señalaba el brazo.

- !Vaya, vaya!. !Este es uno de los que le gusta jugar con la muerte!.

Roberto nada sabía de Miguelito pero estaba acertando en eso de que era uno que le gustaba jugar con la muerte. Le desclavó muy despacio la jeringuilla, la envolvió en un algodón y con algodón y esparadrapo cerró la pequeña herida.

- !Buena labor, Zamudio!. !Sabía que acerté al confiar en ti!. Ahora vamos a ver si lleva alguna identificación que nos sirva para poder saber quién es.

Buscó en los bolsillos del pantalón. Sólo encontró la tarjeta de una peluquería con un número telefónico. Marcó, sin dudar ni un instante, el número.

- ¿Hola?. Aquí la Peluquería y Belleza Pepi, de la calle Zoco 101.

- Si. ¿Con quién estoy hablando?.

- Con el propietario de la Peluquería.

- ¿Cómo se llama usted?.

- Dígame primero su nombre por favor para saber en qué puedo servirle.

- Está bien. Estoy intentando reconocer el cuerpo de un joven que está en peligro de muerte. He encontrado una tarjeta de ustedes en su bolsillo. ¿Puedo ya saber con quién estoy hablando?.

- Me llamo Ramiro. ¿En qué puedo ayudarle?.

- Quiero saber si el joven del que hablo es cliente de ustedes. Supongo que sí.

- Si me da datos suficientes posiblemente le pueda ayudar.

- Por su apariencia física está muy desmejorado pero yo diría que es todavía menor de edad aunque no es un niño. Supongo que tiene unos 15 años.

- Sí. Tenemos algunos clientes de 15 años de edad. ¿Es un joven o una jovencita?.

- Yo diría que es un joven... aunque a primera vista no se puede diferenciar por sus rasgos físicos.

- No me diga más. Si es un jovencito con facciones tan lindas no puede ser más que Miguelito.

- ¿Y quién es Miguelito?.

- ¿No lo conoce usted?.

- No. No lo conozco.

- Entonces eso quiere decir que no es usted residente de Mijas.

- Eso no importa ahora. Dígame a qué familia pertenece para poder comunicarme con alguien.

- Es el hijo de Don Antonio el millonario y su esposa Doña Inés.

- ¡Zambomba!. !No me diga nada más!. ¡Gracias por su información!.

Rápidamente se dispuso a llamar al teniente Silvestre mientras en la Peluquería Pepi se armaba el alboroto, siendo la noticia del día para las chismosas Carmen y Nieves que se encontraban, en aquellos momentos, haciéndose nuevos peinados.

- ¿A que no sabéis a quién han encontrado medio muerto?.

- !Cuenta, cuenta, Ramiro!.

- Tranquila, Carmen, te vas a caer de espaldas cuando te lo diga.

- ¿Pero puedes contarnos ya de quien se trata?.

- Tú también tranquila, Nieves. A ver si lo acertáis sin que yo os lo diga.

- ¡Ya está!. Debe ser Ruano. Siempre he dicho que el tonto del barrio acabaría haciendo alguna tontería.

- Pero que bobadas dices Carmen. Es lógico que un tonto haga tonterías. No has descubierto la pólvora precisamente al decir tal bobada.

- ¿Me estás llamando boba acaso, Ramiro?.

- No. Te estoy diciendo que has dicho una bobada.

- ¡Ya está!. ¡Ya lo tengo!. Si no es el tonto del barrio es el loco de Ciriaco que ha hecho alguna locura.

- ¡Anda que tú tampoco eres una lumbrera precisamente, Nieves!. Tambien es una bobada decir que un loco hace una locura.

- !Cuenta o me da un ataque de histeria!.

- Tranquila, Carmen, que cuando te vuelves histérica me da un ataque de nervios que no puedo dormir en toda la noche.

- Entonces cuéntame de quien se trata o armo aquí un escándalo que se entera todo Mijas al completo, Ramiro.

- Está bien. Como veo que estáis más despistadas que un pulpo en una galería de cuadros de arte gótico os lo digo. !Se trata nada más y nada menos que de Miguelito!.

- ¿El hijo de Doña Inés?. ¡Esto sí que es una bomba!. ¡Rápido, Ramiro, préstame tu móvil!.

- ¡Oye guapa... que tus llamadas me cuestan un ojo de la cara cada vez que te presto mi móvil!.

- ¡Venga!. ¡Venga!. ¡No me hagas perder el tiempo con pamplinadas de las tuyas!.

- !Te lo presto pero lo cargo en tu cuenta que me debes ya un pico muy alto de euros por culpa del móvil!. !Que cuando hablas te tiras más de tres horas contando la vida de todos los vecinos de Mijas!.

- !No tengo ganas de discutir contigo ahora!. !Mi móvil ya no tiene saldo y la noticia es de verdad una bomba!.

- !Es que hablas más que una cotorra!.

- ¿Tú que sabes de cotorras, robaperras?.

- !Más de lo que tú te crees, Nieves, y además no estoy hablando contigo... que me debes también otro pico de euros y no me los pagas nunca!.

- ¿Me dejas el móvil o te lo quito yo?.

- Bien... está bien... pero sin violencia, Carmencita... sin violencia que me conozco.

El peluquero no tuvo más remedio que dejar, otra vez como tantas veces anteriores, su móvil a la chismosa Carmen quien rápidamente y completamente nerviosa, marcó un número equivocado.

- ¡Vespino!. ¡Vespino!. !Tengo que contarte una bomba!.

La voz profunda de Don Mariano sonó al otro lado del móvil.

- !Oiga señorita, se ha equivocado de número. Esto es el Bar "Dulcinea" y aquí no hay nadie que se llame con un nombre tan ridículo como Vespino!.

- ¡Usted perdone majadero!

Y Carmen, ya más tranquila, consiguió marcar bien el número.

- ¡Vespino, tengo una noticia bomba!. ¡Han encontrado medio muerto al hijo de Doña Inés!.

- ¡No te escucho bien, Carmen!. ¡No te escucho bien!. ¿Qué dices?. ¿Qué es eso de que te has encontrado con un perrito pequinés?.

- ¡Que no, so berzas!. ¡Que te digo que han encontrado medio muerto al hijo de Doña Inés!.

- ¡¡Que no te oigo bien!!. ¡¡Habla más alto!!. ¿Qué es eso de que has conocido a un tuerto de origen finlandés?.

- !!Eres tan tonto como siempre, Vespino!!. !!Mucho motorista superstar pero estás más sordo que mi tatarabuelo que murió en el siglo diecinueve!!.

- ¡¡Ahora ya te he oído bien!!. ¡¡Ya me dirás eso cuando nos veamos en persona!!.

- !!Déjate de bobadas, mamarracho!!. ¡¡Que te estoy diciendo que han encontrado medio muerto al hijo de Doña Inés!!.

- ¿Eso es verdad o es otra de tus pesadas bromas?.

- !!Escucha Vespino!!. !!No eres más tonto porque no has nacido antes!!. ¡¡Claro que es verdad!!.

- ¿Donde te encuentras?. ¿Desde donde me estás llamando, Carmen?.

- !!No te importa, bobalicón!!. ¡¡Yo me limito a darte la noticia para que la publiques en "La Tribuna" de Marbella!!.

- ¡¡Antes de eso tengo que averiguar si es cierto o no es cierto!!. ¡¡Estoy seguro de que es una de tus pesadas bromas!!.

- ¿Pero no eres de esos que dicen que el rumor es la antesala de la noticia?. ¡¡Memo... que eres más memo que Ruano!!. ¡¡No te digo donde estoy!!. ¡¡Si quieres saber más pregúntaselo a tu novia La Facha, que menuda facha tiene la bruja esa!!. ¡¡Claro que como dicen por ahí, quien con facha se acuesta con facha se levanta!!.

- Carmen, por favor, que me cuesta un ojo de la cara tus llamadas desde mi móvil...

- Déjame que le diga sólo lo último, Ramiro. ¡¡Vespino!!. !!Guapísimo motorista superstar, si quieres sabe más ves al Colegio de Párvulos, so infantil!!. ¡¡Te estoy dando la noticia del siglo y si quieres saber si es verdad o mentira te la apañas como puedas, merluzo!!.

Carmen cortó rápidamente antes de escuchar el exabrupto que Vespino quería haberle dicho.

- ¡Le has puesto a caldo, Carmen!.

- ¡Porque es más tonto que una mata de habas, Nieves!. Le estoy dando una noticia en exclusiva y no se entera de nada. !Vaya periodista más mediocre tenemos como corresponsal aquí en Mijas!. Pero si en vez de coche sólo usa moto para hacerse más interesante...

- !Dios mío, Carmen!. Déjalo ya que se va a enfadar de verdad.

- Que se enfade todo lo que quiera, Nieves. Encima de que le doy la noticia del siglo va y se quiere quedar conmigo hablándome no sé qué de un perrito pequinés y de un tuerto de Finlandia. Es más inútil que el Tío Zambo que ya es decir.

- ¿Quién es el Tío Zambo?.

- Tú tampoco te enteras mucho, Ramiro, el Tio Zambo es ese amigote que le saca los cuartos a Don Antonio llevándoselo de parrandas y de borracheras pero haciendo que pague siempre él.

- ¿Cómo sabes eso, Nieves?.

- Porque Carmen y yo ya hemos aprendido mucho de qué va esta vida de los robaperras como tú, Ramirito.

- No me llames Ramirito que me pones nervioso, Nieves.

- Pues toma tila que es buena para las nuerosis.

- Se dice neurosis, Nieves. Que lo aprendí un día leyendo el Pequeño Larousse.

- Está bien, Carmen. Se diga nuerosis o se diga neurosis el caso es que este Ramiro también es de los que dejan mucho que desear.

Mientras en la Peluqueria de Belleza Pepi se está armando tal jaleo... Silvestre ha podido por fín llegar a la comisaría de policía después de haber alborotado a todo Mijas con la sirena de su auto a todo volumen.

- Vamos a ver Roberto... ¿Cuéntame cómo ha pasado todo esto?.

- Espere mi teniente. !Zamudio, toma este billete de 100 euros y vete al Bar "Dulcinea" a tomarte algo porque te lo has merecido!.

Zamudio sonríe ante la presencia de aquel billete de 100 euros, le estrecha la mano al inspector madrileño Roberto, saluda cortésmente a Silvestre, el teniente de policía de Mijas, y se marcha feliz y contento en dirección al "Dulcinea", donde todavía está enfadado Don Mariano porque una señorita que no sabe quién es le ha llamado majadero en vez de pedirle disculpas por haberse equivocado de número telefónico.

- Tenemos que intentar recuperarle antes de llevarlo a su casa, Roberto.

- Bien. Es fácil. Sólo tenemos que darle espacio para que respire un poco de aire puro.
Ponle el ventilador cerca de la cara.

En efecto. La idea de Roberto ha sido buena porque, a los pocos minutos, Miguelito empieza a reaccionar.

- Ahora hay que calentar su cuerpo con algo, Silvestre. ¿Qué tienes por aquí que nos pueda servir?.

- Una manta eléctrica que uso cuando llega el invierno y estoy de guardia.

- Venga. Puede servirnos eso.

Otra vez la idea del madrileño Roberto ha sido buena. El calor le desentumece el cuerpo a Miguelito.

- Y ahora es necesario darle algún tipo de comida que le caliente por dentro. ¿Tienes algún sobre de sopa por aquí?.

- Pues si. ¿Te sirve uno de sopa de mariscos Maggi?.

- !Vaya!. !Se nota que te pagan bien, viejo amigo!. !Venga!. También peude servirnos una caliente sopa de mariscos. El caso es ponerla al horno hasta que comience a hervir.

- Pero no olvides el agua.

- Por supuesto. Medio cazo de agua y todo el sobre de sopa, Silvestre.

Zamudio ha llegado al Bar "Dulcinea" y por señas pide una copa de Brandy Solera Gran Reserva Conde de Garvey, el brandy más caro del mundo, mientras muestra el billete de 100 euros ante las narices del sorprendido Demetrio.

- ¡Pero Zamudio!. ¿Cuándo has tenido tú tanto dinero junto?. ¿Es que acaso te ha tocado la bonoloto?.

Zamudio sonríe con su siempre eterna sonrisa dulce y bonachona. A Zamudio le quieren todos en el barrio. Es toda una institución viva por su carácter siempre amable y amistoso.

- Bien, Zamudio. Estás pidiendo una copa del brandy más caro del mundo, pero yo, como dueño que soy del "Dulcinea", te invito a la mitad. Te voy a cobrar sólo el cincuenta por ciento de la copa. No sé de dónde habrás sacado ese billete ni me importa saberlo. Te conozco lo suficiente como para saber que te lo habrás "currado" con esfuerzo. Y a los que se esfuerzan haciendo un buen trabajo yo los admiro. Serás mudo pero eres lo suficientemente amigable como para considerarte un hombre honrado. No como el famoso y malicioso ciego de El Lazarillo de Tormes, el primer amo del pobre Lázaro. El personaje que más influye en la vida de Lázaro ya que éste le enseña a ser astuto, malicioso, tramposo, y hasta vengativo. El ciego le enseñaba las cosas a Lázaro a través de los golpes. Este le enseña también a cómo obtener comida y a cómo conseguir dinero. El ciego era tramposo y avaro. Era un mendigo como Lázaro. El fingía que sabía predecir el sexo de los bebés de las mujeres embarazadas, y lo hacía sólo para obtener dinero, y a veces servía como supuesto médico. Lázaro lo deja ya que éste no le traía la felicidad que él buscaba: Comida. Tú no eres así, Zamudio. Tú eres una buena persona y Dios bendice siempre a las personas como tú, Zamudio. ´

- ¿Y por qué cobrarle el cincuenta por ciento, Don Mariano?.

- ¡Llevas razón, caramba, Demetrio!. No te preocupes, Zamudio, guárdate los 100 euros para algo más de provecho. Estás invitado a la copa entera. Este Brandy Solera Gran Reserva Conde de Garvey perteneció al fundador de la bodega, al aristócrata irlandés William Garvey, que lo utilizaba para su uso particular. Aunque con una edad media de envejecimiento de 60 años, la solera fundacional de este brandy tiene más de 200 años y su actual propietario es José María Ruíz-Mateos. La responsable internacional de marca Conde de Garvey, Mamen Villalba, explicó en la presentación en Madrid que ya se han vendido 1.000 botellas de este brandy, sobre todo, a la alta hostelería y tiendas especializadas para posicionarse en los mejores establecimientos. El enólogo de la bodega Luis Arroyo explicó que se trata de un producto exclusivo, puesto que cuando se termine este preciado brandy ya no habrá más posibilidades de poder catar este espirituoso. En nariz desprende una gran complejidad de aromas a cuero, especias o frutos secos, debido a sus más de 1.800 miligramos de componentes volátiles, además entra "con absoluta suavidad en boca, deja unas sensaciones muy complejas con un retrogusto largo que sólo se encuentra en este producto", según dijo Arroyo. José Peñín, quien apuntó que es el único producto al que ha concedido la puntuación de 100, aseguró que cuando cató por primera vez este brandy en Jerez se quedó sorprendido, pero que volvió a hacer la cata, esta vez con algunos de los mejores brandys, whiskys y rones "de añadas insólitas", que le confirmaron su puntuación. "Estamos ante un milagro", aseguró Peñín, porque, dada la edad de la solera fundacional, ni siquiera los actuales responsables de la bodega podrían volver a repetir este resultado "del mejor brandy del mundo". El consejero delegado de Nueva Rumasa -propietaria de la bodega-, Alvaro Ruiz-Mateos, aseguró que la presentación de este brandy es un acontecimiento único y extraordinario, avalado por la puntuación de Peñín, y recalcó el compromiso que tiene la empresa en esta nueva etapa por los vinos en general, pero por los de Jerez en particular. Esto al menos es lo que he aprendido de memoria de haberlo leído de la Agencia Efe. Quizás no sepas muy bien de lo que te estoy hablando pero no es necesario. Tómatela con tranquilidad, a tu gusto. Eres de las pocas personas que tienes ese privilegio y debes darle Gracias a Dios de que un primo hermano mío, que vive en Madrid, me la regaló como acto de hermandad; porque nos queremos más que si fuésemos hermanos de verdad. Se llama Carlos y le digo Carlangas... pero eso ya es historia personal y no interesa que te lo cuente.

Zamudio sólo sonríe. Zamudio es mudo pero nunca está triste. Zamudio nunca ha conocido el amor de una mujer pero, a pesar de eso, nunca dejó de sonreir. Zamudio es feliz en el barrio. Zamudio sólo sonríe a las chicas guapas que encuentra en su caminar por las calles de Mijas. No le importa sin están solteras, casadas o viudas. Zamudio no tuvo nunca una novia pero siempre sonrió a la vida. Sonríe cuando ve una chica guapa pero no molesta en absoluto. Por eso todas las chicas guapas de Mijas adoran a Zamudio. Zamudio ahora sólo sonríe con la copa del brandy más caro del mundo que le ha regalado Don Mariano mientras sigue con su billete de 100 euros pensando en qué se lo podrá gastar.

Más allá. Mucho más allá de Zamudio y del Bar "Dulcinea", en la Plaza de San Rafael, Pepe Luis está esforzándose en ser poeta. Añora la ausencia de su Maestro Zeta-Zeta. Añora aquel mes entero donde aprendió tantas cosas de él. Y se esfuerza por ser poeta como su querido Maestro.

En la puerta de la casa de Doña Inés, aquel día tan aciago para Miguelito, había aparecido un ramo de flores amarillas. Era un ramillete completo de Solandra maxima; flores conocidas, en el lenmguiaje popular de Mijas, como Trompetas. Y siempre con la ya conocida S pintada dentro de un corazón rojo a rotulador. Todavia está mirándolas con añoranza de otros tiempos mejores la aún jovencísima, bella y atractiva Inés, cuando suena el teléfono de la casa. Junto a ella está sentado Exuperancio... su suegro Exuperancio, padre de Don Antonio. Exuperancio tiene ya 91 años de edad pero todavía se mantiene fuerte y vigoroso. No tiene ninguno de los defectos de su desgraciado hijo.

- Clara, por favor, ¿puedes contestar la llamada?.

- Por supuesto que si, Doña Inés.

Y la fiel empleada de hogar, a la que no puede ver ni en pintura el crápula de Don Antonio, descuelga el teléfono.

- Aquí la casa de Doña Inés. ¿Quien llama?.

- Hola Clara. Soy Silvestre, el teniente de policia. ¿Se puede poner Doña Inés?.

- Ahora mismo está muy ocupada con una visita. ¿Podría llamar más tarde?.

- No importa. No se asuste ni la alarme a ella. Tengo noticias de su hijo Miguelito. Dígale que se encuentra bien. Está en la comisaría pero que no se asuste. No está detenido ni nada parecido. Sólo dígale si esta tarde puede pasar por aquí para verle. Estaré todo el día aquí así que no tengo prisa alguna. Pero sobre todo que no se alarme. No le sucede nada malo a Miguelito.

- Está bien. Se lo dire. Estoy segura de que en cuanto lo sepa no tardará mucho en estar allí.

- Gracias, Clara.

Silvestre cortó la comunicación.

- Roberto. Esta vida es a veces un asco de vida. ¿Crees que es agradable vivir así, rodeado de tanta porquería de droga que está matando a la juventud?.

- Lo sé, mi teniente Silvestre. Es por eso por lo que trabajo y por lo que tanto lucho para meter en la cárcel a los culpables. Es más, si por mí fuera, los ahorcaría vivos a todos ellos... pero soy cristiano... sé que son sólo unos mierdas... pero tengo prohibido matar por mis creencias sobre la vida humana aunque toda esa jarca de capos de la droga de la delincuencia organizada y del terrorismo, que es la misma mierda pero con nombres distintos, deberían ser exterminados para siempre.

- Por eso digo, Roberto, que tenemos que acabar con todos los que operan en este pueblo que, a pesar de ello, para muchos es el más lindo y blanco de Andalucía. Y precisamente el niñato que más debería agradecer haber nacido, ya lo ves, está aquí tendido como un muñeco de trapo... con tan sólo 15 años de vida... cuando hay tantos chicos y chicas en el mundo que serían enormemente felices sólo con la centésima parte de lo que él tiene y no sabe apreciar. De verdad que la vida, Roberto, es a veces un asco de vida.

- Bien. Dejemos las lamentaciones para otro momento. En cuanto pase el mal momento y pueda razonar debidamente intentaré hacer que me cuente quién está detrás de todo esto. Por lo menos quiero saber quien le suministra directamente la droga. Ya sabe mi teniente el dicho aquel de "por el hilo se saca el ovillo". Era una frase que siempre me repetía mi abuela materna antes de morir y me ha dado siempre excelentes resultados en Madrid. Si eso lo he logrado en Madrid yo te prometo que lo conseguiré en Mijas.

- No olvides ayudar también al detective Andrés en lo del "caso de las flores".

- ¿Y a mí que me resulta simpático sea quien sea?. En realidad tendríamos que preguntar a Doña Inés si es importante y quiere localizarle o no. El asunto es mucho más lindo que toda esta porquería de las drogas, las borracheras y la prostitución.

Se produjo un tenso silencio entre los dos agentes del orden; hasta que, de repente, llegó el detective Andrés de visita.

- Mi teniente. Acabo de tener una corazonada. He estado ojeando muy despacio la lista que me diste. Me interesa visitar a Sebastián, el monaguillo que asiste en las misas al cura Ramón.

- ¿Qué corazonada es esa?.

- Dijimos que nos ayudaríamos mutuamente pero respetaríamos cada uno sus asuntos. Yo salgo a la calle. Ustedes, cuando ese muchacho esté lo suficientemente despierto, sáquenle toda la información que puedan, pero no apliquen la violencia con él. Sólo es un pobre desdichado de 15 años de edad. Estoy seguro de que ustedes sabrán cómo hacerle hablar sin usar la violencia.

- ¿Cómo se ha enterado de este asunto?.

- Muy fácil. Estaba fumando un cigarrillo delante de la puerta de una peluquería y una señorita lo gritó de tal manera que todos los que estábamos por allí nos enteramos.

- Pues si tengo que usar la violencia la usaré.

- No, Silvestre. Sólo es un pobre desdichado nada más. Yo ahora sólo quiero que me digas dónde puedo encontrar a ese tal Sebastián.

- Eso es muy fácil. Vive en la Parroquia Santa Teresa De Jesús, en la calle Cártama, sin número. Allí da misa todos los domingos el cura Ramón. El chico es huérfano de padre y de madre y vive en la sacristía de la Parroquia.

- !Estupendo!. Ya sabes que te apoyaré para luchar contra los "camellos" de la droga, sean quienes sean. Ahora mismo me voy a visitar a ese tal Sebastián. Supongo que será uno de esos granujas de monaguillos que se dedican a beber el vino de las iglesias en cuanto los curas se descuidan. Pero no es eso lo que me interesa saber.

- ¿De verdad no me quieres contar la corazonada que te ha venido a la memoria?.

- No. Ustedes hagan hablar a Miguelito. Debemos saber quien es el "camello" que le ofrece la droga. De Sebastián me encargo sólo yo.

- Si necesitas mi coche oficial está a tu disposicíón.

- No es necesario. Me interesa más caminar. Así despejo mi mente y soy mucho más lúcido en mis trabajos mientras me mantengo en forma física. Además, un coche de policía llama demasiado la atención y quiero llegar como un total desconocido tanto para el cura Ramón como para su monaguillo.

- El cura Ramón es un buen hombre de 71 años de edad, Andrés.

- Bien. No me interesa tampoco para nada el cura.

- Espero que no tenga que arrestarte por algo indebido.

- Eso te digo yo también a ti. Así que aplícate también tú el mismo cuento.

Los dos se dieron un cordial abrazo de despedida.

- Que tengas suerte con tu corazonada, Andrés.

- Y tú con ese pobre muchacho. Estoy seguro de que cantará.

- ¡Claro que cantará!. Todos los pardillos cantan alguna vez... por los menos los pardillos que no saben todavía volar por sí solos... aunque sea para pedir de comer...

- Jajaja... está bien que te lo tomes con humor... pero no te pases con él.

- No me pasaré. No te preocupes. Sé cómo hacer cantar a un pardillo.

Poco después Andrés ya iba por la calle en dirección a la Parroquia Santa Teresa de Jesús.

- Estoy muy cabreado hoy, Demetrio.

- ¿Que le pasa, Don Mariano?.

- Que una desvergonzada señorita me ha llamado majadero...

- ¿Qué le habrá hecho usted a ella, que le conozco muy bien, Don Mariano?.

- Oye, Demetrio, de hombre a hombre y sin tener que ver para nada que tú seas mi empleado y yo tu jefe... ¿me has visto alguna vez intentar abusar de alguna señorita?.

- Eso no. Pero que le gustan demasiado sí.

- Bueno. Sólo algunas.

- Ya.

- !Mira, Demetrio... nada de indirectas hoy que sigo estando muy cabreado!. !!Llamarme a mí majadero!!.

La culpable de aquel desaguisado en la mente de Don Mariano, la chismosa Carmen, se encontraba en aquellos momentos terminando de hacerse el peinado en la Peluquería Pepi y, como siempre, acompañada de su íntima amiga Nieves.

- !Anda, Carmen, que menudo le has puesto a "Vespino". Cómo te pille te mata.

- !Ese matarme a mí!. !Si no es capaz ni de mirarme de frente a la cara!.

- ¿No estarás enamorada de él?.

- Oye guapa. Yo tengo un gusto muy selecto, para que te enteres. Me gustan otra clase de hombres. A mí los motoristas superstar me la refanfainan.

- ¿Pero qué horteradas dices, Carmencita?.

- A ti quien te ha llamado a meter la cuchara en el plato, Ramirito.

- Ramiro si no te importa.

- Carmen si no te importa.

- Pero ¿es que no váís a dejar de discutir nunca?.

- Pero Nieves... ¿no te das cuenta de que es todavía más chismoso que nosotras dos juntas...!. Si esta peluquería a veces parece un escenario de telenovela rosa.

- Oye, guapa, cuidado con lo que dices que te estoy escuchando.

- Estoy diciendo la verdad, don Ramiro... aunque usted de don no tiene nada.

- Pues para que te enteres sé tocar muy bien la flauta.

- Como si sabes tocar muy bien el pito. No tienes ningún don y sanseacabó. ¡Cuánto cuesta este adefesio de corte que le has hecho a mi pelo!.

- Sólo 25 euros.

- ¿Sólo 25 euros?. ¡Anda que no eres ladrón además de cotilla!. Te pago 15 euros y vas que chutas. ¿Cómo me voy a presentar yo con este corte de pelo que me has hecho en algún acto público o en la discoteca Cosmos si me parezco más bien a la vicepresidenta de España sólo que mucho más guapa?.

- La verdad es que hablando de la discoteca Cosmos, con estos cortes de pelos, parecemos más bien dos astronautas que dos chicas guapas.

- Eso de que sois tan guapas quien os lo han contado, guapas...

- Escucha, Ramirito...

- Ramiro, por favor, Nieves.

- Escucha Ramiro, ya me tienes hasta el moño de tanto meterte contra las chicas guapas. ¿Tú te has mirado bien al espejo?.

- Si. Y me encuentro monísimo.

- ¡Cómo que solo te falta la sonrisita para que seas la Monna Lisa completa!.

- Pero que hortera eres, Carmen.

- A freir espárragos, Ramiro. Si quieres los 15 euros los coges o si no me los llevo que para algo me han de servir.

- Pues yo también te pago sólo 15 euros y vas que chutas.

- Tal para cual, pelanduscas. Ya lo dice el refrán: Dios las cría y ellas se juntan.

- No, señorito, de eso nada. El refrán dice: Dios los cría y ellos se juntan. Ellos y no ellas, mi querido Ramiro.

- Cada vez te odio más, Carmen.

- Bueno. Abur. Odíame todo lo que quieras que por un oído me entra y por el otro me sale.

- Abur, Ramiro. Ya volveremos otra vez por aquí para seguir perdiendo el tiempo y el pelo, caradura... que de peluquero sólo tienes esa ridícula peluca postiza que llevas como sombrero.

- Nieves. Es la última vez que te quiero ver por aquí.

Andrés se presentó, a la hora de la comida, en la Parroquia de Santa Teresa de Jesús, después de haber tenido que preguntar varias veces donde se encontraba la calle Cártama... porque todo lo que tenía de inteligente también lo tenía de despistado... hasta que entró en la Parroquia y se dirigió a la puerta que empujó suavemente...

- ¿Hay alguien aquí?. ¿Se puede pasar dentro?.

El cura Don Ramón salió a ver quien era.

- No se asuste Don Ramón.

- ¿Quién es usted?. ¿Cómo conoce mi nombre?.

- No voy a ir con rodeos. Soy detective privado. Ésta es mi tarjeta de visita.

Don Ramón vio con toda claridad la tarjeta que le enseñaba Andrés.

- ¿Es que ha sucedido algo grave por los alrededores?.

- No. Ya le dije que no se asuste. Sólo quiero hablar con Sebastián.

- ¿Con mi monaguillo?.

- Sí. Con su monaguillo.

- Precisamente estábamos ya preparados para comenzar a comer. Pero como donde comen dos comen tres está usted invitado a comer con nosotros si lo desea.

- Excelente. Así no pierdo el tiempo esperando a que terminen de comer.

- Entonces vamos al comedor. Allí está Sebastián. ¿Se ha metido en algún lío?.

- Puede ser que sí o puede ser que no.

- No me hable como si fuese usted un gallego... ¿se ha metido en algún lío o no se ha metido en algún lío?.

- Se lo voy a decir en castellano puro. No lo sé.

- Entonces a qué ha venido esta visita.

- Preciosamente porque no lo sé.

- Pues no entiendo ni jota.

- No se trata de ninguna jota sino de una ese.

- ¿Está usted de guasa, don Andrés?.

- No precisamente de guasa. Estoy sólo de paso.

- Venga, pase y siéntese con nosotros.

Una vez sentados los tres y comenzando a comer el correspondiente gazpacho andaluz, Andrés fue directo al asunto.

- No me voy a andar con rodeos, Sebastián. Así que no quiero perder el tiempo. Díme sólo una cosa... ¿por qué estás enamorado de Doña Inés?.

Al cura Ramón casi le da un soponcio. Aquello ya era demasiado para sus 71 años ya bien cumplidos.

- ¿Qué este chaval está en tratos amorosos con Doña Inés?. ¡¡Es inaudito!!. ¡¡He visto de todo en la vida pero esto ni me lo podía imaginar!!.

- No imagine tanto señor cura. Esto no es una película de misterios. No he dicho que esté en tratos amorosos con Doña Inñes sino por qué está enamorado de ella.

- Bueno. Eso es normal en la adolescencia. Yo antes de meterme a cura también fuí adolescente. Es una etapa normal. Si no es la profesora de física es la profesora de química o es la profesora de arte o es la mujer del vecino de al lado o es...

- !Pare, pare el carro, Don Ramón!. No me refiero a esa clase de amores que todos tenemos en la adolescencia. Este caso es mucho más grave.

- Sigo sin entender nada. ¿Qué está pasando entre Doña Inés y este bendito Sebastián?.

- Eso estoy esperando que me conteste él.

Sebastíán se puso a sollozar.

- No maltrate así a este chavalillo. ¿No sabe usted que ha sido siempre huérfano de padre y de madre?. La explicación es muy sencilla...

- Pero quiero que me la explique él. Si se considera lo suficientemente maduro como para regalar todos los días un ramo de flores a una mujer casada es también lo suficiente maduro para decir por qué lo hace.

- Le juro a usted, señor como se llame...

- Andrés. Me puedes llamar Andrés si te resulta más fácil hablar así.

- Señor Andrés, le juro que yo no sé de que me está hablando con eso de las flores.

- Bien. Deja de sollozar entonces. ¿Estás enamorado o no estás enamorado de ella?.

- Yo le puedo explicar todo, señor Andrés.

- Insisto, señor cura, en que deseo que sea él el que me responda directamente y mirándome a la cara y no al suelo como hasta ahora está haciendo.

Sebastián levantó la cabeza en medio de sus pucheros a punto de empezar a llorar.

- No estoy enamorado de ninguna mujer. Me gusta porque yo siempre he deseado tener una mamá así.

- ¿Ya está usted contento con lo que ha conseguido saber, señor detective privado?.

- Pues sí. Ya estoy contento, señor cura. Y no me diga que el muchacho se va a traumatizar por esto que ha sucedido porque no me lo creo. Por mi parte ya pueden ustedes seguir comiendo porque mi labor aquí ya ha terminado. Y que me perdone Santa Teresa de Jesús si he cometido algún pecado sólo por querer saber la verdad.

- Venga. Le acompaño hasta la salida. Así le cuento algo más del asunto.

El cura y el detective salieron hacia la salida.

- Verá. Sebastián no ha visto nunca a Doña Inés porque Doña Inés no viene nunca a esta parroquia. Este muchacho sólo ha oido hablar muchas veces de ella. De cómo es físicamente y espiritualmente. Sebastián, con todo lo que ha oido de ella, se la ha imaginado como la mamá perfecta. ¿Entiende ya todo el asunto?.

- Ahora sí. Disculpe si he sido en algún momento un poco brusco... pero hay cosas que hacer en la vida aunque no nos guste hacerlas. Ahora comprendo a Sebastián. Nunca más volveré a molestarle... pero haga usted la labor de buen padre y consiga que la olvide... lo único que le pasará si sigue pensando en ella es que cuando tenga 18 años de edad sea un trastornado mental. Sáquele de la parroquia y búsquele un trabajo digno. Es necesario que conozca a otros amigos y por supuesto a otras amigas. Cuando comprenda el mundo de las compañeras de trabajo o de colegio si es necesario... podrá superar por fin el trauma de la ausencia de su madre... ¿me entiende usted ahora a mí Don Ramón?. No lo siga encerrando entre estas cuatro paredes que serán muy venerables y hasta místicas si usted lo prefiere; pero no es un mundo apropiado para un huérfano de padre y madre. Y no creo que, imaginando lo que imagina, quiera ser algún día cura como usted. Hágale un favor a Sebastián haciendo que vaya a un colegio libre y no de la iglesia y que salga con chicos y chicas de su edad. En un par de años habrá superado el trauma. Eso se lo afirmo con rotundidad.

- Bien. Mañana mismo le apunto para el próximo Curso en el Colegio Público de Educación de Primaria de El Chaparral. ¿Lo concoe usted?.

- Si. Está en la bonita Urbanizción El Limonar, muy cerca de la costa. Incluso ver el mar, sentir el mar, oler el mar, bañarse en el mar junto a sus compañeros y compañeras le ayudará muchísimo. Yo, en un tiempo, fui marinero por obligación, pero al final aprendí a amar al mar. Y es bueno que vaya a las playas. Allí podrá conocer chicas apropiadas a su edad. Seguro que más de una le gustará.

- Sé que tendré que hacer un gasto extra para la parroquia... pero si es por salvar al chico de algo malo, lo haré.

- Le salvará de que termine siendo un ladrón de bancos por ejemplo, o un asiduo al Camino Viejo de Coín... usted ya me entiende...

- Comprendo. Comprendo.

Andrés regresó en taxi a la comiaría de policía antes de irse al Bar "Dulcinea" a comer algo y beberse una copa de anís dulce como tanto le gustaba a él hacer de muy tarde en tarde.

- Ya está solucionado el caso Sebastián.

- ¿Es él?.

- No. Definitivamente descartado. No es él. Por cierto ¿han hecho ya cantar al pardillo?.

- Hemos preferido aguardar un tiempo más. Pero ahora mismo nos metemos en faena.

- Bien. Yo prefiero no verlo. Tengo hambre y me espera una buena copa de anís dulce en "Dulcinea".

- Ya decía yo que te gustaba "Dulcinea".

- Pues sí. Es cierto. Hasta luego. Escucha, Silvestre, si me necesitas para algo estaré dentro de un par de horas en mi oficina.

- Todo entendido perfectamente. Y al pardillo o le hago cantar o dejo de ser Silvestre y me convierto en Piolín.

- Jajaja. Veo que sigues con buen humor. Eso es bueno. Quiera Dios que tengas suerte en el empeño de cazar al "camello".

- También es buen chiste ese. Venga, Roberto, a trabajar.

En la sala de estar de la casa de Doña Inés, Exuperancio está hablando a corazón abierto.

- Inés... ¡Te juro que si yo tuviese en estos momentos 40 años en vez de 91 como tengo y no fuera el padre de este desdichado de Antonio, te amaría tanto que serías la mujer más alegre de la Tierra!.

- No es necesario que exagere usted tanto Exuperancio. Yo no soy ninguna desgraciada. Lo que sucede es que a veces pienso...

- ¿Y cómo me gustaría tener yo 40 años y ser la causa directa de tus pensamientos?. Te lo digo con el corazón abierto. Siento lo de Antonio más que tú misma.

- Pero si te estoy diciendo que ya no tiene importancia...

- Entonces... ¿qué decisión vas a tomar?.

- La que Dios más quiera. Sé que en algún momento mi vida cambiará de rumbo y, sobre todo, de sentido.

- Que es lo que le falta por cierto a mi hijo.

- No te preocupes más por él, Exuperancio, hiciste todo lo posible por crear un imperio económico. De lo que está pasando no tienes tú la culpa.

- !Crear un imperio económico!. !Ese fue el mayor error que cometí en mi vida!.

- ¿Por qué?.

- Porque tuve la desgracia de quedar viudo nada más nacer Antonio. Si llego a saber que crear un imperio económico valiese ese sacrificio, te juro que hubiese preferido ser el hombre más pobre del mundo con tal de no haberla perdido a ella. Mi hijo se crió con demasiados lujos porque no vivía ella y yo no supe cómo hacerlo.

- No tienes tú la culpa, Exuperancio. Tú creaste un imperio económico para darle lo que pensabas que era lo mejor para él.

- Pero estoy arrepentido de ello, Inés. No sólo produje un esperpento sino dos. Si no hubiese sido por el dichoso imperio económico ni mi hijo ni mi nieto serían dos decepciones para mí.

- Verás, Exuperancio. Yo también me equivoqué. Me casé con 16 años con el hombre equivocado. Un hombre que me sacaba 40 años de edad no era lo más conveniente... pero también creí que el dinero serviría para algo más que para decepcionarme tan pronto de la vida.

- ¿Y yo que te veo más bonita y joven que nunca?.

- Es por eso... Exuperancio... es sólo por todo eso que estás viendo ahí.

Exuperancio miró al gran número de ramos de flores que adornaban la estancia.

- ¿Te estás refiriendo a las flores?.

- Sí. No sé por qué extraño magnetismo... pero es un aliciente para mi vida. Saber que alguien está dispuesto a terminar pasando tres meses en la cárcel sólo porque se ha enamorado de mí, me sirve de esperanza para pensar en un futuro mejor.

- ¿Y sabes quién es?.

- No tengo ni la menor idea. Lo que estoy seguro es de que se trata de un hombre muy valiente.

- ¿Y si fuera una mujer?.

- Eso es imposible, Exuperancio. Sólo un hombre verdadero es capaz de querer pasar tres meses en una cárcel por culpa de una mujer.

- ¿Se lo has dicho a alguien?.

- Sí. Hay un investigador privado ocupándose del caso.

- Pues tienes que decirle que se trata de un hombre.

- No es necesario. Es el mejor investigador privado que conozco. Él mismo se dará cuenta de eso. Y ahora perdona pero tengo que ir a la comisaría.

- Sólo una cosa. Por curiosidad. ¿Sabes que existe el lenguaje de las flores?.

- Por supuesto que lo sé. Ese hombre lo está utilizando conmigo.

- ¿Y qué significan, por ejemplo, las trompetas amarillas?.

- Son las últimas que me ha regalado pero espero que no sean las últimas que me regale. No sé por qué ha elegido hoy las trompetas, quizás para darme un aviso de que sigue pensando en mí y me lo quiere decir como si se tratara de un músico de la bohemia nocturna. Hago así como un enamorado del jazz bajo la luna. Pero en el lenguaje de las flores el color amarillo es un color brillante, alegre y que estimula la memoria. Es el color del verano y del sol, con lo que, cuando se está triste o se añora el verano, la presencia de flores de este color pueden ayudar a levantar el ánimo. Irradia siempre en todas partes y sobre toda las cosas, es el color de la luz y puede significar egoísmo, celos, envidia, odio, adolescencia, risa y placer. Espero que no sea ni egoísmo, ni envidia, ni odio, ni tan siqueira adolescencia sino sólo risa y placer. Estoy seguro de que es alguien que siente, a la vez, nostalgia por algo o por alguien pero que sabe también reír. Algo así como si un Gran Maestro le hubiese enseñado a amar...

- Escucha, jovencito, tú te crees que eres ya muy mayor cuando sólo eres un mocoso de 15 años nada más. Pero con un hombre como yo no vas a jugar a las escondidas ni al ratón y el gato, ¿entendido?... así que si estás seguro de lo que te conviene haz el favor de decirme quien es el "camello" que te vende la droga.

- Eso nunca. Prefiero morir antes que ser un chivato. Él es mi único amigo verdadero.

- ¿Ya estamos con la majadería de siempre?. Escucha bien porque sólo te lo voy a decir una vez. En esta ocasión has tenido mucha suerte de que Zamudio te haya encontrado a tiempo y de que Dios se haya apiadado de ti. Pero eso sólo ocurre una vez entre mil y estoy seguro de que si sigues con esto la próxima vez no te salva ni Dios porque, los hombres que ya hemos vivido lo suficiente sabemos que Dios también se cansa de hacer milagros cuando de un necio se trata. ¿Qué clase de amigo íntimo es el que se dedica a enaminarte directamente hacia la muerte?. ¿No te das cuenta de que eres un juguete entre sus manos manchadas de sangre de inocentones como tú?. O me dices quién te vende la droga o te encierro hasta que te de por cantar.

- Eso es ilegal y usted lo sabe.

- Lo que tú no sabes, mocoso, es que aquí la Ley soy yo. Si es ilegal o es legal me importa menos que un comino. Si es necesario tenerte entre rejas por doscientos años seguido, te prometo que no dudaré en hacerlo. Para que aprendas a distinguir entre ser un chivato y ser un hombre. ¿No te das cuenta, pardillo, de que esa es la trampa que os ponen esos desgraciados?. ¿Cómo vas a ser un chivato si por lo menos puedes ayudar a que otros miles de jovenzuelos como tú tengan la oportunidad de no cometer los mismos errores?. ¿Comprendes o no comprendes ahora el jueguecito que se traen con vosotros y esa memez de "te rajo si hablas con alguien y me delatas". Si eres valiente para chutarte la mierda que te chutas por la voluntad que te impone él, demuestra al menos que eres capaz de aprender a reaccionar recuperando tu propia voluntad y tu autoestima. ¿No ves que esos "camellos" lo único que valen es para meteros miedo?. A ver si esto te sirve de lección. ¿Me dices quién es ese macarra o te pasas doscientos años entre rejas si es necesario?.

- ¿Qué me ocurrirá si hablo?.

- Lo único que te ocurrirá si hablas es que, por lo menos una vez enla vida, has sabido lo que es la libertad.

- ¿Nada más que eso?.

- Escucha pardillo y perdona si te llamo pardillo pero es lo que eres. Sentir por lo menos una vez en la vida lo que es la libertad es lo mejor que le puede pasar a un ser humano, sea hombre o sea mujer. Conozco demasiado bien lo que es la libertad para decírtelo de hombre a hombre si es que te crees ya que eres un hombre. Un momento de libertad vale más que toda esa mierda que te metes para el cuerpo y que te tiene en el estado físico en que estás. ¿Me has entendido lo suficientemente bien?.

- De acuerdo. Me ha convencido. Soy realmente un pardillo cobarde...

- Sí. Porque lo que le estás haciendo a tu madre sólo es propio de un pardillo cobarde. Así que aunque sólo sea por ella díme ya quien es.

- El Barbas.

- ¿El Barbas has dicho?. ¿Quién es ese?.

- No se confunda teniente. Le dicen El Barbas pero va siempre perfectasmente afeitado. Lo de Barbas es sólo una más de sus máscaras para no ser descubierto. Y siempre va vestido a la última moda con los mejores trajes de boutiques.

- ¿Quieres decir que no tiene barba?.

- Eso es. Sólo es una forma de despistar a la policía.

- Vaya vaya con el Barbas. ¿cuántos años tiene?.

- Dieciocho.

- Perfecto. Ahora sólo quiero que me digas donde vive.

- En una especie de chabola que se ha construído en medio de la Sierra de Mijas. Yo sé llegar hasta allí.

- Pues andando que es gerundio. ¿Sabes lo que es gerundio, verdad?. Por ejemplo un buen gerundio es aprendiendo. Vamos, Roberto, dije que este pardillo cantaría y ha cantado. Ahora nos conduces hasta esa chabola y verás cómo la próxima vez ya no vuelves a las andadas. Andando...

En la Plaza de San Rafael, Pepe Luis sigue recordando al Maestro Zeta-Zeta y por fin logra un pequeño poema.

- Por algo he de empezar...

Y empieza a escribir en su cuaderno de notas.

- Lindo Corazón Rojo
tienes tu propio poeta
pero quisiera sin ningún sonrojo
sentirte a ti muy adentro.
Sé que él es mi maestro
pero tú mi musa secreta.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin con realidades ciertas.

Palabras Clave: Literatura Novela Ficcin Realidades Conocimiento Verdad Cristianismo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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