Se arrojó sobre mí y continuó besándome.
Un beso profundo, prolongado y apasionado que ocasionó un terremoto de sensaciones en mi cuerpo y una rápida  erección.
Inicié  bajando hasta su torso. 
Le acaricié de una forma apasionada, tenía algo que me hechizaba.
Seguí la línea de finos vellos que llevaba desde debajo de su ombligo hasta su bóxer, se lo quité y…
Descubrí que debajo de la tela se escondía un hermoso monstruo…
…y que era todo mío.
¡Cómo gemíamos!
Luego…
Se derribó  en la cama por el placer que acababa de sentir…
 …y yo a su lado.
Recostado sobre él.
Después de mirarnos muy tiernamente nos quedamos dormidos.