De los canales a Canalejas-10 (Madrid) -Diario- para futboleros y futboleras
Publicado en Sep 03, 2010
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Yo, que había comenzando en mi infancia a ser futbolista por los canales de las calles de mi amada ciudad de Madrid, por entre la Sáinz de Baranda, Doce de Octubre, Narváez, Ibiza, Menorca, Doctor Castelo y, a veces, el Parque del Retiro donde teníamos que tener cuidado de no ser soprendidos por los guardias... volvía, ya convertido en un sensacional futbolista, a mis inicios populares. Esta vez era la querida e inolvidable Casa de Campo. Metidos en las profundidades de las arboledas naturales, la primera temporada no fue muy buena en resultados. Ganábamos algunas veces pero también perdíamos otras más. Pero lo importante de aquella mi primera temporada en el Casa de Campo Club Fútbol era un nuevo aprendizaje mucho más duro que todos los anteriores. Era fundamental, para terminar de completarse antes de la Gran Hazaña, experimentar el frío de las madrugadas que atería las piernas y las manos, sobre todo porque yo jugaba siempre con camiseta y pantalón corto, el sofocante calor que nos hacía sudar a chorros, las lluvias pertinaces que nos iban formando el espíritu combativo, las tremendas heladas, los campos arenosos llenos de charco y fango donde no había más remedio que controlar balones casi imposibles para seguir produciendo fútbol-arte, las duras jornadas de 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde para completar un fondo físico tan sorprendente que fue cuando aprendí, verdaderamente, a desarrollar una capacidad pulmonar que hacía que cuando todos los rivales estaban ya casi agotados yo aumentaba el ritmo y la velocidad de mi juego. Fue allí donde verdaderamente comenzó la Leyenda de Diesel. Fue allí donde, en las siguientes temporadas, mi amigo y compañero Juan Manuel Sánchez Prieto me pondría el apodo de "Diesel". Pero antes de ello había que aprender a saber perder antes que aprender a saber ganar. Y en medio de hombres veteranos que ya estaban de vuelta en esto del fútbol más algunos jóvenes con mayor o menor talento, comencé a destapar las mejores jugadas de mi vida. Me icé definitivamente como líder natural y comencé a dirigir a mi equipo con los pases medidos, con los gestos oportunos, con un carisma especial que me había otorgado Dios y que un futbolista rival de ya avanzada edad, llamado Menéndez, descubrió dando el aviso a sus compañeros: ¿Pero no os estáis dando cuenta de que es Diesel el que dirige los hilos de su equipo?. Algún rival contestö: Sí, sólo tiene nos estamos dando cuenta de que sólo tiene 19 años de edad, pero ¿cómo podemos sujetarle si se recorre todo el perímetro del terreno de juego y está apoyando a sus compañeros en todos los sitios?. Hasta cuando jugaba de portero, en algunas ocasiones, seguía siendo un ejemplo de entrega y pundonor atajando, a veces, balones increíbles como uno que nunca olvidaré. Totalmente tirado en le suelo, el delantero rival me fusiló con toda potencia y yo conseghí doblarme desde la contura hasta la cabeza y con los brazos en alto. El ba´´on se estrelló contra mi pecho porque Dios me salvó una vez más ya que podría haberme roto la cara pero salvé el gol y el rival me dijo: "Con este paradón has hecho más que todo tu equipo junto".Yo seguía sin vanidad alguna y no le dí más importancia.

A pesar de algunas derrotas difíciles de digerir, sabía que ya llegaba el momento de triunfar definitivamente. Aquella primera temporada sólo era "la prueba de fuego" y había que superarla con esfuerzo, con sangre, con dolor y hasta con lágrimas... sobre todo por cuestiones ajenas al fútbol que, sin embargo, olvidaba una vez que me vestía de futbolista.

El nombre de Diesel comenzó a tener fama entre los escasos pero siempre fieles espectadores, incluso alguna guapa chavala entre ellos, y, sobre todo, entre los futbolistas tanto rivales como propios. ¿Por qué Juan Manuel Sánchez Prieto, de la humilde barriada de Lavapiés, me había colocado aquel sobrenombre o apodo futbolñistico?. Sencillamente por mi manera de funcionar como motor del equipo en todas las zonas del campo sin agotarme nunca, aunque seguía siendo, mi lugar natural, el de un 8 como había sido el famoso "siete pulmones" del Real Betis Balompié, Luis Del Sol, que tanto éxito tuvo, después, en el Real Madrid, al lado de Alfredo Di Stéfano. Y siempre quedará la incógnita sin despejar: ¿podría o no podría haber sido yo un gran jugador profesional del Real Madrid o incluso de la Selección Nacional Española de Fútbol?. Nunca se sabrá proque, como dice mi colega y amigo periodista ecuatoriano, y también excelente jugador de fútbol, Fausto Zambrano Zúñiga: "hay algo mejor que jugar al fútbol y que se llama escribir de fútbol". Por lo menos para quienes llevamos en el ADN de nuestra sangre y en la genética natural de nuestro ser humano el periodismo activo".
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Foto del autor José Orero De Julián
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Palabras Clave: Diario Memoria Realidad Verdad.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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