Cuando encendía "celtas" (Diario)
Publicado en Sep 03, 2010
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Cuando encendía "celtas" era un tiempo condensado en el que dibujaba rutas por las miradas femeninas buscando tu reencuentro. Una y mil veces te veía en la luz desprendida de los cigarrillos en aquel tiempo en que la vida era un continuo surcar fuentes secretas para saciar la sed del caminante. Cuando encendía "celtas" la vida era un "blanco y negro" en las comunicaciones vivenciales. Una espera de llenar poemas envueltos en los ojos de todas ellas. Cuando encendía "celtas" la vida se colgaba del aire y yo firmaba jugadas enlazadas en la casa de campo de un potrero. Sí. Cuando encendía "celtas" en las miradas femeninas te encontraba a ti: a veces jugando ajedrez en los tableros ajenos, a veces tomando sol en las playas de la arena fina; a veces viajando en buses de pueblo en pueblo... cuando encendía "celtas" soñaba mientras te veía en las miradas femeninas... en las pistas de tenis al otro lado del "más allá" de mi sueños; te veía en las fiestas de las despedidas sin poder hacer otra cosa más que mirarte, sin poder hacer otro movimiento que dejarme acariciar el corazón por tu mano diestra; sin poder hacer otra cosa que sentarme ante tu ilusión y observarte mientras los papeles de las carpetas eran cada vez más incomprensibles; llamando a veces a números telefónicos equivodados. Cuando encendía "celtas" me mirabas desde la otra acera del barrio, siempre moviéndote en las filas de los enemigos; a veces hasta llegaste a contarme historias da bandoleros sin yo saber que en la cama es imposible hacer el amor sino sólo encender un "celtas" cuando no eras tú la otra. Cuando encendía "celtas" hasta me sabía a tabaco canario de Eufemiano Fuentes y en todas las fuentes donde bebía experiencias nobles, donde jamás traicioné tu amor, Princesa, jamás a pesar de los rumores de las murmuraciones que sólo eran ignornacias de quienes fumaban cualquier otra cosa cara (por ejemplo "marlboros") menos "celtas", sacaba las conclusiones necesarias para no perderme en el laberinto porque tú eras mi Ariadna salvadora. Cuando encendía "celtas" me venían a mi memoria canciones de "celtas cortos"; porque no había para más en los bolsillos después de haberme gastado el reducido presupuesto que mi avariciosa madre me entregabas, en libros y más libros, para poder encontrarte entre millones de páginas escritas, canciones de "celtas cortos" mientras seguía soñándote, Princesa, apoyado en las sábanas del insomnio: "De los retales de una vida,sale una canción, y de los sueños rotos en el corazón de ese amor perdido,del que no queda ya nada. De las batallas perdidas,sale un ganador. De las batallas ganadas,sale un perdedor. De las sonrisas al viento,hay lágrimas derramadas. Y los recuerdos al aire me besan la cara. Sólo recuerdo lo bueno,de lo malo nada. Aún queda tiempo pa´el viento, vaya donde vaya, y que me lleve volando,a tocar a otra guitarra. De los grandes subidones,siempre hay un bajón. De las grandes amistades,siempre hay un traidor. De los acordes mayores, es el más grande y menor. De las grandes ocasiones, alguna hay mejor. De los grandes perdedores, hay un ganador. De sí el mejor del equipo el latido del corazón. Y los recuerdos al aire me besan la cara. Sólo recuerdo lo bueno,de lo malo nada. Aún queda tiempo pa´el viento,vaya donde vaya, y que me lleve volando,a tocar a otra guitarra. Y los recuerdos al aire. Sólo recuerdo lo bueno. Aún queda tiempo pa´ el viento. Y que me lleve volando,a tocar a otra guitarra".
Cuando encendía "celtas" sólo podían ser cortos porque los largos eran propios para los que lucían marcas de moda en las camisetas mientras a las mías las lavaba mi madre con jabón "Lagarto" y había que ser un trepador de tapìas para salir de los callejones sin salida porque la vida, sin tí, era un absoluto Nada, un vivir sin más tiempos que la agonía de pensar que te habías podido irte de mi lado para siempre, aunque tú estabas al lado de mi corazón en cada parada de autobús y de tan guapa que eres no pareces una mujer de la Tierra sino una bellísima extraterrestre robándome el silencio para convertirlo en palabras: "No soy mas que tú, tus fantasías. Tantas veces soñaste que se hizo realidad. Pero lo que tú, tú no sabías es que los sueños no se pueden dominar. Cuando crees que me ves, cruzo la pared,
hago chas y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar.
Y yo soy capaz de entrar en tus sueños, de volver por el cielo y caminar sobre el mar y de pronto hacerme de carne y hueso para que tú me puedas acariciar.Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago chas y aparezco a tu lado. quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar. Cuando crees que me ves.... Si tal vez tú traes alguna invitada si se pone pesada y no te deja en paz, una mano helada sobre la espalda, un par de trucos y no vuelve más. papa pam, papapam... Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago chas y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar. Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago chas y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar papapam... quieres ir tras de mi pobrecito de ti, no me puedes atrapar".
Cuando encendía "celtas" en las noches de Madrid yo paseaba por las calles y, en cada esquina, un asalto de mujer encendía el retrovisor de mis párpados y te soñaba tan lejos de ella que escapaba de sus brazos y de sus besos mortales; porque tu recuerdo, haberte visto tantas veces, me daba Fe. Cuando yo encendias "celtas" era solamente para que no se apagase la ilusión, Princesa, de poder ser tu amor: "Y si corremos juntos por los ríos a nadie ya daremos de que hablar. Los vientos se acompañan de palabra y tú con tu mirada puedes más;
pues si las flores gritan con las hojas tus manos gritan al golpear las sendas que los tiempos han cambiado y que nadie ya puede enderezar. Es el agua del ritmo del mar
que a todos los enanos da la sal cabalga en tu pelo al sembrar las corrientes submarinas de la mar. Si te dejas, muchacha, llevar verás cosas que nunca soñarás con la música en vena tendrás la magia que te falta, y a volar. Pero cuidate el rostro, chaval, si quieres seguir gozando, tu verás si controlas, si sabes cortar o veremos si tus huesos pueden más. Es el agua del ritmo del mar que a todos los enanos da la sal cabalga en tu pelo al sembrar
las corrientes submarinas de la mar".
Cuando encendía "celtas cortos", porque en mis bolsillos de los pantalones sólo existía la Ilusión y un poco de mágica sustancia de la Eternidad, me apoyaba en los semáforos de las calles de mi humilde barriada y esperaba, esperaba, esperaba... a que la luz verde saliese. El rojo parecía interminable y el naranja sólo servía para un poco de tiempo nada más. Y al ponerse el verde, por fin, dejaba de encender los "celtas cortos" y encontraba, en mis caminos, algún amigo de barrio que me regalaba un "nobel" o un "fortuna" o un "ducados" o los tres al mismo tiempo. Tú sigues todavía siendo más hermosa que antes... y, de vez en cuando, miro hacia atrás, me apodero de un balón de fútbol y te ofrezco uno de mis goles de Fantasía. Cuando encendía "celtas" es, precisamente, el día de hoy... y el balón de fútbol, juinto con el "nobel", el "fortuna" y el "ducados" los tienes tú guardados como besos de futuro... y cada vez eres más y más y más hemosa.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Página d eDiario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Realidad.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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