Cuello Blanco
Publicado en Aug 31, 2010
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Todo se sacudió y esa fue la señal para que una de ellas se separara del las demás y subiera a toda velocidad a la recámara.
         Los recuerdos de Carlos se iban desgastando; muchas veces se nublaban, otras tantas eran claros como el agua. Ese vaivén de sensaciones lo estaba volviendo loco. Hoy estaba seguro de que los motivos para tomar esa decisión, habían sido poco conscientes. Prácticamente había decidido su vida sin estar despierto, presente. Todo parecía tan fácil en aquel momento.
-Quince centavos Carlos, solamente son quince centavos. Nadie se va a dar cuenta. Recordó con una claridad espeluznante.
La mecánica era simple, por cada pago que se hacía para el Seguro Social de los trabajadores, Carlos extraía quince centavos y los depositaba en una cuenta personal.  La llave para que ese robo fuera tan eficiente era la posición política que ostentaba. No tenía que rendir cuentas, más que a su jefe y él se llevaba diez de cada quince centavos en cada operación. Habían sido 5 años extraordinariamente productivos; los depósitos de los trabajadores llegaban puntualmente, mes a mes. Eran entre diecisiete y diecinueve millones de empleados afiliados al Seguro Social en todo el país, así que tomar esos centavos de cada uno le representaban dos millones de pesos cada treinta días. Después de cinco años haciéndolo, su cuenta mostraba casi ciento cincuenta millones de pesos.
-Dinero que nadie va a extrañar jamás. Se decía con frecuencia dopando a la consciencia, regresándola al sopor para que dejara de molestar.
Una vez en la recámara, ella se acomodó como siempre, reclinada, silenciosa, amenazante. En esta ocasión, y  por enésima vez, lo esperaba todo y al mismo tiempo sabía que todo podía terminar en nada. Acostada esperó…
Cuando Carlos repasaba los hechos de las últimas semanas, se encontraba con una serie de señales que le venían indicando que las cosas iban a terminar mal. El funcionario de renombre y con futuro en la escena política del país era su jefe, no él; el que tenía una reputación pública que debía cuidarse era su jefe, el partido apoyaba al puesto superior siempre.
-¿Por qué fui tan ingenuo? – Se lamentaba desesperado.
Carlos de la Fuente solamente era un peón en el juego, el chivo expiatorio que se tenía que sacrificar por intereses más altos. El peso de la ley caería sobre sus hombros, el escándalo público y el linchamiento en los medios de comunicación eran el principio. Su jefe había descubierto ese enriquecimiento ilícito, lo había denunciado y cooperaba afanosamente con las autoridades para castigar ejemplarmente a los funcionarios corruptos.
…cuando el martillo golpeó la parte trasera de la recámara, ocurrió instantáneamente una explosión, el fuego la cegó y corrió desesperada hacia la salida. Al cruzar el umbral se encontró de frente con un larguísimo túnel y lo recorrió furiosa mientras gritaba como relámpago…
 
Carlos sabía lo único que le quedaba por hacer.
El sudor le escurría por el rostro, empapando en su recorrido la camisa de seda; un temblor involuntario hacía que la escuadra automática golpeara en su sien incesantemente. El escritorio se veía tan grande, tan inmenso. Todo en el despacho se veía lejos, quizá era la realidad que se había hecho más palpable.
Con los ojos abiertos para no perder detalle de la transición, Carlos de la Fuente jaló el gatillo despacio, tan lento que la detonación lo sorprendió en la última fracción de segundo, cuando ya era irreversible la decisión.
…al llegar a la desembocadura del pasillo, la bala lo encontró bloqueado por una sien temblorosa que parecía arrepentida, pero que ya no podía impedir su potente salida. En el camino, se encontró dos paredes de hueso que jamás aminoraron su paso implacable. Fue el muro, del otro lado del despacho, lo que finalmente la detuvo, anidándose en un cuadro colgado en la pared.
Era el retrato del Presidente de la República, sonriendo en la inauguración del más reciente Centro de Salud del país.
 
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Foto del autor Arturo Palavicini
Textos Publicados: 57
Miembro desde: Jul 06, 2009
13 Comentarios 1386 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

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Palabras Clave: Corrupcin Robo Poder Traicin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Fotografa Image Bank

Derechos de Autor: Arturo Palavicini

Enlace: http://apalavicini.wordpress.com


Comentarios (13)add comment
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arturo

Buen texto, felicitaciones.
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December 05, 2010
 

Diego Lujn Sartori

Extraordinario, amigo.

¿¡Que son 15 centavos?!

Que que describiste la corrupción... Te re Felicito.

No si se leíste de mí:

Argentina soñodora
Por el teniente nadie llora

O sino te invito a hacerlo

Saludos
Diego
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November 28, 2010
 

raymundo

Excelente relato expuesto, de las realidades existentes en los actos de la mayoría de los funcionarios que se apresuran a tomar decisiones ilícitas para ganarle tiempo al tiempo mientras dure el periodo de gobierno de sus protectores políticos, que a veces se convierten en sus propios verdugos, para salvar sus pellejos frente la puesta al descubierto de sus fechorías compartidas. Felicitaciones por el texto publicado.
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September 26, 2010
 

Gustavo Milione

Fantástico relato Arturo! Atrapante, crudo... como extraído de la realidad con un cierto "toque" de novela. Muy interesante como describís el final, haciéndolo angustioso. ¡Felicitaciones!
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September 26, 2010
 

Matteo Edessa

Arturo sos muy bueno creando el ambiente eso es indudable y no descubro nanda , sin embargo tú máximo talento para mí se encuentra en los finales que tenes en casi todas tus historias que como un film de hitchcook , una nunca puede predecir el final.
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September 08, 2010
 

Arturo Palavicini

Matteo:

Muchas gracias por tu comentario te lo agradezco. Que bueno que te gustan mis cuentos y en cuanto a la comparación con Hitchcock, bueno me queda ENORME pero entiendo que me quieres decir y también te lo agradezco.

Saludos.
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September 09, 2010

Jesus Eduardo Lopez Ortega

Amigo Arturo muy buen cuento de principio a fin.
Todas mis estrellas para tu obra.
Eres un gran narrador.
Te deseo lo mejor para ti y tu familia.
Saludos.
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September 06, 2010
 

Arturo Palavicini

Jesús:

Muchas gracias por tu comentario, que bueno que te gustó el cuento.

Te mando un abrazo.

Arturo Palavicini
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September 09, 2010

Verano Brisas

Arturo: Me reconfirmo tu talento y sensibilidad para narrar. Felicitaciones. Cordialmente, Verano.
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September 06, 2010
 

Arturo Palavicini

Maestro, muchas gracias por su comentario, es un gran halago viniendo de alguien de su categoría.

Le mando un abrazo.

Arturo Palavicini
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September 09, 2010

Carlos Campos Serna

Amigo, compañero de temas sociales, políticos y culturales de nuestro país, salidos de tu gran talento para seguir con atención la lectura de tus textos...te envio un gran abrazo.
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September 05, 2010
 

Arturo Palavicini

Carlitos, muchas gracias por tu comentario, seguimos en comunicación.

Un abrazo.

Arturo
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September 09, 2010

Guillermo Capece

Como siempre Arturo nos traes literatura de la mejor; excelente la construccion del cuento, y gracias por el buen momento que nos hiciste pasar
Abrazos
Guillermo
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September 01, 2010
 

Arturo Palavicini

Memo:

Gracias, como siempre un placer saber que te asomas a mi espacio y siempre me comentas. Qué bueno que te gustó el cuento.

Te mando un abrazo grande.

Arturo Palavicini
Responder
September 01, 2010

Leidy Mar

Muy bueno.
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September 01, 2010
 

Arturo Palavicini

Gracias amiga, qué bueno que te gustó.

Saludos.

Arturo Palavicini
Responder
September 01, 2010
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