El canto del minero
 
En el cielo titilan los versos de Neruda,
En el viento el aroma de los nardos
En la tierra el jugueteo de los niños
En el agua veo brillo de las medusas
Bajo la tierra ya se adentran los mineros
Cual luciérnagas se esconden en la tierra.
 
La madre generosa aunque dolida los cobija
Siente el vientre picoteado por el hierro
Mas como a hijos los cobija en sus entrañas
La madre silenciosa a veces canta,
La madre silenciosa a veces baila,
La madre traicionera a veces mata.
 
Los pasos del minero se hacen lentos
Las gotas de sudor hacen surcos en sus caras
Los ojos tenues con marchitas miradas
A lo lejos las gotas cayendo sobre el suelo
En los bolsillos la foto de un chiquillo
En la mente la mirada tierna de aquel hijo.
 
El crepúsculo, la noche, la mañana
Giran lentas sobre la arena del desierto
Mas la noche se hace eterna entre la tierra
Las gaviotas se dibujan en las sombras
Los peces coleteando entre las rocas
Los ojos de su esposa entre las piedras.
 
Las luciérnagas se abren paso entre la tierra
Más ésta de las mujeres sintió celos,
Cual anciano quejumbroso se desploma
Cual arena se desploma ante sus ojos
El canto de las rocas retumba entre los hombres
El aliento de la tierra se asoma cual neblina.
 
Los pasos se hacen ciegos, las miradas tristes
Las manos temblorosas, las luces se extinguen
Los oídos apegados a las rocas silenciosas
Ellas cantan, cantan como caracolas
Las voces de los hijos les hablan en las sombras
Mas el polvo rechina entre los dientes.
 
Una, dos, tres, cuatro mil piedras han movido
El aire se hace espeso, el sueño los cobija
La tierra los acoge para siempre en su regazo.
Los hogares se hacen silenciosos una vida
En los muros un retrato con su casco
El minero se ha fundido con la tierra en su regazo.