La visita
 
¿No has sentido mi presencia,
mis caricias, mi respiración?
 
¿No has visto mis sueños,
esos ténues, desesperados,
intangibles hologramas
que te persiguen persistentes
por las noches,
y en los momentos del trajín
de todos los días,
cuando sirves los alimentos,
cuando vas y vienes,
cuando sientes mi mirada
sobre tus ondeantes caderas,
mi respiración en tu cuello,
y mis manos en tu cintura,
en esa colmna vehemente
que me espera por la noche?
 
Dime: ¿has sentido mi presencia?
 
Si la has sentido, ¿Por qué el silencio?
¿Por qué el abandono de la plaza?
 
¿Ya no existe el amor inmenso
que prometiste siempre me darías
y el arrojo vehemente y total
que vi en tus ojos?
 
 
SAN JERÓNIMO LÍDICE, JULIO 11 DE 2010