Del libro "Abecedario poético"
Publicado en Jul 02, 2010
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Palabras como prepotente, perdonavidas, pentágono y podrido nos producen sensaciones repugnantes pero dependen de tu signo para su existencia. De igual modo, placer, porno-erotismo y prostituta nos conducen por caminos fantasiosos frente a la inmensa soledad que nos aplasta con su garra inhumana y desmedida. Se pierde o se gana por tu culpa en palenques de dudosa pulcritud, bajo el manto de una paz peripatética más cercana a la farsa que a lo ético. Periféricas provincias de la oreja, semialejadas de los estados centrales, no escucharán tus propuestas peregrinas en términos paganos y pagados por los cheques sonoros de la concurrencia. Acolitas pandemonios y algazaras en la imaginaria capital de los infiernos, ante la llegada de Papas y políticos que no quisieron o alcanzaron a pedir perdón. Y otros muchos que gozan con el bien de incontables riquezas, o la muerte, dependen de tus poderes oratorios que se vierten sobre tiestos rebosantes de ditirambos y fingidos panegíricos. Como símbolo químico del fósforo eres un incendio de dimensiones cósmicas que no puede apagarse con suspiros, mucho menos con lágrimas de amor, que más parecen de viejos cocodrilos. Cuando pactas con el Putas para tus brujerías afirmas y rechazas conceptos ancestrales, que nacen y se extienden como plaga en las vastas planicies de la imaginación, por el prurito que tenemos los humanos de conservar por miedo, ignorancia o interés todo lo que huele a sinrazón o tabú.
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