LA FOSFORESCENCIA
Publicado en May 29, 2010
Prev
Next
Image
Nunca fue de su agrado manejar de noche, sin embargo la llamada urgente avisándole de la muerte inminente de la madre en su lecho lo impulsaron a recorrer aquella ruta en la oscuridad de la noche. Tenía ya veinte años o más sin visitar el nido familiar. Una fosforescencia surgió en el camino, un destello entre verde, azul y amarillo, como de neón parecía caminar en medio de la carretera, pero aquella iluminada presencia duro muy poco tiempo, pensó que el esplendor repentino y fugaz se debía a su cansancio. Siempre posponía para las próximas vacaciones laborales una visita al pueblo fantasma que lo vio nacer y a los seres queridos que aún habitaba aquel desierto de pocas casas, algunos ranchos, dunas, tunas y las cabritas que peleaban por las pocas hojas verdes de los esqueléticos cujíes. Pero le daba pereza tomar sus descansos en aquel paraje solitario, solo por visitar a su mamá, entonces trataba de expiar aquella culpa mandándole vía bancaria una alta suma de dinero, más de lo acostumbrado, y una excusa algo ridícula e infantil recorría la filigrana telefónica y las frecuencias volátiles y repetidas de la mentira piadosa para no herir la susceptibilidad materna.
 
Las múltiples curvas se desdibujaban entre la niebla de la lóbrega nocturnidad. Luchaba con el sueño y el remordimiento de no ser más consecuente con la mujer que tuvo que luchar sola para alimentarlo y pagarle los estudios, recordó la partida y los besos dados, el consejo maternal y las lágrimas que los dos soltaron antes de tomar el autobús que lo alejo por tanto tiempo. Se le nublo la vista, los ojos se convirtieron en charcos y un hilo de moco triste rozo sus labios. La extraña fosforescencia volvió y en un giro de acróbata mal entrenado el auto quedo envuelto en la intensa fosforescencia, halo de luz ahora más blanquecina y brillante que nunca, los verdes luciérnagas, los amarillos solares y azules celestiales se tornaron incandescentes, demasiada luz, blanca y pura... irreal.
 
Prosiguió su camino a pie, era otra ruta, ahora era él parte de la fosforescencia, a su lado una mano dulce, delicada y suave le tomo la suya y reconoció en aquel cálido tacto un amor lejano, miró entonces a su derecha y redescubrió una hermosa mujer joven con una larga trenza adornada con flores, se sintió niño de nuevo, recordó el primer día de clases en la escuelita rural que quedaba a tres kilómetros de su casa, y la vehemencia, el cariño y el orgullo que sentía su madre cuando de la mano se lo presento a la maestra... de su boca todavía en llanto, ahora era un niño de nuevo... ¿Mami no me vayas a dejar? ...como aquella mañana cuando se enfrento por vez primera a la escuela... la mujer de trenza con flores le besó la mejilla y le susurró al oído ¡Hijo esta vez no te dejare solo! Y abrazados en la fosforescencia ambos desaparecieron.  
Página 1 / 1
Foto del autor Felix Antonio Esteves Fuenmayor
Textos Publicados: 362
Miembro desde: Jan 07, 2010
3 Comentarios 673 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Palabras Clave: Cuento Fosforescencia Olvido Amor Maternal Luz Fantasmal Sacrificio

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Creditos: Flix Esteves

Derechos de Autor: Reservados


Comentarios (3)add comment
menos espacio | mas espacio

Daniel Florentino Lpez

Bello relato
Conmovedor
Me gustó!
Un abrazo
Daniel
Responder
June 01, 2010
 

haydee

Hermoso relato el tuyo, querido Félix.
Si fuera de ese modo feliz y venturoso el paso de la vida hacia la muerte, no existirían los temores de enfrentarla.
Algún día, lo sabremos. De mi parte, ningún apuro.
SALUDOS!
Responder
May 29, 2010
 

Felix Antonio Esteves Fuenmayor

...
Responder
May 29, 2010
 

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy