Se que todos los días un pecho se abre, y uno es muy poco. En este mismo momento las costillas de algún cuerpo se parten, porque siempre uno mismo es el último que se queda con su propio corazón…y quien podría?, ser tan ególatra para quedarse con él.
Siempre se escapa de tu cuerpo y se mezcla con otras sangres, a veces queda palpitando entre tus dos manos juntas, intentando soportar, intentando mantenerlo.
Varias ocasiones esta empolvado y olvidado, pero existen trapos que les devuelven el brillo; también pasan por el suelo y se llenan de barro y basura hasta que el humilde ve su hermosura de dentro y la vida le premia tras haberlo aceptado así, con el corazón más lindo que hallan visto.
Aun más graves, hay aquellos manchados, esos que hirieron en soberbia, pero hay gente tan maravillosa que los toma y sufre y llora, pero logra llegar a ellos y perdonarlos.
Hay tantos y todos tenemos uno, pero nadie lo lleva consigo, algunos no saben donde esta, otros ya partieron, y algunos recién salen, y este, pobre este, si parece que ya lo he dicho todo, pues no es así, no solo hay corazones egocéntricos y dañados, existen algunos, aunque  solo conozco este, que no debieron de ser, que son un peligro para si mismo, que se torturan día a día, este que ama, y para este no hay ni trapos ni humildes, por que mi corazón se lo llevo alguien que ni siquiera me quiere, y sabes que una ves afuera ya no pueden entrar, ya se derramo mi sangre y quebró  mis huesos al salir, ya me dejo sin aire y como si morí, aunque no es nada especial, todos salen así, lo especial es que este no se cubrió de besos, no recibió caricias, no le han escrito un poema, aunque este sueña todas las noches con sus labios, dio todas las caricias que le fueron posible dar, entrego todas las palabras que se le permitieron decir, intentó todos los momentos que se le han dejado vivir y simplemente es el llavero de su manojo de llaves.