A tiro del paciente cazador,
a metros de la injusta realidad,
a siglos de la terca vocación
de vulnerar la ofrenda.
Este valle, esta montaña,
equilibrio, armonía,
A tiro del devoto criminal,
a pasos del afán por la codicia,
a estímulos que placen tardíos
por la piel de la quimera.
A quien celebrarán cuando anochezca,
a que se animarán cuando amanezca.
A tiro del capricho terminal,
a plazos de tu abrazo demorado,
a impulsos aguerridos fastidiando
sin parar.
A cara de perro este disfraz,
a pura poesía esta precaria
cocina de pensar.
A ciencia, conciencia,
a ver si la mierda nos tapa
y todos a pie en vez de volar.