Una nia y un poeta
Publicado en May 16, 2010
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     Antes de que se casara. Él empezó a  escribir solamente anécdotas  personales.  Por temor a la vergüenza, sus primeros textos los  guardaba en un armario. Se podría decir que, siempre fue un aficionado a la escritura, porque sólo la ejercía algunas horas el fin de semana, pues  ni esos días descansaba. Tenía que complementar el gasto familiar, manejando un taxi los sábados y los domingos. El auto le pertenecía a su suegro. Después de recorrer la ciudad, por suerte, su mujer ya lo estaba esperando  con un plato de arroz, pescado y salsa de tomate bien picosita. Al término de esa ¨comelona¨ se sentaba en su mecedora preferida y caía rendido en una siestecita de una hora. Ya reposado se ponía a escribir sus historias, muchas veces se inspiraba de las pláticas de sus clientes en el taxi.
Con los años, logró reunir cientos de escritos entre relatos cortos  y sentimientos transformados en metáforas en sus versos, los cuales formaron una pila de cuadernos que guardaba en cartones. Sus conocidos le decían que estaba loco por pasarse su tiempo libre escribiendo. ÉL no se inspiraba de ningún escritor conocido, ya que solamente recordaba la voz pausada de su abuelo, quien contaba cuentos a los niños de su pueblo. En realidad, él fue que lo inspiró para no contar cuentos, sino para escribirlos. Los años  pasaron como  un relámpago  fugaz  y él seguía acumulando sus cuadernos. Un día su mujer desesperada de cuentos cortos y versos regados en todos los rincones de la casa,  empezó a quemarlos. Ella ya lo había amenazado desde mucho tiempo atrás, pero él nunca se la creyó. Desafortunadamente perdió casi todo su repertorio en esa gran ¨quemazón¨. Sólo pudo rescatar los pocos cuadernos que  estaban sobre su mesa de trabajo.
     Con todo el dolor en su corazón, escondió su rencor, pues tenía un sentimiento de culpabilidad por no respetar las inconformidades de su mujer. Su hija que estaba en secundaria estudiando como secretaria ya sabía escribir en la computadora. Le pidió que le enseñara lo elemental para  empezar a guardar lo poco que había quedado de su inspiración. Escribía con un dedo de cada mano sobre el teclado. Nunca dejaba guardado su trabajo en la computadora, sino que aprendió hacer copias de seguridad en un disco. Sorprendido guardaba sus nuevos textos en un cuadrito negro.
     Un día su hijo le comentó que había encontrado en internet una página en donde podría mostrar sus textos. Empezó a subirlos uno por uno. Algunos días después veía con alegría que le llegaban comentarios de todas partes del mundo. Por falta de tiempo, él no respondía y las opiniones de sus textos fueron disminuyendo. Pero, un sábado recibió una invitación de una sociedad de poetas, que lo invitó a leer en la casa de literatura de su ciudad.
      No lo podía creer. Pensaba que era una broma de sus amigos. Pero por curiosidad aceptó la invitación. Eligió tres de sus poemas con los cuales fue a ese recinto  una semana después. Ansioso, preguntó por el evento, ya que también había la lectura de un gran poeta llamado Cesar Vallejo.  Quiso retirarse porque del nerviosismo creyó que iba a competir con ese gran maestro y automáticamente sus dos manos escondieron el cuaderno donde llevaba las hojas con sus poemas atrás de la espalda.
     Por fortuna el vigilante le dijo que en ese momento había dos programas. Respirando profundo preguntó por la lectura de poemas inéditos. Cuando llegó al pequeño recinto en donde cabían   cincuenta personas, se sentó,  y esperó pacientemente, a que se llenara el salón.  Al lado de él, había una mujer que llevaba a una niña como de cuatro años.  De repente la menor empezó a platicar con él:
 
-¿Qué haces aquí?
-En realidad me invitaron a leer tres poemas, pero yo no sé, quiénes son los organizadores.
-Pues no seas tonto, pregúntale a ese señor que anda arreglando las sillas.
 
      La mamá de la pequeña le llamó la atención por su inocente, pero sabía respuesta. Así que cuando el despistado regresó de hablar con el acomodador de las sillas, que en realidad, fue unos de los organizadores del evento, siguió platicando con la menor.
-Tuviste toda la razón en llamarme tonto. El señor es uno de los organizadores y ya sabe que estoy aquí.

  -¿Cómo  se llama lo que vas a leer?
-Poemas.
¿Y qué es eso?
-Pues en realidad tampoco sé lo que es.
-Yo ya sé escribir mi nombre. Te voy a mostrar. Préstame tu cuaderno.
-Alguien dijo al  lado de ella - deja de molestar al señor.
-No se preocupe señora, así practico lo que ya había olvidado, porque en algunos años seré abuelo.
-Mira, me llamo Karina
-Bonito nombre. ¿Cuáles son tus apellidos?
-¿Qué significa esa palabra?
-Bueno, yo me llamo Miguel Díaz  Labastida; es decir, ese es mi nombre completo. ¿Entonces, tú cómo te llamas?
-Ya te dije - Karina.
-Ja, ja,ja... está bien, pero yo quiero saber tu nombre completo.
-¡ Ah!, Karina López Pérez.
Es bonito tu nombre.
 
      El invitado y la menor siguieron hablando y jugando. Él le dibujó espirales sobre su cuaderno porque ella quería aprender a escribir. En el momento que estaba practicando empezó la función. La mayoría de los poetas hubieran podido ser hijos del pedagogo, cuyas rodillas eran la mesa, sobre las cuales la chiquilla estaba practicando su escritura.
Como invitado de honor, fue el primero que pasó al estrado. No si antes ser presentado: Hoy tenemos el honor de presentar a un  poeta que de casualidad, paseando por Internet lo encontré y por eso está aquí con nosotros para que nos muestre su ¨arte escrito inédito, y aunque él ya tiene sus añitos, yo creo que tiene el alma de un soñador, porque inmediatamente él acepto mi invitación. Asi que con ustedes el señor....
Cuando el supuesto poeta subió al estrado,  sacó de su boca el chicle que estaba masticando. Éste le había servido a endulzarle el sabor amargo que produjo el miedo de leer ante cien espectadores, por eso no se dio cuenta que lo metió a un bolsillo de su pantalón. Así que antes de percatarse de haber perdido parte de sus billetes que se pegaron el uno con el otro, empezó a leer inmediatamente, sin presentarse, tres de sus poemas para bajar del estrado lo más antes posible.  Cuando iba a la mitad de su último poema ya se había calmado, pero vio venir a la niña hacia él por el pasillo que estaba entre  las sillas .  Ya de frente al orador, ella se despidió de él con un sonoro grito que le decía: Amigo ya me voy a dormir, pero leíste muy lindo. Después de esta agradable despedida, automáticamente, el público sonriendo, aplaudió y el poeta dejó de leer su último poema para ir a darle un gran beso de despedida a su nueva amiga...
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Foto del autor Carlos Campos Serna
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Descripción

El encuentro de una nia con un escritor. Del libro Pur latino.

Palabras Clave: encuentro poemas lectura escritor nia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlos Campos Sena

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


Comentarios (7)add comment
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Carlos Campos Serna

Estimada Elbi, como siempre tan gentil con tus comentarios...
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May 17, 2010
 

Carlos Campos Serna

Estimada Elvira: Ya se te estaba extrañando por aquí. Espero tus relatos tambíen interesantes. Gracias por el comentario...
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May 17, 2010
 

elbi beatrz

Amigo Carlos, fue un placer leer este relato evocando las vivencias de un escritor que se forja a sí mismo de su propia experiencia y reconoce en los cuentos de su abuelo, el mejor libro leído y el recuerdo más tenáz para seguir en el camino de la lírica. Puedo ponerme en el lugar del hablante, porque como escritora que he pretendido ser toda mi vida, también he recopilado de infintas servilletitas, borradores,, cuanta hoja en blanco se me presentaba para escribir...y luego, ardua fue la tarea de recopilar. Me fascina como logras que el lector siga el ritmo de tu relato con inédito interés. Tienes un ritmo que no decae, vas creando escenas convincentes , con descripciones limpias de los personajes y lugar. Un excelente relato Carlos, bello en forma y contenido!!!
Felicitaciones Poeta y estrellas en tu horizonte!
Besos
Elbi
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May 17, 2010
 

Elvira Domnguez Saavedra

Conmovedora inocencia de esta niña y sincera su admiración por el poeta. Definitivamente otro de tus grandes relatos querido amigo. Saludos afectuosos
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May 17, 2010
 

Carlos Campos Serna

Y aunque no me gustan las rosas cortadas, gracias también...
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May 17, 2010
 

Carlos Campos Serna

Vanesa, gracias por tus agradables palabras...

Saludos y salud
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May 17, 2010
 

vanessa

¡QUE LINDO RECUERDO! SI TIENE COMO ADMIRADORA A UNA NIÑA ES PORQUE ES SUBLIME LO QUE ESCRIBE (AUNQUE YA LO SÉ) PORQUE LO HE LEÍDO. EXCELENTE ESCRITO ROSAS Y ROSAS PARA UD.
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May 17, 2010
 

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