TRÍPTICO IV
 
 
I
 
 
Cuando oí tu voz,
¡Una inmensa premura
Se aferró a mi costado!
 
 
¡Y entonces la avalancha.!
 
 
¡Los sueños desmedidos.!
 
 
¡Y  el fragor del sonido
Resonando insistente!
 
II
 
 
Con aquella resonancia,
Con el ritmo creciente,
Fui contando los días
Y las horas vehementes.
 
¡Y  también los instantes!
 
¡Y mis locos ensueños!
 
E imaginé tus pisadas.
 
Tu sombra  silenciosa.
 
Tu sonrisa radiante.
 
 
III
 
Y entonces refulgió en mi memoria:
Tu imagen deslumbrante,
Tu perfume discreto,
Y el vuelo de tus manos,
Y el ritmo de tu andar.
 
Y ahora, ¡No se qué decir!
Ni que magia  exhibirte.
 
Y menos he podido
Fabricar los milagros
Que seduzcan tus ojos…,
Que  estimulen tus sueños…,
Porque ya estoy perdido
En tu visión mirífica.
En mi premura retumbante.
Y en aquella suave,
Peligrosa mirada de soslayo,
Que furtiva me regalas.
 
 
SAN JERÓNIMO LÍDICE, A 5 DE AGOSTO DE 2007.