Cuando te observo en silencio...
Cada día amor...
O cada osadía cotidiana mi vida...
En silencio, para no llegar a incomodarte...
Olvido...mudo olvido mi idioma.

Con pantuflas rosadas,
Y peinado de batucada...
Gacela en los cerámicos...
Con cerraduras de puertas de pétalos...

Vuelo...

Quizás... volar, en esos instantes, no sea lo adecuado...

Pero vuelo...

Tratando de no alejarme demasiado,
Para continuar observándote callado.

Y llegas a la cocina,
Seducida entre las piernas,
Por nuestra perra y nuestro gato...
Mística...

Y con la alquimia imposible,
Solo propia de las grandes Madres,
Todo lo trasformas...

Los aromas a tostadas y a café cortado...

Los sonidos de los pájaros,
Que corean la melodía de tu novela...

El sol
La ventana entre abierta...
Y alguno de Nuestros niños...
Que se levanta al baño descalzo.

Dando vuelta las tostadas,
Para correr a calzarlo.

Cerrar la puerta del baño
Y dulcemente ayudarlo y limpiarlo.

Y yo...
Nada...
Solo un hombre...
Que de familias... no entiende un carajo.

Dios te bendiga...
Y me ayude a tenerlos a todos bien
Como Reina
Príncipes y princesas...