El sacrificio (Parte Final)
Publicado en Feb 05, 2010
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Solo rodeado por la oscuridad de su habitación, piensa interminablemente en lo que esta ocurriendo, no puede creer lo que fue capaz de hacer, el solo recordar como las cosas se complicaron y el no fue capaz de levantar la voz, lo hacen llorar desconsoladamente. Desde hace una semana, que nadie en la casa se habla, por eso a Vicente le llama la atención que alguien golpee la puerta de su habitación con intenciones de hablar. Rápidamente se para, se seca la cara con las manos y divide un poco la puerta.
-¿Ariela? ¿Qué pasa? –Pregunta Vicente abriendo lentamente la puerta
-Necesito que hablemos –Sentencia Ariela mientras ingresa a la habitación y cierra la puerta
-¿Hablar de que?
-De lo que paso hace una semana, no te hagas el tonto igual que los papas
-¿Y que quieres saber? Que te explique la forma en que tu pololito me forzó y termino violándome –termina de decir Vicente y rompe en llanto
-Si, eso quiero saber, se que ya lo has contado en innumerables ocasiones esta semana, primero los papas, los policías y todo eso, pero yo también quiero saber que paso, mal que mal el era mi novio, es el hombre al que amo –Insiste entre sollozos Ariela –Necesito que me digas todo, no quiero olvidar jamás lo que ese desgraciado te hizo, para encargarme personalmente que de ahora en adelante su vida sea un infierno
-¡No! No puedes hacer eso –Interrumpe Vicente con desesperación
-¿No? ¿Por qué no?
-¡Ya no aguanto mas con esto, se lo tengo que decir a alguien, no puedo seguir fingiendo! –Grita Vicente –Tobías jamás me violo, jamás me forzó
-¿Qué? ¿Qué me estas diciendo?
-Eso, lo que los papas vieron esa tarde no fue tal, la situación era para ser tergiversada, pero jamás paso lo que ellos creen
-¿Qué paso entonces? –Pregunta exaltada Ariela mientras toma de los hombros a su hermano y lo zamarrea
-Solo nos dejamos llevar, estábamos solos, pero solo fueron besos y jamás en contra de mi voluntad, yo quería que pasara eso, pero mentí… me da vergüenza ser gay
-¿Qué me estas diciendo? Es que no lo puedo creer, no solo el me engaño con su sexualidad, tu también, ¿eres gay?
-Si, soy gay, me gustan los hombres
-Bueno, pero tu verdad no cambia las cosas, el aun así me engaño e intento tener relaciones contigo, eres menor de edad y si los papas no hubiesen llegado, lo que todo el mundo cree hubiese pasado, que se quede en la cárcel y tu callado ¿entendiste? –termina de decir Ariela y sale de la habitación llorando de la rabia. Vicente vuelve a su posición inicial, el revelar esa verdad no lo deja tranquilo, decir lo que falta, solo hará las cosas mas difíciles.
 
Desde su visita a la cárcel, Vicente ha vivido inundado en un mar de recuerdos y cuestionamientos. Su pensamiento constante, haberse negado a la ayuda de Tobías, nunca haber permitido que le diera clases de matemáticas, todo seria diferente y para mejor. Desde hace un par de días  que no va a su trabajo, su actividad, mirar el techo de su habitación esperando una llamada, la cual, quizás, le ayude a dormir mejor el resto de su vida. Algo somnoliento se levanta rápidamente de su cama a contestar el teléfono. De un solo tiron lo toma y contesta agitadamente, por fin escucha lo que tanto ha esperado, sin decir adiós, cuelga el teléfono y entra al baño.
 
Por primera vez en veinte años, Tobías siente en su rostro el viento de la ciudad sin estar tras las rejas, por lo que no dejara que los recuerdos de cómo llego ahí, le arruinen el momento. A pesar de que la libertad fue lo que espero durante años, Tobías lo único que desea es volver de donde vino, no tiene hacia donde ir ni porque vivir. Sin tomar una decisión, toma camino hacia ningún lugar, solo esperando que por el camino se le ocurra que poder hacer. Un fuerte bocinazo lo hace rápidamente voltearse y encontrarse con elegante auto. Tobías no atina a nada, pero un segundo bocinazo lo hace acercarse con recelo, al asomar su cabeza por la puerta del copiloto se encuentra con Vicente, el que alegremente lo invita a subir para conversar, Tobías bruscamente cierra la puerta y sale del lugar caminando muy rápido, Vicente casi volando deja el auto y sale en su alcance, de un solo manotón lo agarra de un brazo y lo voltea hacia el, Tobías le quita las manos de encima y da unos trancos hacia atrás, le pregunta enfadado que desea.
-Te dije que necesitamos conversar, por eso te deje mi tarjeta, pero se que no la usarías
-Si sabes que no la usaría, ¿porque viniste?, ¡como te digo que no quiero saber nada de ti!
-Si se que no deseas saber nada de mi, lo entiendo y lo comprendo, pero necesito que me escuches, es la única forma de poder sentirme bien
-Que tu y tu conciencia estén tranquilos es mi ultima preocupación, no me pidas perdón a mi, pídete perdón a ti por mentir durante veinte años.
-Era un adolescente, tenía miedo, no sabia que hacer con lo que sentía
-Pero que tu seas gay no era mi problema y por no decir lo que realmente estaba pasando, ¿Qué hiciste? Dejarte llevar por las palabras de tu mama, algo que a ella se le ocurrió, yo no hice nada, tu lo hiciste todo, ¿pero que piensa todos en esta ciudad? Que fui yo que el que viole al pobre niño indefenso. Es por eso que tú me das lo mismo, púdrete con tu maldita conciencia y piérdete en la miseria, ahora te toca a ti. No me busques, si me ves no me hables ni te acerques, ¡no quiero verte mas! –termina de gritarle en la cara Tobías a Vicente, el que no deja de llorar. Tobías se gira para continuar con su camino y dejar en la más completa desesperación a Vicente.
-Al menos déjame ayudarte, se que no tienes donde ir, quédate en mi casa por esta noche –Suplica Vicente con la esperanza de sentirse exculpado
-Pensaba ir donde mi familia, quizás si les cuento lo que realmente paso aquella noche, me consideren nuevamente –Responde Tobías sin voltearse
-Mmm, eso quiere decir que tendrás mucho camino por recorrer, luego de que caíste preso, tu familia completa dejo el país –Termina por romper las esperanzas de Tobías
Sin mediar palabra alguna, Tobías se gira hacia Vicente, lo observa y camina hacia el automóvil para subirse a el. A Vicente se le dibuja un sonrisa en la cara y corre hacia su vehiculo.
Durante el viaje a la casa de Vicente, no hubo ningún tipo de conversación, solo el más interminable silencio. Al llegar al elegante departamento, Tobías se sorprende con lo elegante del lugar, no comprende como Vicente no es feliz rodeado de tanto lujo.
Estando ambos en la sala principal del lugar, Vicente alza la voz, le pide a Tobías que lo siga, le mostrara la habitación.
-Esta será tu habitación por el tiempo que desees, deja tus cosas acá y vamos a comer, me imagino que tienes hambre
-Si, tengo hambre, pero mayor es el desprecio que siento por ti y por estar contigo, prefiero dormir, mañana me largo y no nos vemos nunca ¿te parece?
-Me lo imaginaba, ¿Por qué no hablamos? Te juro que no te molesto nunca más
Tobías sin responder sale del cuarto, se dirige al comedor, se sienta y espera a que Vicente haga lo mismo. Vicente lo sigue y al verlo sentado, se percata que le ha dado una oportunidad de hablar, por lo que se siente enfrente de el.
-Vamos, dime eso tan importante que quieres decir, soy todo oídos
-Bueno, siempre imagine este momento, lo que te diría, no sirvió de nada, no se como empezar. Haber, hee…. Perdón, jamás quise que pasara todo esto, yo no sabia que hacer, que decir, tenia miedo, era un mocoso que no sabia nada y solo veía mi beneficio, por eso cuando termine el colegio y me di cuenta del error que había cometido en toda sus proporciones, decidí estudiar derecho, para encontrar la forma de sacarte de ahí, lo hice, no quiero que me agradezcas, se que era mi deber, solo quiero que sepas que no fui, no soy ni seré feliz jamás, mi conciencia jamás me dejara descansar, necesito tu perdón, solo eso –Termina de su relato Vicente completamente acongojado
-Ok, ¿eso me tenias que decir? En fin, mira, creo que jamás supiste el error que cometiste, aun te sigues siendo un inmaduro que solo ve su conveniencia, si hubieses querido remediar tu error, hubiese dicho la verdad, pero que hiciste, abrir el caso para sacarme, dando ha entender que si era culpable, trasmitiéndole a la gente que tu eras una muy buena persona, pero ¿sabes que pienso? Que eres un maldito desgraciado, un asegurado que jamás quiere estar en riesgo y es capaz de culpar a otros de sus errores si importar consecuencias, no te perdono nada, jamás lo haría, pídele perdón a Dios por lo que hiciste, y ¿sabes algo?, no pagaras lo que has hecho cuando mueras yéndote al infierno, lo harás ahora, en vida, vivirás un infierno en vida –Termina de descargarse Tobías, levantándose de su lugar y yéndose a su habitación.
-Ya vivo un infierno en vida, desde aquella tarde que vivo un infierno –Se dice a si mismo Vicente.
 
Completamente esposado, y como es costumbre, acompañado de dos guardias, ingresa a la oficina del Alcaide. Una especie de sorpresa mezclada con pena refleja la cara del Alcaide al verlo entrar, les pide a los guardias que los dejen solos. Sin quitarle la mirada del rostro, amablemente le pide que se siente.
-¿Por qué, Tobías, Porque? –Pregunta el Alcaide dejando notar la pena que lo embarga
-Así tenía que ser señor, no había otra manera –Responde resignado Tobías
-¿No crees que ya a sido suficiente para ti?
-Si algo he aprendido, es que nunca es suficiente
-Yo te puedo quitar todo los cargos, tengo pruebas que te exculpan de los dos delitos
-¿Qué? ¿Cómo puede hacer eso? Me encargue personalmente que todo fuera creíble
-Te dije que te vigilaríamos, tengo todo grabado, conversaciones que te exculpan de la violación e imagines que demuestra que tu no…
-No lo diga, quiero que crean que lo hice yo, es la única forma de que todo sea como debe ser
-¿Pero porque? ¿Qué equilibrio quieres mantener?
-Mire, cuando uno ama, solo quiere el bien de la otra persona, sin importar cuanto uno sufra para conseguir aquello. Si la verdad sale a la luz pública, el amor de mi vida tendría que venir aquí y pasar por las cosas que yo pase, y eso jamás lo permitiría. Si todo el mundo cree que yo lo hice, yo vuelvo aquí, y no tengo problema, estoy acostumbrado. Yo afuera no tengo nada por que vivir, todo lo que tengo esta aquí.
-Pero, el amor de tu vida ¿no esta afuera?
-Si, pero si yo salgo, el amor de mi vida entra, no hay posibilidad que estemos nunca juntos –Remata Tobías con la pena aflorando
Con su cabeza gacha y sus ojos expresando lo que siente, el Alcaide se dirige a la puerta, se asoma y les hace un gesto a los guardias para que se lleven a Tobías. Al volver a su escritorio, se sienta y observa con dolor como vuelve a una realidad que no le corresponde
-Suerte Tobías, cualquier cosa me avisas ¿OK? – Comenta el Alcaide
-Gracias señor, lo que quiero es que queme todo, no quede rastro –Responde Tobías mientras sale de la oficina. El Alcaide solo asiente con la cabeza, sin entender mucho las razones de Tobías.
 
Al otro día por la mañana, Vicente al despertar se recuerda que en su casa esta Tobías, por lo que rápidamente se levanta, quiere alcanzar a verlo antes de que se vaya, si es que ya no lo ha hecho.
Al llegar a la sala, se encuentra con Tobías acomodándose la chaqueta para irse. Vicente se queda estático observándolo. Tobías al percatarse de su presencia, se gira para darle unas cuantas maldiciones más pero es detenido por el timbre. Vicente se asusta al escuchar que llaman a la puerta, se imagina quien puede ser, camina hacia la puerta y observa quien es. Tobías se percata que algo grave debe estar ocurriendo cuando ve que Vicente se gira hacia el con su rostro inundado por el miedo. Vicente rápidamente toma a Tobías el brazo, lo dirige a su cuarto y le pide que por nada del mundo salga, Tobías sin pedir mas explicaciones asiente con la cabeza. Vicente retorna a la puerta principal, respira profundo y abre la puerta. Sin ni siquiera pedir permiso, su visitante ingresa, camina al bar, se prepara un trago, lo bebe al seco para dirigirse a Vicente.
-Lo conseguiste, sacaste a ese desgraciado de la cárcel, los papas están de muerte –Le cuenta a su hermano, Ariela, completamente borracha
-Ariela por favor cálmate, te dije que lo había logrado, que Tobías saldría libre, no se cual es la impresión tan grande, tu sabes que el no es culpable, te lo dije ¿acaso no te acuerdas?
-¡Si! Lo recuerdo, también recuerdo que me engaño contigo, si tú no hubieses dicho que te violo, seria el hazme reír de la ciudad, todos sabrían que me fue infiel con mi hermano y que me gustan los homosexuales –Dice exaltada Ariela, pero su atención se desvía completamente al ver que encima del sofá hay un bolso masculino -¿Interrumpo algo?
-¿Qué?
-Eso, te pregunto si interrumpo algo, ¿de quien es ese bolso? ¿Llegue en mal momento? –Insiste Ariela con una picara mirada, Vicente al percatarse que se había quedado el Bolso de Tobías, se siente atrapado, pero decide seguirle el juego a su hermana.
-Si, estoy conociendo a alguien, así que se podría decir que interrumpiste
-Ok, me voy entonces, no molesto mas, pero antes necesito el baño, permiso –Dice Ariela caminando al baño
Vicente se hace a un lado para que su hermana pase al baño. Un repentino destello en sus pensamientos lo hace percatarse de lo que ocurrirá, al voltearse su premonición se ha cumplido, ya no hay tiempo de detener la catástrofe que esta apunto de ocurrir, Ariela lentamente abre la puerta de su habitación, el ensordecedor grito de su hermana, le indica que debe corre a su habitación  detener lo que esta apunto de pasar.
Al entrar se encuentra con Tobías contra la pared y las manos arribas, Ariela llorando lo apunta con un revolver.
-Ariela baja el arma, por favor, bájala, conversemos como gente adulta –Suplica Vicente
-Para eso lo sacaste de la cárcel, para terminar lo que no pudieron esa noche, para revolcarse –Grita perdiendo el juicio Ariela
-No, el se quedo acá porque no tenia donde ir, recuerda que su familia se fue del país. Justo cuando llegaste el se iba
-Mentira, ya mentiste una vez, ¿Qué te impide hacerlo de nuevo?
-Ya asumí mi homosexualidad, no tendría para que mentir con algo así, recuerda que te dije la verdad de lo que paso esa tarde, yo a ti no te miento
-Si le dijiste la verdad ¿Por qué tu hermana me quiere matar? –Interrumpe Tobías
Ariela sin entender, observa a Vicente pidiendo explicaciones a las palabras de Tobías.
-Si, para que sepas si me dijo la verdad –Le grita a Tobías, Ariela
-Conociendo a este desgraciado, quizás que te dijo. Si realmente te hubiese dicho la verdad no me estarías apuntando con esa arma y me habrías visitado en la cárcel o es mas, hubieses echo algo para demostrar mi inocencia ¿Qué verdad te dijo este mentiroso?
-Me dijo que no lo violaste, así que puede que no merecieras la cárcel, pero me engañaste, eres gay y aun así pololeabas conmigo cuando solo querías estar con mi hermano, si mis padres no llegan esa tarde, lo que todo el mundo cree, hubiese pasado. Por eso te ofreciste tan amablemente a hacerle clases de matemáticas –Recuerda entre llantos Ariela, preparando su arma para disparar
-Vamos Vicente, ¿realmente quieres que tu conciencia se quede tranquila?, ¿realmente no quieres vivir ese infierno en vida? ¿Realmente quieres que todo termine? Solo la verdad es la respuesta –Arremete Tobías esperando un milagro
-Cállate Tobías, me confundes. ¿Qué verdad Vicente? ¿Qué verdad? –Grita Ariela
-Hermana, cuando me preguntaste que había pasado aquella tarde, yo te dije la verdad, pero esa verdad no era tal, era una verdad a medias –reconoce temeroso Vicente
-¿Cómo? ¿Qué me estas diciendo?
-Eso, hay mas…
-Vamos, cuéntame entonces ¿Qué más hay? –Pide Ariela sin dejar de apuntar a Tobías
-Bueno esa tarde, como era costumbre, Tobías llego a hacerme clases, pero mi intención no era esa, yo quería otra cosa, por eso yo…
 
Vicente antes de lo previsto tiene todo listo en su cuarto para la clase de matemáticas, por lo que le queda tiempo para llevar algo que le ayudara a conseguir algo que desea hace mucho. Al sentir el timbre, como se costumbre corre por las escaleras para abrir la puerta.
-Tobías, que bueno que llegaste, pasa
-¿A si? Porque es tan bueno –Pregunta Tobías ingresando a la casa y caminando hacia la escalera
-Por qué estamos solos y será mas fácil para concéntrame –Contesta Vicente pícaramente
Una vez en el cuarto, la clase comienza como de costumbre, se desarrolla sin ningún inconveniente, hasta que Tobías se queja de tener sed, como un resorte Vicente salta de su silla y aparece con una bandeja con dos vasos con jugo, de los cuales toma uno y se lo pasa a Tobías. Debido a la sed, lo bebe rápidamente y continúa con la explicación sobre un ejercicio. Su lengua adormecida le anuncia que algo va mal, intrigado queda mirando a Vicente y cae desmayado al suelo. Vicente aprovecha la ocasión, lo toma y arrastrando lo sube a su cama. Una vez allí, lo desviste completamente al igual que el. Lo observa por largos minutos hasta que se decide, se acuesta junto a el, lo acaricia tiernamente y observa cada parte de su cuerpo, se acerca lentamente a su cara y lo besa, lo besa apasionadamente. Inesperadamente Tobías parece recuperar la conciencia y pronuncia el nombre de su novia, Ariela. Vicente no quiere que nada destruya aquel momento y continua besándolo, pero esta vez de forma mas osada, se sube encima de el. Tobías con el sentido completamente perdido, responde a los besos. Un fuerte portazo seguido por un grito, terminan con el momento, Vicente se gira y ve a su madre gritando que a su hijo lo estaban violando, no atina a nada, solo se sonroja por la vergüenza de ser descubierto y rompe en llanto. Su padre ingresa, lo empuja, botándolo de la cama. Toma a Tobías y lo golpea hasta dejarlo medio muerto.
 
-Eso paso hermana realmente –termina de relatar lo acontecido Vicente
-Ves Ariela, yo ni hice nada, todo fue culpa de el, yo realmente te amaba, te amo, aun estaríamos juntos –Dice Tobías resignado
Ariela repentinamente deja de apuntar a Tobías y apunta a su hermano, el que se apoya en la pared y levanta las manos
-¡Maldito, por tu estupida mentira, por tu cobardía me destruiste la vida, yo seria feliz y no una alcohólica desdichada, te mereces la muerte! – Grita Ariela
-Ariela no, no te ensucies las manos, cálmate –Pide Tobías –Te amo, aun podemos ser felices
-Si Ariela, no me mates, no te eches a perder la vida aun mas –Suplica Vicente
-¡Mentira, no me estas pidiendo que no te mate para protegerme, lo haces por ti, solo ves tu conveniencia, eres un infeliz, te odio, muérete! –Grita Ariela y le dispara Vicente, matándolo al instante.
Tobías no alcanza a detenerla, es demasiado tarde, Ariela cae de rodillas al suelo y deja caer el arma, Tobías no cree lo que ve. Se acerca a Ariela y la abraza. No le dice nada, solo la abraza muy fuerte y le acaricia el cabello. Los minutos que dura ese apretado abrazo son los mejores momentos que ha tenido Tobías desde que entro a la cárcel, lamentablemente debe separarse de ella, cuando siente que la puerta principal ha sido derribada por un amplio consiguiente policial. Tobías se percata de lo que esta ocurriendo, le toma la cara a Ariela y la besa apasionadamente.
-Amor, tu tranquila, el que mato a Vicente fui yo, ¿OK? Yo Salí de la cárcel solo ha eso, cuando te interroguen dirás que me intentaste detener pero fue imposible, yo estaba cegado en continuar lo que empecé hace veinte años –termina de comunicar su plan Tobías, toma el arma que esta junto a el y la limpia con su polera, para luego plantarle sus huellas digitales. Al entrar la policía a la habitación, encuentra a Vicente muerte en el suelo, Ariela llorando junto al cadáver y a Tobías de pie sosteniendo el arma. Con un arriba las manos, los policías le ordenan a Tobías que se entregue, el que no opone ninguna resistencia, por lo que Tobías deja el arma en el suelo, se arrodilla y se deja esposar.
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Foto del autor Joaquín Varela Gutierrez
Textos Publicados: 17
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Descripción

El deseo mas grande de Tobias, salir de la cárcel. La forma en que lo logra y lo que se encuentra afuera, jamas se lo espero. La forma en que llego a ese lugar, el gran misterio. Desde ese acontecimiento, la vida de el y quienes lo rodean, un gran sacrificio

Palabras Clave: Cárcel mentira homosexualidad perdon

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



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