El sacrificio (Parte I)
Publicado en Feb 01, 2010
Prev
Next
Image

Cada árbol, cada ave, cada niño jugando, cada joven universitario corriendo con su maqueta en las manos que ve a través de la ventanilla polarizada del vehículo policial, le hace percatarse que a pesar de lo horrible de lo que esta viviendo y de que su vida esta estancada, sin querer avanzar ni retroceder, el resto del mundo continua avanzando sin importarle a nadie más que a él, el calvario por el que está pasando. Algo no le permite darse cuenta de cómo llego a ocurrirle todo aquello, cual fue la errónea decisión que le destruyo su vida. Solo hace un par de meses, su vida era un cuento de hadas, que cualquier joven de su edad querría vivir, pero ahora, ahora su vida era algo que ni siquiera la persona más malvada del mundo lo merecería como castigo. Este sentimiento le aprieta el corazón y no lo deja respirar.
Un extraño susurro lo hace salir de golpe de su pensamiento, gira su cabeza hacia el policía que lleva a su lado.
-¿Me dijo algo?
-Mira tú, también eres sordo
-¿Qué quiere decir con también?
-Que aparte de que te gustan los niñitos, eres sordo
Tobías siente una vergüenza enorme ante esta acusación, se siente atado de manos, el no es culpable, pero no tiene forma de demostrar lo contrario, solo observa al policía con sus ojos rojos de tanto llorar.
 
El fuerte sol que le da en el rostro, no le permite percatarse inmediatamente de quien le habla, al hacerse sombra sobre sus ojos con la mano, observa que es un guardia. Le informa que tiene visita. Tobías no se imagina quien puede visitarlo a estas alturas de la vida y en las circunstancias en las que llego a ese horrible lugar, sin embargo, aunque no quiera reconocerlo, desea que su visitante sea la persona que le dio los momentos más felices de su vida, que aunque fueron cortos, jamás los olvidara. Al entrar en la sala de vistas, no ve ninguna cara familiar entre las personas que se encuentran en la habitación, se sienta en el lugar que le han indicado para esperar a aquel misterioso visitante. Mientras espera inquieto la visita, se percata que es la primera vez que se encuentra en esa sala, nunca nadie lo había visitado, ni siquiera su familia, a la cual jamás vio desde aquella horrorosa tarde en que su vida paso de ser un cuento de hadas a un infierno que ni siquiera el peor ser del mundo lo merece. Un fuerte chillido de la pesada puerta metálica que divide la libertad del peor encierro, lo hace salir de su divagación. Un hombre joven, muy elegantemente vestido entra rápidamente observando el lugar como buscando a alguien, Tobías se sorprende al ver que la mirada de este hombre se posa en él, intenta recordar quién es, pero sinceramente no lo logra, solo conoce a sus compañeros de encierro, se repite a si mismo que la gente de su círculo antes de la cárcel, ya no lo consideran. Sin quitarle la vista de encima, el hombre se sienta enfrente de él y lo saluda, a pesar de los 20 años que Tobías lleva privado de libertad no ha olvidado su educación, amablemente le devuelve el saludo.
-Te preguntaras quien soy – Consulta el elegante hombre
-Por supuesto, para ser sincero usted es mi primera visita desde que llegue aquí
-Lo sé, no te preocupes
-¿Lo sabe? Acaso ¿Nos conocemos?
-Por supuesto que nos conocemos, yo soy el responsable de que estés libre en muy pocos días
-¿Cómo dice? Nos conocemos y más encima es quien me hará un hombre libre ¿Quién es usted?
-Soy el responsable de que perdieras 20 años de tu vida, soy quien sin quererlo te envié aquí
-¿Vicente?
-Si Tobías, soy Vicente
 
El sonido del timbre le da entender a Vicente que su profesor de matemáticas ya ha llegado, por lo que se apresura en salir del baño para abrir la puerta. Corriendo baja las escaleras y abre la puerta. Sus ojos se iluminan al ver que no se ha equivocado, que su profesor ha llegado. Sin cruzar palabra alguna, Vicente le hace un gesto a su profesor para que ingrese a la casa.
-¿Dónde estudiaremos? –Pregunta el profesor
-En mi habitación, tengo todo preparado –Responde Vicente emocionado
Vicente sube de tras de el las escaleras, al ingresar al cuarto ambos se acomodan en un escritorio para comenzar la sesión de estudio. Luego de decidir cual es la materia más débil de Vicente, comienzan a estudiar. Por mas que el profesor le explica los ejercicios a Vicente, este parece no entender, no porque se le haga difícil, sino porque su concentración  esta puesta sobre otro asunto, su profesor. No puede dejar de ver los gestos que hace con su cara al hablar, de sentir ese intenso hormigueo en el abdomen al sentir su olor y respiración tan cerca. El profesor se percata que algo ocurre, por lo que se aleja de Vicente cada vez que nota que tiene extrañas reacciones ante su cercanía.
-Vicente, ¿te puedes concentrar por favor? –Pide el profesor algo irritado
-Pero profe, es que estos ejercicios se me hacen muy difíciles
-Primero, estos ejercicios los vimos las clase anterior, los hacías a la perfección y segundo no me digas profe, tengo nombre, me llamo Tobías.
 
Tobías siente como si un balde de agua fría se hubiese derramado sobre su espalda, no es capaz de quitarle los ojos de encima a su visitante, recién ahora le parece familiar su rostro, en sus ojos aun se esconde ese brillo inocente que lo hechizo hace veinte años.
Sin perder la compostura, en el lugar en que se encuentra, hacerlo, lo llevaría a la sala de castigo por una semana, Tobías le pregunta a Vicente que está haciendo, porque lo ayuda en ese momento y no se acordó de él cuando más lo necesitaba.
-Sé que me necesitabas, sé que es mi culpa que llegaras a este lugar, tú eras un joven feliz y bueno que no merecía vivir todo esto, lo sé y me lo he cuestionado todos estos malditos años, lo único que pude hacer lo hice, serás libre
-Y dime para que quiero ser libre, ¡Yo no tengo vida!, todo lo que tengo esta aquí, todo lo que tenia lo perdí y por tu culpa… Ni siquiera sé que hago hablando contigo, no creas que te agradeceré lo que has hecho, era tu deber después de todo… Ver tu cara me recuerda todo lo que paso, cosas que yo quiero olvidar, siempre imagine este momento, lo que te diría y como te desfiguraría la cara a golpes, pero ya no tengo fuerzas de hacer nada, no soy nada, ahora vete, no quiero saber nada de ti jamás.
-Tobías, yo también imagine este momento, y quiero que hablemos, también se que este no es el lugar, toma mi tarjeta…
Tobías recibe la tarjeta que Vicente le entrega, si quitarle los ojos de encima, levanta su brazo y le hace un gesto al guardia, el cual se aproxima a él, llevándoselo de la sala.
 
Lentamente abre la puerta de su casa, como es costumbre, la soledad invade el lugar. Da unos cuantos trancos, deja encima de su costoso sofá de cuero su chaqueta y maletín, se para en la gran ventana con vista a toda la ciudad y no deja de pensar en lo que ha ocurrido hace un par de horas, no puede continuar con esa contención que lleva años y una lagrima rueda por su rostro. Una voz lo hace salir de su profunda divagación, rápidamente Vicente se gira y se encuentra con su hermana, la que inmediatamente nota lo que está ocurriendo.
-¿Por qué estas llorando?
-Ariela, me asustaste ¿Qué haces aquí?
-Te vine a ver hermanito, pero no desvíes mi pregunta ¿Por qué lloras?
-Por nada, no te preocupes
-¿Nada? Tú no lloras por cualquier cosa, la última vez que te vi llorar fue cuando…
-No lo digas, yo sé cuando fue eso
-Entonces, ¿me dirás que paso?
-Ahora que lo pienso, creo que es mejor que lo sepas
-Saber que
-Desde que termine mi carrera y entre a trabajar, he dedicado tiempo en el caso de Tobías
-¡¿Qué?! ¿Cómo que dedicaste tiempo en el caso de Tobías?, ¿Acaso no recuerdas lo que ese hombre te hizo?
-Ariela por favor, ambos sabemos lo que paso, no sigas haciendo como que no sabes, yo te dije to…, tu sabes perfectamente que no podía quedarme de brazos cruzados, yo lo metí en ese lugar, yo lo saco, ¿entiendes?
-Claro que entiendo, y también me doy cuenta que por la forma que lloras, que no conseguiste nada
-Al contrario, Tobías saldrá a lo más en una semana… Lloraba porque lo vi, vi en lo que lo convertí, el infeliz hombre que yo cree
-¿Sabes lo que los papas dirán cuando se enteren?
-Tanto los papas como yo hicimos esto, yo mentí porque no era capaz de asumir quien soy, pero una vez que ellos sepan que Tobías es libre, también sabrán que yo… yo soy gay.
Ariela observa enfurecida a su hermano y se retira del lugar dando un gran portazo.
 
-¡Se viola a nuestro hijo! ¡Que alguien haga algo! –Grita la mujer desesperada
Rápidamente el padre de Vicente sube las escaleras alertado por los gritos de su esposa, al llegar donde se encuentra ella, la habitación de Vicente, se encuentra con el panorama que su mujer observa. Violentamente entre a la habitación, de un fuerte tiron empuja a su hijo y saca a Tobías completamente desnudo y lo lanza al suelo.
Entre los golpes que recibe, Tobías grita que el no ha hecho nada, que es inocente, que nada de lo que han visto es real. Sin embargo el padre de Vicente no parece escuchar razones, solo descarga su ira con fuertes golpes sobre el rostro de Tobías.
-Llévate a Vicente de aquí mujer – Grita el padre completamente enfurecido –Llama a la policía, que a este hijo de puta lo seco en la cárcel por degenerado
La madre lo toma y se lo lleva del lugar, lo deja sentado en un sofá completamente desnudo y decide ir a buscarle algo de ropa. Al volver, lo encuentra en la misma posición que lo dejo, aun sin dejar de llorar y de estar sonrojado.
-Vicente, hijo, tome, póngase esto, no quiero que este desnudo cuando llegue la policía –Le dice su madre entre lagrimas mientras le entrega algo de ropa. La mujer se retira nuevamente del lugar, debe llamar a la policía. Vicente entre sollozos, lentamente se viste y vuelve a sentarse. Al volver, la madre quiere asegurarse de lo que paso, si realmente lo que pensó que sucedía era tal,  por lo que le pregunta a su hijo tratando de ser lo mas cuidadosa posible.
-Tú, tú lo viste –Responde Vicente sin levantar la cabeza
-¿Pero lo que vi concuerda con lo que tu padre y yo pensamos? O lo que esta pasando es una equivocación y tu eres g…
-¡No!, el me estaba violando, me obligo mama, me obligo –contesta Vicente entre un profundo llanto.
La mujer solo atina abrazar a su hijo y decirle que todo estará bien, que nada malo pasara.
 
Mientras camina completamente esposado por los pasillos de la cárcel, no deja de pensar que por fin será libre, sin embargo se cuestiona si es bueno que salga en libertad. La vida que tenia, la perdió para siempre, los deseos de su niñez, que siempre pensó que se cumplirían, ya no son más que sueños muertos que el tiempo se encargo de borrar. A pesar de que saldrá en libertad, la sociedad lo continuara viendo como un ex convicto, el cual simplemente salió en libertad, a pesar de que es inocente, todo lo que ocurrió fue una maldita broma del destino que le arruino la vida.
Al entrar a su celda, su compañero alegremente lo abraza y le dice que se hizo justicia, que más vale tarde que nunca, Tobías le da las gracias y se recuesta en su cama. Con su mirada pegada al techo, recién en ese momento puede recordar como comenzó todo, es como si comenzaran a pasar por la televisión la más triste película que jamás existió, la típica que comienza bien, pero que a medida que avanza se desmorona lentamente hasta dejar al protagonista en la más profunda miseria.
 
El café servido solo hace unos instantes, no tendrá otro destino que el desagüe. Por más que se ha esmerado en tratar de tomar desayuno, el que se haya quedado dormido, solo le dejo tiempo a Tobías de darse una corta ducha y correr a la Universidad, si se atrasa, no podrá rendir la prueba para la que se ha esmerado estudiando, quitándole tiempo de comer, dormir e incluso visitar a su novia.
Al salir del largo examen, ha dejado en Tobías unos deseos inmensos de comer y dormir, mientras toma rumbo hacia su casa, un brusco estirón lo detiene, rápidamente se gira para defender lo que es suyo, jamás permitirá que un ladrón le quite su mochila, sin embargo es grande su sorpresa al darse cuenta que es su novia, la que solo le quería hacer una inocente broma.
-Ariela me asustaste, pensé que me estaban asaltando
-Tan extremista que me salió, porque mejor no vamos a almorzar a mi casa
-¿De verdad? No te imaginas el hambre que tengo
-Porque me lo imagino es que te invito, se que has estado estudiando mucho y que no has comido bien.
Tobías se acerca a su novia y la besa tiernamente en los labios, sin quitarle los ojos de encima, la toma de la mano y le agradece por existir, le dice que jamás amara a nadie como la ama a ella.
Al llegar a la casa de Ariela, ambos ingresan a la cocina y  deciden  preparar algo para la comer. Mientras se encuentran en esta labor, un fuerte portazo hace remecer a la pareja que se encuentra cocinanando románticamente, Ariela intrigada por lo que ocurre, corre a ver que produjo ese sonido. Desde la cocina, Tobías solo escucha como Ariela conversa con alguien en la entrada de la casa, quiere saber que ocurre, pero si deja a su suerte lo que se esta cocinando, todo el trabajo se perderá, la comida se quemaría. Con este pensamiento, Tobías se resigna y continúa revolviendo la olla. Una voz anunciando su llegada lo hace saltar, volviéndose inmediatamente a la puerta de la cocina y encontrándose con Ariela.
-¿Qué paso?
- Mi hermano, Vicente
-¿Qué le paso a tu hermano?
-Le fue mal en una prueba de matemáticas, por eso venia enojado y dando portazos, había estudiado tanto el pobre, lo malo es que los papas lo van a castigar
-¿Por qué le fue mal lo van a castigar?
-Si, lo que pasa es que no es la primera vez, yo lo veo estudiar y aun así le va mal, pero los papas creen que no estudia
-Pucha que fome lo que le pasa… ¿y si yo le ayudo a estudiar?
-¿de verdad? Que bueno, te lo iba a pedir, pero no te quería comprometer
-Pero si a mi no me cuesta nada ayudarlo, tu sabes que las matemáticas se me hacen muy fácil
-Por eso te amo, eres tan buena persona – dice Ariela y se acerca a su novio para besarlo.
Una repentina toz desde la puerta de la cocina, hace reaccionar a la feliz pareja, girándose ambos para ver quien aclaraba su garganta. La vergüenza los inunda y se sonrojan al ver que es Vicente quien los sorprendió.
-Hermanito, ¿Cuánto llevas ahí?
-Lo suficiente para ver que se les quema lo que cocinan
Tobías rápidamente toma un paño de cocina para retirar la olla del fuego para salvar algo de lo que tenían, cosa que es imposible
-Creo que tendremos que comer otra cosa amor – Sentencia Tobías a su novia
-Me parece que tendremos que ir a comer afuera, iré por mi bolso – Dice Ariela mientras sale de la cocina
Vicente, se encuentra con toda la cabeza dentro del refrigerador buscando algo para comer, por ello cuando Tobías le comenta que si le gustaría que el, le de clases de matemáticas, hace que se golpe la cabeza con la puerta. Tobías se acerca, lo toma de un  brazo y lo retira del aparato y tiernamente le revisa la cabeza para asegurarse que no se la ha roto, solo se encuentra con un gran Chichón.
-¿Te duele?
-Un poco, pero no te preocupes, que me hagas clases de matemáticas aminora el dolor – Le dice a Tobías mirándolo a los ojos.
Tobías se siente incomodo, pero no puede dejar de observarlo, se siente como pegado a su mirada. Solo la aparición de Ariela hace que ambos se dejen de mirar.
-¿Qué les pasa a ustedes?
-Lo que pasa es que tu hermano se pego en la cabeza con la puerta del refrigerador
Ariela algo desconcertada observa a Vicente y le comenta que Tobías le hará clases de matemáticas.
-Si lo se, ya me lo dijo mi cuñadito, la emoción de esa noticia hizo que me golpeara.
Ariela aun sin entender mucho, toma a Tobías de la mano y con un vamos se retiran del lugar.
Vicente se queda estático, solo rodeado por la soledad, sobandose la cabeza y escuchando a lo lejos como la feliz pareja salía de la casa entre un mar de risas.
 
Un fuerte remezon lo hace despertar, abre los ojos de par en par y se siente en la litera. Con un grito, el guardia le ordena a Tobías que se levante, tiene que ir a la oficina del alcaide.
Como es de costumbre, sale de su celda completamente esposado y escoltado por dos guardias. Al llegar a afuera de la oficina del Alcaide, uno de los guardias entra para avisar que Tobías esta ahí. Al cabo de un rato, lo hacen entrar y sin quitarle los aparatosos elementos de seguridad lo sientan enfrente del escritorio del Alcaide.
-Después de 20 años, por fin sales en libertad – Comienza su discurso el Alcaide – Sin embargo como te imaginaras, la sociedad no te ha exculpado por lo que has hecho, se que me dirás que tu no lo hiciste, que fue una equivocación, pero déjame decirte que una equivocación no dura 20 años, así que no me vengas con esos cuentos. A pesar de todo te estimo, ayudaste en muchas cosas dentro de la cárcel, ayuda que hará falta, ya no tendremos a nadie que ayude a estudiar a los internos, pero bueno… Solo te aconsejo que una vez que salgas te vayas de esta ciudad, nadie te dará trabajo, serás apuntado con el dedo y pero aun, serás vigilado constantemente y ante cualquier error, volverás acá y ya nadie te sacara de aquí, ni siquiera ese prestigioso buffet de abogados a cargo de Vicente, la victima en todo esto, que no se porque hizo todo esto y sinceramente no quiero saberlo – Sin dejar de hablar, el Alcaide camina hacia la puerta y le pide a los guardias que se lleven a Tobías de vuelta a su celda.
Los guardias ingresan a la oficina y toman a Tobías bruscamente para llevárselo, nuevamente el Alcaide se dirige a el, le dice que se prepare que a la medianoche será un hombre libre.
Continuara... 
 
Página 1 / 1
Foto del autor Joaquín Varela Gutierrez
Textos Publicados: 17
Miembro desde: Nov 22, 2009
0 Comentarios 501 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

El deseo mas grande de Tobias, salir de la cárcel. La forma en que lo logra y lo que se encuentra afuera, jamas se lo espero. La forma en que llego a ese lugar, el gran misterio. Desde ese acontecimiento, la vida de el y quienes lo rodean, un gran sacrificio.

Palabras Clave: Cárcel mentira homosexualidad perdon

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción


Creditos: Joaquin Varela

Derechos de Autor: Joaquin Varela


Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy