Mi buena esposa siempre sospechaba
Que a Margarita yo la enamoraba
Y cada vez que ella me preguntaba
Con un rotundo NO le contestaba.
 
Y pese a que el calendario pasaba
Mi mujer jamás nunca desmayaba
Y persistentemente me interrogaba
Pero yo jurando se lo negaba.
 
Y siempre Margarita visitaba
A mi esposa y con ella conversaba
Y mi compañera la interpelaba
Pero Margarita la refutaba.
 
Pero lo que mal nace, mal acaba
Y una noche en que  a mi esposa gozaba
Al oído con pasión yo le gritaba
Dale duro mi Margarita amada.
 
Al oír el nombre que yo mencionaba
Mi mujer se paró bien enojada
Y me dijo; tú no me importas nada
VETE que pronto estaré divorciada.
 
Con el alma triste y bien destrozada
Me marché velozmente en retirada
Busqué a mi Margarita idolatrada
Quien su puerta la mantuvo CERRADA.