Dios no se equivoca
Publicado en Jan 25, 2010
A Carolina Monrreal.
Ella lo miraba detrás de la ventana. Su mirada entraba como en otros tiempos entraba ferozmenten la luz de la luna. Ahí estaba él, aquél hombre infiel. Ella levantó la cara, sacó el revólver y pensó "ayúdame Dios"; disparó y, por un azar o un designio inexorable, la bala rebotó, dándole, de lleno a Ella, en la sien.
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