Algo estalló.
Un gran estruendo en medio del inescrupuloso silencio.
Todo comenzó a girar. Mi mente también.
Se movía al son de las campanas que resonaban a lo lejos.
Mi cuerpo comenzaba a elevarse por encima de todo,
hasta las nubes.
De allí te observé. Y pude ver que ya no eras el mismo.
Todo había cambiado en un instante.
Deje mi cuerpo y me fui a recorrer otras ciudades.
Observé a miles de personas llorar.
Pero yo, yo estaba tan feliz.
Quizás esa era la única manera de olvidarte para siempre.
Pero luego comprendí que no sería posible.
Pues aún muerta, seguía observándote a cada segundo.
Mi trastornada idea de libertad, se transformaba en la
más cruel prisión que mis ojos hubiesen podido ver.
Te veía sonreír y no era al ver mi fotografía.
Te veía llorar pero no estabas llevando flores a mi tumba.
Te veía cantar pero no la canción que alguna vez me dedicaste.
Te veía recordar con nostalgia un amor prohibido pero no era el nuestro.
Y Así, Sufrí...!! Lloré!..
Y comprendí el dolor de las demás personas que se encontraban en
ese oscuro lugar que todos llaman erróneamente paraíso...