Ni el ni ella…
Ni la Princesa ni el Caballero, jamás…
Habían llegado a la luna…
 
Esa noche se encontraron…
  por la magia de algún ángel cupido…
 
salida la luna en la costa de las añoranzas…
ellos se acercaban sin saberlo…
a un punto de encuentro,
que fue el punto de salida de un hermoso viaje…
 
se encontraban caminando despacio
mojando sus pies desnudos y amaneciendo
por la orilla de la misma playa…
dejando huellas de corazones en la arena…
con sus dulces pisadas.
 
El le tomo la mano y la invito a viajar a la luna…
A la luna que estaba al final del mar…
Rodeada de estrellas y el horizonte y casi pegada a las aguas…
 
Y la elevo desnuda con sus alas…
Y volaron rozando las olas del mal…
Salpicados y en el aire…
Y llegaron a ella…
 
El la reclino suavemente acostándola
Miro sus ojos emocionados y tímidos
Y le dijo:
Permítame amarla princesa de mi alma…
Por primera ves para ambos…
En la luna de nuestros deseos…
Salpicados y salados por el mar…
Y rodeados por todas las estrellas del universo…