Tenía 14 años cuando mi abuelo me llamo aparte y me dijo; ¿Quieres conocer tu amor por las mujeres?

Le contesté; claro que si.
Entonces respóndeme 3 preguntas;

¿Cuales?
¿Amaras a tu esposa?

Si, dije enfáticamente

¿Respetaras las mujeres casadas?

Naturalmente abuelo.

¿Nunca tendrás intimidad con otra mujer que no sea tu conyuge?

Eso, délo por hecho.

Buenas todas tus respuestas, sentenció mi dulce abuelo, pero agregó:
En la primera cabe la posibilidad de amarla siempre, aun teniendo otras.

En la segunda, respetarla no significa no conquistarla, ninguna mujer se molesta si la halagan con frases bonitas.

La tercera dice que puedes tener intimidad con mujeres, siempre que no te hallas casado.

Al cerrar el tema, mi abuelo expresó, hablaremos de estas interrogantes, después que contraigas matrimonio. Cuando contraje nupcias, ya no estaba mi anciano abuelo, por lo tanto tuve que actuar, de acuerdo a mi propia iniciativa, atendiendo, lógicamente, la sapiencia de mi inolvidable abuelito.