Notas del Inframundo - por Gustavo Gall - Tercera entrega
Publicado en Jan 06, 2010
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El Laberinto de Cruyá en la isla Chota:
(Tal vez alguien haya leído: Infierno, XII: 1-30 de Dante, en la Divina Comedia, yo sí, y muchas veces).

El culto de las tauromaquias sagradas es antiquísimo, tal vez proveniente de las religiones prehelénicas. Aún así, el hombre mitad toro, o el toro con cabeza de hombre, es más famoso por la leyenda Cretense del Minotauro que fue reducido por Teseo. Recordemos que esta bestia, nació de los amores de Pasifae, reina de Creta, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar. Dédalo, autor del artificio que permitió que se realizaran tales amores, construyó el laberinto destinado a encerrar y a ocultar al hijo monstruoso. Éste comía carne humana; para su alimento, el rey de Creta exigió anualmente de Atenas un tributo de siete mancebos y de siete doncellas. Teseo decidió salvar a su patria de aquel gravamen y se ofreció voluntariamente. Ariadna, hija del rey, le dio un hilo para que no se perdiera en los corredores; el héroe mató al minotauro y pudo salir del laberinto.

En alguna parte de Inframundo existe un grupo de islas pequeñas que pertenecen al rey Soretto, único heredero de la corona de un linaje real que culmina con él. El abuelo de Michel Soretto, llamado también Michel, dio inicio a las gestas olímpicas que culminaban con la cacería del "Cabeza de Vaca", en el laberinto de Cruyá, construido en la más pequeña de las islas llamada Cruyá, que en el antiguo Chirle significa "la más pequeña de las islas".
El laberinto se abría cuando daban inicio los festejos anuales de Labrys, "el doble hacha". (Labrys seguramente: Laberinto)
Por tradición, los competidores que se sometían a la cacería de la bestia, tenían que ser hombres, jóvenes y viriles, atléticos y fértiles. El vencedor era premiado con un título honorífico y con la anuencia de acceso, uso y disfrute, de las mujeres más bellas de su generación. La participación estuvo vedada a las mujeres hasta que apareció Fuxia, una campeona en todas las actividades atléticas, hija del más diestro cazador de Cabezas de Vaca. La campeona Fuxia fue sometida a todo tipo de catas antes de que fuera considerada su demanda sobre los derechos de las mujeres para participar de la pugna de Labrys. Una cofradía de insignes octogenarios, valoró su pedido, y se abrió un debate público que duró mucho tiempo. La polémica reivindicación de los derechos de las mujeres diestras en armas, causó un revuelo importante que estuvo a punto de desencadenar en conflagración civil. Finalmente el reclamo fue desestimado. La muchacha, en beligerancia con el dictamen, se coló en el concurso disfrazada de hombre.
La condición de los competidores, (que en total sumaban 45) era la de presentar, ante el rey de Chota, a la bestia, el Cabeza de Vaca, sometido y doblegado, después de sobrevivir a los ataques de los otros competidores, y de las inminente trampas que se diseminaban en los desgreñados rumbos del laberinto. La cacería duraba el tiempo que fuera necesario, a veces se extendía durante largas semanas de espera. La salida triunfal del vencedor le otorgaba de inmediato el grado de campeón y era recibido con la aclamación y el respeto de todos los habitantes de Chota. Esta competencia, bárbara y desalmada, brindaba al vencedor y a su familia un grado solemne en la escala social y muchos privilegios honrosos.
El laberinto de Cruyá tenía la peculiaridad de que algunas de las intercepciones, neutralizaciones, travesías y recovecos, confluían en pasadizos totalmente remotos. Algunos aseguraban que por varias de sus callejas mágicas, se podía atravesar hureras temporales. (Esto podría entenderse con la teoría de los agujeros negros, pero distinto).
El caso es que Fuxia, una vez dentro del laberinto, consiguió matar a más de quince cazadores, y logró sobrevivir a las más duras trampas hasta dar con el Cabeza de Vaca, a quien domó de raudamente, con tenacidad, en la lucha cuerpo a cuerpo. Pero de inmediato, cuando se despojó de sus vestiduras, los jueces, que observaban el desarrollo de lo que iba sucediendo dentro del laberinto mediante el circuito cerrado de televisión, comprendieron que el tozudo luchador era una chica. (Lo descubrieron porque, en la exposición de su torso desnudo se hacía más que evidente que no era un hombre). Pronto enviaron una cuadrilla de atalayas para interceptar a la chica, y suspendieron, por primera vez en años, la tradicional justa. La chica, que llevaba al Cabeza de Vaca aprehendido, se escabulló por un pasillo de hiedras donde, en una intercepción fue a parar, sin proponérselo, directamente al Fabuloso Jardín.
Una vez dentro del Fabuloso Jardín ya no pudo regresar al Laberinto de Cruyá, y vagó errante, con la bestia Cabeza de Vaca como prisionero, hasta que se encontró con el expedicionario, Sorgo, que estaba reclutando gente para la misión del pozo del Cymbaline.
Sorgo, el expedicionario, le prometió que dentro de ese hoyo encontraría el pasadizo secreto que podría devolverla directamente al centro del Laberinto de Cruyá. Lo cierto es que no lo sabía, pero tampoco sabía con exactitud cual era el secreto que escondía ese agujero misterioso.

El hoyo del Cymbaline
Según los datos, los informes y los mapas en los que Mr. Sack ocupó gran parte de su vida, este agujero en la tierra estaba ubicado en alguna parte del Fabuloso Jardín de Liz. Mr. Sack era el abuelo paterno de Sir Sorgo, conocido también como "el expedicionario". Su obsesión por los trabajos de su abuelo lo llevó a concretar un plan estratégico para ingresar al hoyo, del que nadie había podido salir con vida hasta el momento por culpa del infernal monstruo chillón que habitaba en su interior. "Cymbaline" significa, en una lengua muerta Jabre muy antigua: "Monstruo chillón que vive dentro de un pozo". Antes de describir las características de esta bestia sería conveniente contar de donde sale Sir Sorgo y sus verdaderas pretensiones.
Nadie sabe cual era su nombre verdadero, pero se hacía llamar "Sir". Al parecer fue un respetable profesor universitario en el Mundo, pero fracasó a mitad de su brillante carrera tras presentar un completo informe sobre la existencia de un universo paralelo llamado Inframundo, sobre el cual habían trabajado copiosamente su abuelo y su padre (ambos corriendo la misma desgraciada suerte).
Fue tomado por loco y delirante, y finalmente, destituido de su puesto y desterrado de su entorno. Solo y errante decidió hacerle frente a las especulaciones de su abuelo y consiguió ingresar a Inframundo (no me pregunten como) donde decidió permanecer para continuar con la labor científica.
Organizó varias expediciones y fracasó en todas. El mayor problema con el que Sir Sorgo se enfrentó durante largo tiempo era el agnosticismo de los habitantes de Inframundo para creer en la existencia del Mundo. (Lo mismo le había sucedido en ambos lados).
Ahora confiaba en la posibilidad de reunir a un grupo de expedicionarios con los cuales probar suerte ingresando al hoyo sobre el que tanto había escrito su abuelo. Ciertamente algunos habían oído hablar de ese hoyo que escondía un secreto Universal de gran relevancia, pero nadie estaba capacitado para dar un solo dato exacto de su ubicación. Después de muchos años de trabajo Sir Sorgo consiguió deducir la posible ubicación del hoyo en alguna parte del Fabuloso Jardín.
Sir Sorgo reunía a los desorientados, a los errantes y vagabundos para cada una de sus expediciones, y así es como reclutó a Fuxia y la bestia que llevaba como prisionero, el Cabeza de Vaca que capturó dentro del Laberinto de Cruyá de la isla Chota.
Sobre el monstruo del Cymbaline, o la bestia chillona, se corrieron todo tipo de rumores... Se trataba de un ser grotescamente orondo, voluminoso y deforme, que dormía todo el tiempo tan profundamente como un animal en período de hibernación. Sin embargo el sueño de la bestia sebosa se interrumpía de inmediato en el momento en que la presencia de un intruso ingresaba en el hoyo. Las vibraciones de los pasos dentro de la cueva lo despertaban de inmediato, porque su cuerpo enorme y pringoso ocupaba todo el perímetro interior del hoyo. Entonces la bestia, que todo la asustaba, porque era como un bebé desmedido y rollizo, comenzaba a gritar y a llorar con unos gimoteos agudos y lastimosos, capaces de aturdir a todas las criaturas del Fabuloso Jardín. El peligro para cualquier intruso comenzaba en el momento en que esos chillidos despertaban a las arpías que habitaban en las ramas de los árboles, en las cercanías a la entrada del hoyo, y ya se sabe lo terrible que pueden llegar a ser las condenadas arpías.
"Arpías", en griego, significa: "las que arrebatan". Al principio, fueron divinidades del viento, como los Maruts de los Vedas, que blanden los rayos y ordeñan las nubes. En el Fabuloso Jardín cumplían la función de centinelas y castigadoras.

En la Teogonía, Hesíodo, describe a las arpías como divinidades aladas y de largos cabellos flamígeros. Dice que son más veloces que los pájaros y los vientos. En el tercer libro de la Eneida, se las describe como aves con rostros de doncella, garras encorvadas y vientre inmundo, pálidas, de hambre voraz. Bajan de las montañas y o de los árboles tupidos, y atacan descaradamente las mesas de los festines. Son invulnerables y fétidas; todo lo devoran, chillando, y todo lo transforman en excrementos. Algunos las confunden con las parcas.
Por mandato divino, las arpías persiguieron a un rey de Tracia que descubrió a los hombres el porvenir o que compró la longevidad al precio de sus ojos y fue castigado por el sol, cuya obra había ultrajado. Se aprestaba a comer con toda su corte y las arpías devoraban o contaminaban los manjares. Todos recordamos el episodio en que los argonautas ahuyentaron a las arpías a cambio de hospitalidad e información de ruta.

Sorgo desconocía a que otros peligros podía exponerse en el caso de despertar a la bestia del hoyo de Cymbaline, pero sabía con certeza que había otros además de las Arpías. Esto venía a confirmar que la teoría de su abuelo era cierta y que, si había tantos cuidados significaba que algo bueno debía esconderse dentro de ese agujero misterioso.

Se desconoce el origen del monstruo bebé que vivía y dormía en el hoyo de Cymbaline, pero las leyendas relacionan de algún modo su existencia con la de una planta mágica llamada "La mandrágora".

(Notas del Inframundo - (c)-Gustavo Gall. A.R.Ress / reservados todos los derechos)
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Palabras Clave: Gustavo Gall gall gustavo andres gall andres gall gus gall gusgall gustavogall

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


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