Metamorfosis,
involución,
de pronto se marchito la flor;
la diosa se hizo mortal.
La mariposa que alegre volaba de
flor en flor,
en el paraíso de mi imaginación,
se transformó en el gusano
rastrero que enfangó la ilusión.
En el insecto reptante
que cruelmente devoró a la ilusión,
que amargó
el elixir dulce del amor,
en la polilla que horadó mi corazón.
La culpa es mía
-me repito una y otra vez-,
como si eso bastece
para aliviar la tristeza.
Pobre de mí, iluso y torpe,
que ante el vuelo libre
de la vida,
insisto en clasificarla en lo ordinario.
En automutilaciones de la forma libre del ser,
que se disfrazan
en la esperanza 
de haber encontrado
 al ser amado;
y  el tiempo que silenciosamente
me dice... ella es tu detractor.