Mis ojos están en altamar
y mi cuerpo atado a un velero:
Mi navío anda hacia la libertad
de aquellos hombres que se aferran a su júbilo.
No llevo peso alguno en mi recámara
y me alimento de nuevas esperanzas.
Me arrastra un viento bonancible
hacia continentes suaves y espaciosos.
En mi cara se refleja lo solar
y a mi piel la cubre la serenidad.
Nadie podrá socavar la ventura
a la que me lleva este viaje anhelado.