Un lugarcito refugio amado entre tus brazos es
todo lo que ansío,
y una caricia que cuesta tanto la necesito para
sentir que soy el mismo,
el que te amo en la trinchera oscura de una
esperanza,
el que violo territorios viles  pero no pudo
encontrar bonanza.
Hubo una patria que amanecía y en cada
gesto sembraba huellas,
yo derrotaba toda desdicha y desfilaba
con alma nueva.
Al recostarme en tus brazos firmes toda
mi historia se realizaba,
y no podían quebrar tu cielo
los uniformes y las sotanas.
Como un hornero limpiando  mugre
de su casita tesón nostalgia,
para poblarla de afines trinos
frente a una cruel avidez de águilas.
Fui a la bandera en el patio querido
los compañeros secaron mis lagrimas
desde el olvido resuenan las voces
de los maestros que no callaban.
Duro presente templando versos
que se desbocan y rugen rabia
si hay abandonos por dos monedas
no me verán aplaudir en la plaza.
Mi lugarcito no admite demoras
quiere tus brazos caricias y gritos
sabe que el odio te mata imprevisto
y te derrota sin fe y sin remedio.