Desde los Ojos de Narciso Parte I (Secuela del cuento "La decision")
Publicado en Dec 12, 2009
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Cada golpe, cada hueso que se quebraba de su frágil cuerpo, le hacía recordar su pasado y le dejaba en claro que las decisiones que había tomado, estaban erradas. Por su cabeza, paso rápidamente la imagen de la persona que le podía haber cambiado la vida si no hubiese cometido tantos errores, la persona que realmente lo quería pero que a pesar de ello, le había roto el corazón y que al igual que él, también sufría, pero no iba a terminar como él, muerto y lanzado a una cuneta.
A lo lejos se escucha un grito y los hombres que le trataban de quitar la vida por aquella evidente razón, escapan aterrorizados, pero con la sensación de haber concluido su tarea.
Con las pocas fuerzas que a esas alturas le restaban, se giro hacia de donde provenía el llamado, con la luz de la ciudad que se encontraba al fondo, solo pudo ver una silueta, una familiar silueta, la que se puedo ver con claridad cuando ya estuvo solo a unos centímetros de él.
-¡Por Dios ¿qué fue lo que ocurrió?! ¿Qué te han hecho hijo mío?
-Aléjate, aléjate de aquí mama por favor

El director del internado se dirige al multitudinario grupo de nuevos alumnos que ingresa ese año. Todos los alumnos tanto nuevos como antiguos están perfectamente formados unos detrás de otros escuchando cada palabra, cada consejo y cada regla que deberán seguir para hacer más amena la estancia en ese extraño lugar.
Al finalizar su discurso, el sacerdote les pide a los alumnos que se busquen en la lista que se encuentra en el patio, lista que les asigna sus cuartos.
Al Salir del gran auditorio, Narciso decide esperar que la muchedumbre se disipe antes de ver en qué cuarto pasara sus días en ese internado. Al cabo de un rato de paseos y de observar cada detalle del lugar, Narciso se acerca a la gran lista y busca lentamente su nombre, su habitación es la 14, pero eso no es toda la información con la que se encuentra, tendrá que compartir la habitación y con un filosofo clásico. 
Luego de subir un par de escaleras y de caminar unos cuantos metros, Narciso se encuentra enfrente de la puerta de la que será su cuarto, algo temeroso con lo que se encontrara, lentamente gira la perilla y la empuja para que se abra. Lo primero que observa es una gran ventana que se encuentra enfrente de la puerta. Ya una vez abierta, Narciso entra lentamente y observa lo escuálida de la pieza, completamente blanca, amoblada con dos camas y en medio de estas un velador, al fondo del lugar un gran closet adornado con un espejo en la puerta. Narciso no quiere creer lo monótono del lugar en el que vivirá por cuatro años, observa cada detalle concentradamente hasta que un fuerte ruido lo hace saltar, rápidamente se gira para ver qué ocurre y se encuentra con un joven igual a él.
-Me asustaste, seguro debes ser Aristóteles
-¿Aristóteles?, No, me estas confundiendo
-Pero si eso decía la lista, que mi compañero de pieza se llama Aristóteles, a no ser que me haya equivocado de cuarto
-No, no te has equivocado, lo que pasa es que yo no me llamo Aristóteles, me llamo Sócrates.

-Narciso hijo ¿qué te han hecho?
-Mamita, aléjese por favor
A pesar de lo desesperados de las preguntas de su madre, Narciso solo pide que se aleje, siente que muere, sus huesos completamente rotos y lo incesante de la hemorragia a causa de la fuerte golpiza, lo acercan cada vez más a la muerte, algo que al parecer desea.
-Mamá, déjeme, por favor, quiero morir
-No vas a morir, tranquilito, no te va a pasar nada, ¡Ayuda!
Con el grito desesperado de la mujer, aparece en el lugar un vecino, el cual al ver la situación, corre hacia su casa para llamar la ambulancia.
-Tranquilo mi amor, ya viene la ayuda ¿Por qué te hicieron esto? No le haces daño a nadie.
-Mamá, déjeme morir.

La noche se ha dejado caer sobre el internado. Tanto el cansancio como la orden de dormir han hecho que Narciso este acostado, aun así, Narciso no se puede dormir, está atento a cada ruido, pero solo escucha un incomodo silencio, lo que le permite darse cuenta que Sócrates se encuentra en las mismas circunstancias.
-Y ¿Cuál sería la razón de que te mandaran a este lugar?
Narciso da un pequeño grito y da un salto debido al susto.
-Deberías avisar que me vas hablar, casi me matas del susto
-Perdón, no pensé que mi voz fuese tan fea
-No es eso, es que fue algo sorpresivo, pero ¿Qué me decías?
-Te preguntaba porque te mandaron aquí
-Bueno, lo que pasa es que no soy lo que mi papá espera que sea ¿y cuál es tu razón de estar aquí?
-Mi papá también, me pregunto si tenía claro lo que quería en la vida y como le dije que aun no lo sabía, me dijo que tenía que venir aquí para pensar.
Narciso al escuchar la respuesta de Sócrates, se percata lo común que tienen sus vida, algo que los puede unir enormemente, cosa que puede hacer más llevadero la estancia en ese lugar, jamás pensó que podía encontrar un amigo en el internado.
A la mañana siguiente, Narciso despierta muy exaltado, un fuerte ruido lo hace saltar de la cama, lo primero que hace es ver hacia la cama de Sócrates, el cual no se encuentra en ese lugar, se pasea en ropa interior de un lado a otro.
-Y ¿tú qué haces en calzoncillos?
-Me visto para ir a clases, esta es la tercera vez que suena la campana para que nos levantemos, tienes muy pesado el sueño.
-Sí, ya me lo habían dicho, ¿Estoy muy atrasado?
-Realmente no, es que los curas parece que les gusta ver amanecer, y que nosotros los acompañemos.
Narciso al escuchar las palabras de Sócrates, se vuelve a recostar y se tapa hasta la cabeza, al ver esto, Sócrates se dirige hacia la cama de Narciso y los destapa completamente, Narciso sorprendido le arrebata las frazadas y comienzan un forcejeo por el tapado, todo es muy divertido hasta que Narciso ejerce un poco mas de fuerza y hace caer a Sócrates encima de él, Sócrates no sabe cómo reaccionar, solo se miran y no mueven ni un musculo.

A lo lejos se escucha el sonido de la ambulancia, Narciso al oírla siente un poco de desesperanza, cosa que su madre nota, le toma una mano y le da a entender que todo estará bien, que no debe preocuparse, Narciso hace el intento de hablar, pero la mujer se lo impide poniéndole un dedo en la boca, no quiere que su hijo se desgaste y pierda fuerza que puede usar para luchar por su vida.
Rápidamente la ambulancia se ubica cerca de ellos, los paramédicos se bajan y despliegan una camilla, se acercan a Narciso y sin hacer ningún tipo de pregunta, cuidadosa pero rápidamente lo dejan encima de la camilla y lo suben a la ambulancia, la madre de Narciso se desespera al ver que se llevan a su hijo y toma bruscamente a un paramédico de su ropa y lo gira hacia ella.
-¿Qué le van hacer?, ¿Qué tiene?
-Tranquilícese señora, eso no lo sabemos aun, nosotros solo lo estabilizaremos y lo dejaremos en manos de profesionales
-¿Dónde lo llevan?
-Al hospital central, nosotros no la podemos llevar, ya que él se ve muy grave.
No muy terminada la frase, el paramédico se sube a la ambulancia y cierra la puerta, lo que hace entender al conductor que deben partir.
Narciso ya no se puede mover demasiado debido al intenso dolor y lo constante de la hemorragia, pero aun así intenta dar un mensaje, el paramédico que se da cuenta de esto, le pide que no hable, pero Narciso insiste, por lo que el paramédico se acerca a él para escuchar que tiene que decir.
-Soy VIH positivo.

Ya transcurrido un semestre en el internado, Narciso se siente más cómodo, la relación con Sócrates se ha fortalecido mucho, se ha credo un gran lazo de amistad entre ellos.
Al volver de sus casas luego de las vacaciones de invierno, Narciso llega con una pesada mochila llena de emociones negativas, Sócrates al verlo entrar al cuarto lo nota, no se queda con la inquietud.
-Algo malo ocurrió, no te puedes quedar con eso dentro, así que me lo dirás.
Narciso no cree que Sócrates se haya percatado de lo que le pasa, da unos trancos y se sienta en la cama, levanta la mirada hacia los ojos de Sócrates, sus ojos se llenan de lágrimas, no es capaz de contener el llanto.
-Mi papá, no me quiere, no quiere a un hijo como yo. Al llegar a la casa, me echo a patadas y me dijo que no me quería ver por ahí nunca, tuve que quedarme durante todas las vacaciones en la casa de una tía y cuando quería ver a mi mamá, tenía que ir cuando él no estaba ¿Te das cuenta?
Sócrates al escuchar lo que cuenta Narciso se impacta, no entiende lo que le ocurre, solo se levanta del sitio en que estaba y se sienta junto a Narciso, le toma una mano haciéndole entender que está con él, Narciso observa a Sócrates, ya que jamás pensó que podía recibir un gesto de ese tipo, de una persona que está recién conociendo, siente un intenso hormigueo en su abdomen, no puede dejar de observar sus labios, se acerca lentamente, Sócrates se da cuenta que algo está ocurriendo, retira su cara, Narciso insiste y lo sigue hasta topar sus labios con los de él, Sócrates quiere retirarse, lo que está ocurriendo está mal, pero está paralizado, solo siente como su cuerpo se deja llevar y no hace caso a sus mandatos.
Narciso siente a lo lejos el toque de la campana, se sienta rápidamente en la cama y se restriega los ojos, mira hacia la cama de Sócrates y este no se encuentra en el lugar, piensa que ya debe haberse levantado y que está en el baño, por lo que trata de apresurarse, cuando intenta levantarse, de reojo se percata que Sócrates esta acostado con él, en ese instante pasa por su mente lo que ocurrió la noche anterior, trata de no creerlo, y destapa completamente a Sócrates y se percata que al igual que él, está desnudo. Sócrates al sentir lo violento de la acción se despierta molesto.
-¿Qué te ocurre, no te das cuenta el frio que hace?
-Esto es lo que mi papá odia de mi, dudo que pueda cambiar.

Rápidamente los paramédicos entran con Narciso al hospital en la camilla en una frenética carrera por llegar pronto donde los médicos, al llegar a la sala de urgencias, una luz azul se enciende lo que indica que es una emergencia de proporciones, un grupo de médicos y enfermeras se acercan a la camilla hablan sobre lo que ven. Un camillero toma rápidamente la camilla y se lo lleva a una sala interna. Uno de los médicos se acerca a uno de los paramédicos de la ambulancia.
-¿Dónde encontraron al hombre?
-En un condominio de las afueras de la ciudad
-¿Cómo? ¿Y en ese lugar ocurrió algo así? En fin… Deme la hoja con los datos
El paramédico lo pasa ficha de Narciso al médico, el cual al ver los datos se sorprende y con los ojos muy abiertos, debido a la impresión, observa al paramédico.
-No creo que el paciente tenga VIH sea algo para sorprenderse
-No es eso, eso ya lo sabía, es que….
Una enfermera que llega rápido al lugar remece del brazo al médico para darle una importante y grave información.
-Doctor Máximo, el paciente entro en paro, hay que estabilizarlo o morirá
El doctor corre hacia donde se encuentra Narciso para cumplir con su trabajo, salvarle la vida. Le grita a todo el mundo que se mueva, que le lleven las cosas que necesita. Una de las enfermeras trae hacia el doctor un desfibrilador, rápidamente lo toma y lo utiliza en Narciso, cada golpe de corriente que pasa no hace reaccionar a Narciso, genera en el doctor una gran desesperación, grita que le den más potencia, lo que provoca en su equipo un dejo de extrañeza, solo se miran y no saben qué hacer, ya que subir la potencia no traerá nada bueno, no entienden lo irresponsable del doctor.
-¡Suban la potencia les dije, no puedo dejarlo morir!

Narciso no se puede dormir debido a lo que paso la noche anterior, al cerrar los ojos a su cabeza llega la imagen de su padre recriminándole su forma de ser, gritándole que es un castigo tener un monstruo como hijo. Violentamente se sienta en la cama, Sócrates que tampoco puede dormir, se levanta para ver qué ocurre.
-Narciso ¿te encuentras bien?
-No, me siento horrible, lo que paso anoche es lo que mi padre me recrimina, por eso me mando acá, me dice que yo transformo a la gente, que yo soy el único que puede ser así en el mundo, tiene razón, te transforme en algo que no eras, en algo que te traerá problemas.
-Mentira, lo que paso fue porque los dos lo quisimos, aunque me cueste admitirlo, me gustas y te quiero mucho, desde que te vi la primera vi me paso algo contigo, algo que no entendía hasta anoche. No sufras por algo que no hiciste.
-No me mientas, yo hice esto, lo mejor es que te alejes de mí ahora antes de que sea tarde y te arrastre hasta mi miseria.
-Narciso mírame a los ojos, entiende que quiero estar contigo, quiero ser tu novio.
Narciso no cree lo que escucha, su impresión no le permite decir ni hacer nada, solo se deja llevar por el tierno beso que ahora su novio le entrega.
Al otro día, Narciso se levanta primero que Sócrates, algo que no ocurre a menudo, mientras se viste no deja de pensar en lo ocurrido la noche anterior, piensa que quizás no es bueno lo que está pasando, pero también está el hecho de que él no se siente feliz, y quiere serlo, quizás el conocer a Sócrates es una pequeña ventana para alcanzar esa felicidad tan esquiva. Gira su cabeza hacia la cama de Sócrates y le encanta ver su cara mientras duerme, esto le da un remezón, se da cuenta que se estaba enamorando sin percatarse, pero que por primera vez en su vida, dejara que esto ocurra.
Como todos los fines de semana, tanto Sócrates como Narciso se van a sus respectivas casas, sin embargo, a diferencia de Sócrates, Narciso se va donde su tía.
Al término del fin de semana, como es costumbre, todos vuelven al internado. Tanto Narciso como Sócrates esperan encontrarse, para ambos pasar separados el fin de semana ha sido muy difícil.
Como es costumbre, el último en llegar al cuarto es Narciso, al entrar se encuentra con Sócrates ordenando su ropa, este al darse cuenta de la llegada de Narciso, se gira para observarlo y continua en su labor. Narciso se extraña, cierra la puerta, luego deja su maleta en su cama y se acerca a Sócrates, lo gira hacia él y lo besa, Sócrates no responde el beso y continúa ordenando su ropa.
-¿Qué pasa?
-Nada
-¿Cómo nada? Hace tres días decías amarme mucho y ahora me tratas de esta forma tan fría
-Creo que lo mejor es que no estemos juntos, esto está mal
-¿Mal? ¿Qué te paso el fin de semana para que cambiaras tan drásticamente de opinión?
Sócrates se gira hacia Narciso y comienza a llorar desconsoladamente, Narciso lo abraza y le acaricia el cabello, le levanta la cara y lo besa.
-Esto no está mal, nos amamos y eso no tiene nada de malo, solo déjate llevar.
-Nadie está preparado para esto
-Solo debemos estar preparados nosotros
Narciso vuelve a besar a Sócrates, el cual se deja llevar.
Al salir el Padre Severino del cuarto, el silencio ronda el lugar. Narciso recuerda la mentira que le acaba de decir y le parece gracioso, no cree que le haya creído lo de los gatos, intenta levantarse para pasarse a la cama de Sócrates para dormir con él, pero se percata que está durmiendo, por lo que decide hacerlo en la mañana antes de levantarse para ir a clases.

De par en par se abren las puertas de la sala de urgencias, la madre de narciso entra corriendo y pidiendo explicaciones a todos lo que se encuentran en el lugar. Rápidamente una enfermera se acerca y le pide que se calme, la mujer no está dispuesta a hacerlo hasta que le den explicaciones de lo que está pasando. La enfermera casi a la rastra la toma y la sienta.
-Tranquilícese señora, el paciente en este momento está en cirugía, cuando el doctor termine, le digo que venga a conversar con usted
-¿En cirugía? ¿Qué tiene? ¡Dígame!
-Al salir, el doctor le dará las explicaciones pertinentes
En estas circunstancias la mamá de Narciso se queda esperando respuestas, no deja de pensar en las peores noticias que podrá escuchar, se pasea de un lado a otro y observa el reloj a cada minuto.
La puerta del quirófano de abre violentamente, la madre Narciso se vuelve hacia la procedencia del ruido, la enfermera que había hablado con la mujer se acerca al doctor y le dice algo, el doctor levanta la cabeza y observa a la mujer. Camina lentamente y llega hasta donde esta ella.
-Pensé jamás volverla a ver, menos en estas circunstancias, yo operando a ese desgraciado
-¿Qué?, ¿Tu lo operaste? ¿Cómo esta? ¿Qué le hiciste maldito?

Las cosas entre Narciso y Sócrates comenzaron a cambiar repentinamente, un extraño rechazo de Sócrates inquieta a Narciso, no entiende en qué momento comenzó a sentirlo, quiere averiguarlo pero Sócrates evita cualquier tema, ni siquiera deja que se le acerque, es mas para estar con Sócrates nuevamente, Narciso lo tuvo que prácticamente que obligar, sin embargo, Sócrates en una nueva oportunidad, es capaz de usar incluso la violencia física. Además, está el hecho de que los curas encontraron una revista de mujeres desnudas en los baños, por la cual el culpable fue expulsado, lo que hace que ese rechazo se acentué en Sócrates y decida cambiarse de pieza, lo que no se puede concretar, ya que el único cuarto disponible para un cambio, ya tiene un nuevo huésped, Saúl.
Luego de la presentación del nuevo alumno al curso, Sócrates como algo que nunca ocurre, se va a su cuarto solo. Por su lado, Narciso decide acercarse al muchacho nuevo, ya que está apoyado en un árbol y solo. Sócrates mientras camina hacia el cuarto, se da cuenta de lo que está ocurriendo, solo decide caminar más rápido. Narciso llega junto a Saúl y le toca el hombro para hacerle entender que quiere conversar.
-Hola, soy Narciso
-Hola, bueno ya debes saber que soy Saúl
-Bueno, si lo escuche en la sala. ¿Por qué tan apartado?
-Es que no conozco a nadie y me da un poco de vergüenza caminar, todos me miran como si me odiaran
-No te preocupes, es así al principio, pero luego todo cambia. Vamos, caminemos un poco para que conozcas el lugar
Mientras caminan por el internado, conversan sobre sus intereses y se dan cuenta que tienen bastante en común. Sin darse cuenta, llegan a un apartado patio lleno de arboles, se sientan en un escaño y continúan la conversación.
-Así que te mandaron acá porque tu papá no te quiere como eres, bueno a mi me pasa algo similar
-¿Si? ¿Qué te pasa?
-Mi papá me mando para que me hiciera hombre, ¿te das cuenta? Yo lo encuentro de lo más gracioso
-¿Gracioso? ¿Por qué?
-Porque eso jamás va a ocurrir, menos con alguien como tú, que sinceramente encuentro de lo más guapo
Sin mediar ninguna palabra mas, Saúl se abalanza sobre Narciso y lo besa, Narciso intenta esquivarlo, pero Saúl ejerce mucha fuerza para obligarlo, tan así, que terminan en el suelo, lo que le da oportunidad de zafarse a Narciso, se para rápidamente y se sacude la ropa.
-¿Qué te has creído estúpido?
-Lo siento es que me gustas, pensé que eras igual a mi
-¿Igual a ti? ¿Qué significa eso?
-Que te gustan los hombres, ¿Qué más? Pero me di cuenta que eres otro buen hombre que se desperdiciara con las mujeres
-Nada de eso, a mí también me gustan los hombres, pero eso no quiere decir que vaya a tener algo contigo.
-Me parecía raro haberme equivocado tanto. Basta, deja de resistirte, que te impide tener algo conmigo o ¿soy feo?
-No, para nada, pero ya tengo a alguien, así que será mejor que te dejes de molestar
Narciso toma rumbo hacia su pieza, Saúl observa como camina rápidamente y se dibuja en su rostro una picara sonrisa.

-¿Qué le hiciste a mi hijo? ¿Lo mataste?
-¿Matarlo? Fíjese que se discriminar entre mi trabajo y mi vida personal. Jamás mataría a alguien
-Pero tú me dijiste…
-Uno dice muchas cosas, pero no por eso deben ser ciertas. Su hijo está vivo, en este momento paso a la sala de recuperaciones, por lo que no podrá verlo, lo mejor es que se vaya a su casa, cuando pueda verlo se le va a llamar para que venga.
Máximo, toma rumbo y deja a la madre de Narciso sola, esta siente una gran pena y quiere desahogarse.
-Nunca quiso hacerle daño a su hermano, el tango se baila de a dos, Sócrates también tiene una cuota de responsabilidad
-Señora mejor cállese, usted sabe que no es así, que su hijo es un tormento para mi hermano que no lo deja tranquilo, ni siquiera tiene la decencia de alejarse de él, mas ahora que mi hermano esta en el monasterio. A todo esto, dígale a su hijo que retome el tratamiento, que si no lo hace el daño es solo para él.
La mujer se da cuenta que contra eso no hay escusa, por lo que agacha la cabeza y decide abandonar el lugar.
Al llegar a su casa, percibe la presencia de un auto en la afueras, al caminar un poco se percata de quien es, se acerca y golpea la ventanilla.
-Señora Diana, ¿Cómo está usted?
-Mejor que tu por lo que veo, bonito auto.
-Se hace lo que se puede ¿Dónde está Narciso?
-¿Ahora te interesa Narciso? Está en el hospital
-¿Hospital? ¿Qué le paso? ¿Dejo el tratamiento?
-¿Ahora te preocupa que tenga su tratamiento? Siendo que tú no lo quisiste ayudar cuando debías, ya que tú le pegaste esa cochinada
-No fue mi intención, yo no lo sabía
-No me importan tus escusas, lo único que te pido es que tengas respeto, no quiero saber que lo fuiste a ver al hospital, si me entero de algo, te echo a la justicia encima por hostigamiento.
Con la cara encolerizada, Diana, la madre de Narciso, lo observa con odio, sin quitarle la vista de encima, lentamente levanta el brazo con el que sujeta su cartera y con esta misma le da un golpe al espejo retrovisor destrozándolo al instante. 
-Que se ha creído mujer de mier….
-Cierra tu maldita boca Saúl, esto no se compara con lo que hiciste a Narciso. Ahora vete.
Diana levanta su cabeza, cruza la calle y entra a su casa. Saúl se baja del auto y recoge el destrozado espejo para luego marcharse del lugar.

Continuara...
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Foto del autor Joaqun Varela Gutierrez
Textos Publicados: 17
Miembro desde: Nov 22, 2009
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Descripción

En este cuento, se relata lo que nunca se dijo sobre Narciso, por todo lo que pas durante el tiempo del internado y los acontecimientos que ocurrieron para que se produjera su extraa muerte, es decir, lo que pas antes de que Socrates recibiera aquella triste carta.

Palabras Clave: SIDA homosexualidad gay muerte

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Creditos: Joaquin Varela

Derechos de Autor: Joaquin Varela


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