Luis y su filosofía simple y hermosa
 
   Tenía cierta simpleza para comunicar sus sentimientos, para trabar a quienes intentaban gambetear su defensa siempre solidaria con los que mas necesitaban.
   No tardamos en congeniar para la joda y el estudio. Naturalmente nos abrimos a los cambios que nuestras personalidades experimentaban en aquel laboratorio de lo increíble.
   Luis ganaba adeptos con su verbo sincero, sin condiciones. Su sensibilidad transmitía sensaciones de grata compañía. Nos juntábamos a estudiar en su casa y entre las milanesas de su vieja y los consejos de su viejo, hilábamos una amistad que se fortalecía desafiando la envidia de celosas individualidades.
   Una mañana al levantar el teléfono, su voz entrecortada me anunció la muerte de su padre. Todos lo acompañamos con el silencio infinito de la incomprensión, pero nos fortalecimos en su dolor, aprendiendo a crecer, aceptando el dificultoso trayecto que la realidad nos invitaba a recorrer.
   Luis creció conmigo, muy cerca en ideas, proyectos y sentimientos. La vida no nos apartó como descaradamente lo hizo con otros. Tensó la cuerda de nuestra resistencia y se rindió a los pies de nuestra flamante bandera.