Caminar por cuadras y cuadras
buscando qué celebrar en este día desamoroso.
Recorrer el asfalto, sentir el aire,
el calor nostálgico de la mañana.
Doblar la esquina
esperando sorpresas,
escuchar las aves proclamando el día.
El zanate que me mira
con ojos de fuego,
que esconde algo y que me acecha;
la tórtola y su vuelo veloz
que se espanta con mi paso distraído
y huye sin que la persiga.
Ellas no saben,
no conocen mi tristeza.
De pronto el cielo,
escampado, tenue de azul
sin nubes, solitario y simple.
El cielo me recuerda a mí,
sin nubes, sin cielo, sin zapatos.
"Caminar distraídamente
es un sano ejercicio"
dicen los que saben de salud.
Y yo camino
con el sano propósito
de curarme las ganas de entristecerme
y del tedio
que siempre viene a medio día,
puntual,
con las heridas más características
de mi acostumbrada soledad.
Caminar cuadras y cuadras
es un despilfarro de libertad.
J. Efren Olvera S.