Si vigilara tus manos desesperadas
no podría imaginar como desatan mis
recuerdos y seguiría inconforme
mirándote distante.
Si pensara tu dolor como un disparo
me tornaría sangre para esparcirla
en tu piel y así evitar la pena de tu silencio.
Si te abrazara con mi canto desnudaría
tu deseo, ferviente de mañanas, desayunos y amor,
y lograría que te acuerdes, cuando estudiaba
las frases de una conquista,
las notas de una canción que transitó mis venas
y enmudeció al despedirte una tarde con el
sabor perpetuo de un café.
 
Jorge Dossi - 17-10-1987