Ventanas
Publicado en Feb 20, 2024
No hay nada más allá del fluído y su gelatinosidad, no hay nada más allá del río para el agua
De pronto, te ves instalado cómodamente en tu prisión personal, tu mismísima alma en plena esencia y efecto no causal, Con suaves y mullidos sillones y ventanas amplias, Y puedes, tienes la libertad de pasar tardes amenas, a veces divertidas, entre la luz de melancolía misantrópica que nace despues de las dos de la tarde, tomando café y sintiendo la culpa Del que no tiene dioses ni reponsabilidades ni deberes ni soles a los cuales hacerles reverencias, Implica renunciar, repudiar derechos, beneficios, amparos, comprensiones, apoyos, empezar a verlos como indigna limosna; Por toda ventana de todo habitáculo del alma se escapan los olores y hedores de su subjetividad, De su cotidianeidad, de su cocinar chocolate o derretir cinabrio en su fuego, de su mero estar ahí en medio de la Nada, Como todo lo que nace, Las ventanas estarán siempre abiertas, más las puertas permanecen todo el tiempo ocultas Los prisioneros no nos sentimos prisioneros por estar en contacto directo con todo por medio de las ventanas, Ése es, incluso, el único contacto soportable con todo que puede llegar a tener el prisionero, el único contacto no letal, no intoxicante, no perjudicial para el alma atrapada en sí misma, Para el alma condenada a tener que ser ella misma. Las ventanas no se cierran nunca y permiten así todo tipo de inundación, sea niebla, lluvia o plena luz del sol. Mirar por las ventanas, así hace el alma, se acostumbra a su prisión cómoda, se queda oculta dentro de ella y es el mejor lugar donde podría estar según lo siente y lo piensa, Se hace cobarde, temerosa, No puede soportar pensar en salir de allí nunca más, Lo que no sabe es que no está completamente oculta ni queire estarlo, por que ¿entonces para qué ventanas tan amplias? Su realización suprema, la de cualquier alma cómodamente atrapada, enferma de seguridad aún siendo ésta falsa, temerosa de abandonar la tranquilidad de estar tras algún cristal, Sería lograr atravesar la ventana hacia afuera, en caso de no poder abrir ni por las buenas ni por las malas la puerta que se encuentre, ya que todas siguen estando ocultas desde siempre y para siempre Abandonar para siempre la seguridad auto otorgada, subir a escarpadas peligrosas montañas, Cada vez más lejos de alguna ventana límite, Cada vez mas verdaderamente libre, Aguantando ventiscas, nevadas, lluvias, hasta hallar por fín entre cimas y abismos la horrorosa cara de la verdad no indulgente ni halagüeña. Siempre será bienvenida una verdad suprema y pura alcanzada a fuera que una verdad doméstica, de visión limitada, maquillada como para fiesta, empollada entre cojines y calientes edredones
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