El miedo
Publicado en Oct 14, 2009
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Paseaba en un viaje en colectivo en la tarde porteña, al fijar la vista en la ventanilla del movedizo medio de transporte, mi sombra se transporta hacia la niñez.

Víctor, alto, imponente, cariñoso con los niños, casi un niño de inocente forma campesina de moverse y de hablar. Simple, manos rústicas.

Esas manos denotan el levantarse a las casi cinco de la madrugada, llevando de compañía el cielo gris azul de los amaneceres y los preparativos para salir a la jornada. Desayuno con sustento de huevos, panes y leche, y así, comenzar el día.

Yo era bastante pequeña entonces, y él me acariciaba y a veces me burlaba cuando me veía llorar, pero casi siempre me abrazaba, con su calidez de hombre bueno.

Vivía en el campo y cuando visitaba la ciudad, se llegaba hasta mi casa. Y a mi, no me gustaba la sopa, entonces, él se ponía una máscara cuya fisonomía ya casi ni recuerdo y me decía: "mirá que viene el cuco".

El no lo supo nunca, y quiza no fue nunca su intención, pero por su gracia conocí el miedo. Un miedo con marcas, que desarrolla alertas, no siempre las necesarias, pero sí las excesivas.

Así fue que dejé definitivamente de tomar sopa durante infinitos años de mi vida. Mi excusa perfecta es que las sopas engordan, al menos las que preparaban en mi casa.

El miedo al cuco. A lo que viene y te previene que algo va a pasar si no haces los que otros te dicen. Qué horror!, era como querer borrar mi derecho a tener pensamiento propio. Pero, siendo tan chica cuál era mi derecho a tenerlo?

Así, viví introvertida y necesité mucha experiencia de vida para recuperar mis ganas de tomar la sopa. Para perderle miedo al cuco. Que todos sabemos que no existe, que es un cuento de niños como tantos cuentos que se le cuentan a los niños.

Ese cuco que te persigue cuando sos adolescente y querés experimentar nuevas sensaciones, tales como el primer beso o tu primera experiencia sexual.
El miedo al cuco. Al que dirán si vos no haces las cosas como otros dicen que las hagas, que son más grandes y saben más que uno.

Me tocó crecer para comprenderlo. No guardo rencor por Victor, siempre lo quise y aún lo sigo queriendo y recordando por sus manos grandes acariciándome la cabeza, con su cuerpo enorme de 1.80 contra mi un metro de altura. Lo veo levantándome en sus brazos y yo sientiendo que me acercaba más al cielo. Lo recuerdo por su sonrisa de niño de campo siendo un hombre grande.

Mi sombra acariciaba las calles de su pueblo natal y en sus veredas se escuchaban las conversaciones que él solía tener con algunos vecinos.

Dónde estarás ahora verdad?. Me gustaría encontrarte aunque sea por un ratito. Pero que estoy diciendo, acabo de verte. Y me encantó haberlo hecho.

Tengo que bajar del colectivo, el bullicio de Bs As me sacude, aún me dura la imagen.
Fedra Kardelén
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Textos Publicados: 32
Miembro desde: Oct 01, 2009
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Descripción

la enseanaza sobre los miedos, las consecuencias de los miedos.

Palabras Clave: miedos sustos prejuicios

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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