"La cerca".
Publicado en Jul 07, 2021
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Desde la tarde que me quedé sin comunicación y salí del calabozo para recibir en el patio un poco de sol y de brisa fresca, la cerca adquirió su dimensión de reto. Cuando regrese al calabozo ya me había quedado la obsesión de la fuga. Mi corazón no estaba resignado a soportar la servidumbre del tiempo detenido. Por eso, el reto de mi vida tenía la forma de esa cerca metálica, de no más de cinco metros de altura enclavada en el patio de la prisión. Del otro lado se encontraba la continuidad del tiempo y la promesa de una libertad azarosa y mezquina. Era mi deber intentarlo. Cada vez que salía al patio durante esa media hora vespertina, mi atención se fijaba en tratar de precisar cuál podía ser el punto más vulnerable de la cerca, según la colocación del guardia y el momento propicio para saltarla. Era una jugada que requería de tres elementos para ser perfecta: ingenio velocidad y testículos. Para no considerar la acción descabellada, debía descartar también la mala suerte. Entre mi propósito de fugarme (y seguramente el de otros presos que caminaban pensativos por el patio) y su feliz consumación, se interponía la dura y atenta mirada del guardia que siempre mantenida el fusil 103 aprovisionado y sin seguro. Era un hombre en el que fácilmente se podían apreciar la fuerza y rapidez de deducción. La única ocasión en que me aproxime con temor hasta la línea límite, marcada unos dos metros antes de la cerca, se escuchó el seco y amenazador grito del guardia ¡Alto! (Supe por otros presos más antiguos, que algúien al intentar saltarla recibo una ráfaga en las piernas.) Después del incidente, hice algunos esfuerzos por cordialidad con el guardia, tratando de este modo ablandar su atención, pero el guardia no permitía el diálogo ni siquiera a distancia. Estaba hecho para ese oficio, sin remordimientos. Lo máximo que obtuve de él, fue que un día me lazara un cigarrillo a los pies desde su puesto. Durante este tiempo mi plan de fuga se quedó en la audacia de lo imaginado. Por mi buena conducta fui transferido del calabozo a una celda colectiva hasta que el almanaque ponga fin a la espera y obtenga la costosa libertad de forma legal y burocrática. Regresaré a esa normalidad calumniada que tanto despreciamos. El tiempo recuperará su perdido sentido, y mis reflejos comenzarán a adaptarse lentamente a la puerta de la ciudad. La memoria de los días inmóviles se desdibujaran. solo algunas noches en un sueño intranquilo reaparecerán la cerca y su reto... Fin
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Foto del autor Miguel Gomez
Textos Publicados: 12
Miembro desde: Jun 24, 2021
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Descripción

historias y vivencias de la vida,

Palabras Clave: realidad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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