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El valor de la familia

Publicado en May 12, 2021

El valor de la Familia.   La Convivencia
La pandemia (Covid 19) que hay desde hace algo más de un año y que afecta a todo el mundo, pocas son las cosas positivas que está aportando, y sí muchas negativas. Dentro de un mismo sector o grupo, pueden ocurrir las dos cosas. En este caso se va a analizar.
La Familia. La Convivencia.
Negativo.
En especial durante el tiempo de Confinamiento. Después al ir levantando este, aunque sigue habiendo restricciones, estos inconvenientes se empezaron a suavizar. Aunque algunos de ellos ya no tienen vuelta atrás. El daño ya estaba hecho. Los ha habido de diferentes intensidades y consecuencias.
Roturas totales. Ya no tienen solución.
Grietas de diferentes intensidades. Hay casos en los que la reparación es posible, si se invierte el tiempo y el deseo suficiente, por todas las partes afectadas. El proceso es largo pero puede llevar a un buen final.
En otros casos el daño ha sido más leve, y el proceso de restauración puede ser más rápido y menos complicado.
En otros de poca transcendencia, la experiencia ha servido para dar un toque de atención a las partes, y saber que hay cosas que no se les daba la suficiente importancia y que hay que cuidar con más atención en adelante.
Posiblemente estén afectados casi todos los miembros de la familia.
Los niños. Aguantar en una vivienda sin poder salir a la calle, al colegio, al parque, a jugar, con la actividad que suelen tener, (tiene tela), para ellos mismos y para el resto de las personas de la familia.
Los adolescentes. Prescindir de sus reuniones, y de estar (con sus colegas), con las sensaciones que empiezan a sentir en sus cuerpos, (propias de la edad), no son fáciles. Frecuentemente afloraba la rebeldía, el enfado y la protesta. Aunque posiblemente sea la edad menos afectada, cuentan con móviles y ordenadores (casi todos los tienen), buscan el desahogo en las redes sociales.
La edad entre los 18 y los 30 años, posiblemente la más inconformista, y la que menos respetara las normas. La mayoría tienen pareja, y las redes sociales no son suficientes. Necesitan más… convivencia.
Los padres. Estos se llevan la peor parte. Tienen que lidiar con todos los caso antes expuestos, y además, la convivencia entre ellos puede ser más complicada. La mayoría de las parejas que conviven, en su día a día, cada uno va por su lado “ambiente, amistades, trabajos, horarios, libertades, costumbres, diferentes. Cuando se ven o conviven es al final del día, hay más ganas de compartir la vida misma, y hay poco tiempo para el enfado o aguantarse las cosas que no gustan a cada uno de la otra parte (eso ocurre en casi todos los casos), y ahí empieza el conflicto, que en bastante ocasiones, una vez que se abre el melón, ya no es posible cerrarlo, hasta que se termina.
Los abuelos. Al estar la mayoría jubilados, necesitan salir y que les dé el aire, andar, hacer ejercicio, pasar por sus centros de entretenimiento. Pero sobre todo, necesitan el contacto frecuente con sus familiares, hijos, nietos. Esto les hace mantenerse ilusionados, esperando que llegue la hora de llevar o recoger a sus nietos a los colegios, o de visitarles en sus casas, o de recibirles para compartir con ellos, el tiempo, la comida, el cariño. Privarles de estas cosas, puede llevarles a perjudicar su salud, física y psíquica, en especial la ilusión de la vida, que es lo mejor que les queda.
Positivo.
Hay menos cosas, pero no así menos importantes. Enseña a valorar lo que no se tiene, esas cosas que hemos mencionado como negativas. Al volver a disfrutar de ellas la intensidad con las que se viven es diferente. Y una cosa muy importante que no se ha mencionado. “La libertad”, algo tan sencillo que no se le ha dado valor en tiempos normales, y que ahora adquiere un valor extraordinario.
En ninguno de los dos casos, son generalizados, pero los casos han existido en mayor o menor medida.

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