Camina el hombre quieto y sin apuro, casi no podía con su alma.
Le queda algo por hacer, antes de emprender el fatídico camino que lo llevará seguramente a uno de los infiernos de Dante, si realmente el creía en algo, era sin lugar a dudas en que su alma estaba condenada al castigo eterno, aunque muy en el fondo sabía, y estaba completamente seguro que no hay tal cosa como la condenación al infierno "para siempre".
Mientras continuaba moviéndose día a día, sin saber cuanto de su esfuerzo es suficiente, sus preocupaciones no mejoran, y muy en el fondo deseaba una completa extención de si mismo, más allá de la muerte...
No obstante una cosa le queda por hacer, se armó de coraje, lo ensayó una y otra vez, emprendía el camino día con día, sin embargo al llegar titubeaba... y volvía a aquella banca junto al mar...