Me dispongo a apreciar la noche, y con el termino apreciar me refiero a el silencio, y no a la oscuridad. Pero dejo la primera palabra para después. Creo que todo ser humano le tiene miedo a la oscuridad, porque cuando la imagina, su inconsciente en realidad refleja el abandono, el frio, la soledad y el miedo real se convierte en el miedo a que eso le suceda a uno mismo, quedarse solo, con frio, abandonado. Quizás, profundizando más, este el primer miedo inconsciente en el nacimiento, solamente que por claras razones no lo recordamos ni podemos canalizarlo, solo lloramos impulsivamente. Ahora si. Aprecio la noche en realidad por el silencio como antes mencioné, y a diferencia de la oscuridad, éste en la noche es sinónimo de calma, en la que los ruidos cotidianos causados por el ser humano se disminuyen y es posible escuchar los grillos, quizás alguna bandada de pájaros grandes que pasan cerca, y nuevamente lo natural se relaciona con el bienestar, y ni hablar si este silencio proviene de una noche en el campo, en donde además de apreciar los sonidos naturales, se tiene una vista completa de las estrella y sumado a ese olor característico del campo que lo hace realmente algo Argentino y natal. La calma de la noche es interrumpida por un ruido causado por el humano, un auto, para mi persona, un Renault 12, que en mi creo reconocer el sonido, por haber tenido cierto tiempo uno y saber apreciarlo por ser mi primer auto y además, como más importante, porque realmente lo obtuve con mi pleno esfuerzo y voluntad. Saliendo de lo material, que poco importa, me pregunto quién iría en ese auto, ¿una persona adolescente quizás, un adulto, o alguien de la tercera edad que aún le permiten manejar? ¿Estará esta persona pasando en su presente por el estado de la felicidad?, ¿tristeza?, ¿Irá despreocupado? O lo habrán llamado recientemente por un problema familiar espontaneo y no se encuentra ni va manejando con calma, sino con miedo, ansiedad o estrés. Esto me hace recordar mencionar que nunca sabemos realmente qué situación está transitando cada ser humano, solamente sabemos qué situación estamos atravesando nosotros, y hasta creo de hecho, que en ocasiones nos mentimos a nosotros mismos, y afirmamos encontrarnos en un estado de bienestar que en realidad es otro, contrario.  Es que, claramente siempre va a pesar más la tristeza que la felicidad, el ser humano siempre se muestra libremente cuando está pasando por un estado de felicidad, mientras que si está pasando por un estado de tristeza, lo va a intentar disimular, para que las demás personas, no lo noten. Un error, obvio. Ya que ningún ser humano debería esconder la emoción que está atravesando. Siempre deberíamos actuar empáticamente ya que desconocemos que momento está atravesando la otra persona, y sería algo egocéntrico actuar en base a nuestro estado de ánimo siempre ya que lo haríamos por impulso y cometeríamos errores de los cuales después puede venir la culpa. Mientras que actuar con empatía, no solo genera bienestar sino que también te convierte en una persona más confiable y altruista.