En el gris de una tarde cualquiera
se puso a llorar Contursi el amor que no fue.
Esta hecha Buenos Aires de amores sin florecer.
De Marías que retornan cada otoño para
atormentar melancolias.
De Margó que allá en París fue magnolia perdida.
Mujeres nuestras enamoradas de la vida,
instaladas en los versos anhelantes de caricias.
Como aquella Milonguita borracha de cabaret.
Como aquella Cachadora que paseaba en vuaturé
Dignas damas de la carne, embelesadas aunque
lluevan desaires, dubitativas y esperanzadas
justificando rosales.
Como aquella Flor de Fango que farreaba entre los
tangos su estatura de mujer.
Como Margot abrazada a magnates y bacanes
en aquellos reservados del Petit y del Julien.
Mujeres de cepa profunda, de la inefable tristeza
y la ternura fecunda.
Como Madame Ivonne con su pena de nieve.
Como Grisel y Malena hermanadas en pena.
Amarlas junto al alcohol es triunfo de la poesía.
Sentirlas en bandoneón es respeto y estima.
Mujeres de la ciudad son palomas peregrinas.
Musas eternas del tango, el amor y la desdicha.
 
Jorge Dossi - 1990