Alucinadas imágenes del amor que te robé
torturan mi sueño.
El destino se abrió en abanico: una cárcel y la fuga
son caminos elocuentes.
La indignidad hace trampas y se torna inclemente.
Soy algo que lastima, que tropieza con sombras pasadas.
Condenado a lamentos de muertos anónimos.
Me acosan serenatas y novias abandonadas.
En este deiserto estructural busco memorias desalmadas,
malos ejemplos.
Me emparento obligado con el dolor de una lágrima que
brota ante insultos intencionados.
Blasfemo demasiado, celebro las derrotas del amor y festejo
el cuerpo de mujeres que fabrican placer artificial.
Soy un domingo de fracasos, un estimulante idolatrado.
Recorro los espejos y trepo a los campanarios.
Me recomiendan morir como un poeta, con un poco de
sangre en los labios.
Hasta cuando me animaré a sufrir la soledad con entereza.
Hasta cuando cumpliré mandatos fantasmales como actos de ofrenda.
Soy el que camina cerca de los hospitales tentándo a los suicidas.
Estoy enamorado de una enfermera histérica que no atiende mis llamados.
 
Jorge Dossi - 1990